La oportunidad de diseñar un nuevo centro de artes escénicas fue precipitada por dos decisiones importantes: la selección de un sitio extraordinario que remata el acantilado que domina el distrito histórico de almacenes y el nuevo distrito de entretenimiento, que ofrece una vista de 180 ° del horizonte; y la decisión de construir dos salas dedicadas para sinfonía, ballet, ópera y teatro.
El centro de Kansas City, ubicado sobre una meseta, se extiende hacia el sur hacia un acantilado desde donde desciende, abriéndose a una vista expansiva, que se acentúa aún más por el paisaje plano de la pradera. Al norte, se ve el drama del horizonte del centro con su cuadrícula de calles que enmarca la propiedad y el Centro de Convenciones de Kansas City.
Los pasillos son atendidos por una serie de balcones de acceso que dan al gran salón, formando dos anillos cónicos apilados de yeso blanco. Las miles de personas que se mezclan antes y después de las actuaciones y los intermedios son teatralmente visibles entre sí. Por lo tanto, el gran salón con sus balcones circundantes es un contrapunto a los teatros dentro; El teatro del ámbito público, donde el público celebrante es visible para el barrio sur de la ciudad.
Desde el principio, queríamos una sala que fuera íntima y en la que el público se involucrara con los músicos en un sentimiento de abrazo. En lugar de la tradicional relación frontal de escenario y audiencia, rodeamos a los creadores de música con el público. Con el recuento de 1.600 asientos, que hace posible una gran intimidad, nos esforzamos para que cada persona experimente la música sin un balcón o techo por encima de ellos.
También queríamos que la experiencia espacial dentro del salón evocara el diseño exterior del edificio. Por lo tanto, la geometría abanicada de la fachada norte se repite en el interior, apoyando la disposición escultórica del órgano dentro de ella; Cuando llega al techo, se ramifica, formando tragaluces que permiten que la luz del día y el sol penetren y se reflejen en el órgano.
En contrapunto a la cálida intimidad de Helzberg Hall, el Teatro Muriel Kauffman es festivo y exuberante. Los tres balcones envuelven el pasillo en un recinto en forma de herradura. Cada balcón se divide en una serie de pasos en cascada desde el balcón trasero central hasta las cajas individuales a cada lado del escenario. Los pasos mejoran las líneas de visión y proporcionan una sensación de intimidad y conexión con la acción en el escenario. Las balaustradas de los balcones son una reinterpretación contemporánea de los balcones dorados, brillantes y con velas de los teatros de los siglos XVIII y XIX.
Las luces se reflejan a través del recinto con forma de cristal para formar una superficie en forma de araña en constante cambio. El recinto acústico de la sala está compuesto por paredes onduladas, con forma de barriles verticales apilados y diseñado por Toyota para una óptima reflexión del sonido.
Para integrar estas formas en el conjunto, una serie de listones proporcionan una carcasa similar a una pantalla. Una serie de murales, concebidos y diseñados por los estudiantes del Instituto de Arte de Kansas City, están pintados e iluminados directamente sobre las estructuras acústicas. El efecto general es de un mural dinámico, rico en rojos, verdes, azules y amarillos, fundido en la geometría de la habitación.
Información del proyecto
Arquitectos: Safdie Architects
Ubicación: Kansas City, Estados Unidos
Arquitecto Asociado: BNIM Architects
Año: 2011
Fotografías: Tim Hursley, Michal Ronnen Safdie
Tipo: Cultural, Teatro, Ópera
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