RESUMEN
En el presente reporte se expone la información de una roca con petroglifos que consideramos vinculada culturalmente a la sociedad Chancay 2 . Esta sociedad de la costa central andina ha sido estudiada a partir de sus manifestaciones materiales en alfarería y textilería, además de sus costumbres funerarias; sin embargo es poco lo expuesto aún respecto a sus manifestaciones rupestres. En este trabajo también se informa brevemente sobre la presencia de rocas en contextos funerarios Chancay, considerando necesario un estudio detenido que aborde la importancia ideológica vinculante entre este tipo de material y la idea de muerte en esta sociedad andina.
ZUZAMMENFASSUNG
Im vorliegenden Bericht werden die Informationen eines Felsens mit Petroglyphen freigelegt, die unserer Ansicht nach kulturell mit der Chancay-Gesellschaft verbunden sind. Diese Gesellschaft der zentralen Andenküste wurde anhand ihrer materiellen Manifestationen in Töpferwaren und Textilien zusätzlich zu ihren Bestattungsbräuchen untersucht. Es ist jedoch in Bezug auf seine Gesteinsmanifestationen noch wenig exponiert. Dieses Papier informiert auch kurz über das Vorhandensein von Gesteinen in Grabstätten von Chancay. In Anbetracht dessen, dass eine sorgfältige Studie erforderlich ist, die die verbindliche ideologische Bedeutung zwischen dieser Art von Material und der Idee des Todes in dieser Andengesellschaft anspricht.
ABSTRACT
In the present report the information of a rock with petroglyphs that we consider culturally linked to the Chancay society is exposed. This society of the Andean central coast has been studied from its material manifestations in pottery and textiles, in addition to its funerary customs; However, it is still little exposed with respect to its rock manifestations. This paper also briefly informs about the presence of rocks in Chancay funerary contexts, considering that a careful study is necessary that addresses the binding ideological importance between this type of material and the idea of death in this Andean society.
1. Introducción
Debido a su cercanía a la ciudad de Lima y, por consiguiente, a diversos centros de estudios, la bahía de Ancón ha sido objeto de investigaciones arqueológicas en muchos aspectos; sin embargo el reconocimiento de manifestaciones rupestres no ha sido prácticamente mencionado en la bibliografía especializada.
Para la disciplina arqueológica la investigación sobre la evidencia rupestre plantea muchas problemáticas, es sin duda una de las áreas con mayores carencias en cuanto a información y métodos de análisis. Una de las mayores dificultades radica en la reconstrucción cultural y funcional de la roca debido a la casi imposibilidad de encontrar un contexto intacto. Para nuestro estudio nosotros hemos considerado cinco niveles de análisis: a) el emplazamiento geográfico ambiental, b) la asociación arqueológica cercana a la roca, c) la configuración formal de la roca, d) la consistencia material y, e) la expresión cultural representada. También es necesario aclarar, para evitar confusiones, algunos términos que usaremos constantemente:
Forma. Apariencia externa de algo. La forma visual considera ancho, alto y profundidad, además de línea, proporción, etc. (Hesselgren 6).
Figura. Forma visual que se experimenta simultáneamente como un todo. (Hesselgren 30).
Perfil. Es la arista perimetral de un plano o un volumen; sirve para identificar la forma de un objeto. (Ching 36).
Imagen. Representación visual de algo real o imaginario. El diseño es una imagen ideada, es decir una representación que expresa ideas en su forma.
Faceta. Cara o superficie de un poliedro o volumen, generalmente delimitado por una arista o perfil.
Planteadas estas consideraciones se puede abordar (en general) el estudio preliminar de una roca con manifestaciones rupestres.
2. El petroglifo
Emplazamiento
Ancón se encuentra entre las cuencas del Chancay y del Chillón, limitada hacia el oeste por el Océano Pacífico cuyas aguas se extienden hasta su línea de playa que forma una bahía a modo de ensenada; hacia el este se encuentra rodeada de arenales y dunas que cubren incluso los pequeños promontorios cercanos. Muy cerca del antiguo muelle aún quedan restos de un manantial que evidencia filtraciones de agua de subsuelo, sin duda necesaria para la presencia de la vida en este contexto; otro recurso para la subsistencia humana fue sin duda la riqueza marina de las aguas frías de la bahía, tanto a nivel de peces como de moluscos y mamíferos.
Las singulares características medioambientales mencionadas pudieron sustentar la presencia del ser humano en este contexto durante largos períodos, de hecho en Ancón se identifica una de las primeras ocupaciones en la costa andina lo cual se evidencia en grandes conchales, la presencia de cerámica temprana y la existencia de edificaciones rústicas de pobladores locales.
Figura Nº 1. Foto aérea de la Necrópolis de Ancón. Se distingue en la parte inferior la antigua vía férrea y el pueblo de pescadores, a la izquierda la playa y, en la parte superior derecha parte de la antigua muralla al norte, cerca de la cual se encuentra el petroglifo (señalado en el círculo). Fuente: Servicio Aero fotográfico Nacional, 18 diciembre de 1942.
Asociación arqueológica y su contexto
Uno de los cementerios más conocidos es el existente en Ancón, aunque es necesario indicar que este sitio posee ocupaciones anteriores, la extensión de la llamada Necrópolis ha sido sectorizada por diversos investigadores en distintos momentos incluso intentando asociarla a una respectiva antigüedad. Nos interesa recopilar algunas descripciones respecto al área cercana al petroglifo hallado:
En el plano de Ancón publicado por Reiss y Stubel (1874) el sector de estudio se ubica al norte de la necrópolis cerca al muro norte que delimitaba el sitio y que en el plano aparece con la inscripción: “Hard gravel with sand and without graves”, y cerca a “A few graves”. Esto ha sido ratificado por un croquis publicado por Villar Córdova (1935: 224) en donde el sector se ubica al sur de la “doble muralla y trinchera de piedra”, en un lugar en donde se anota “cerámica de Chancay”; lo cual coincide con las observaciones en campo y podemos asociarla, de manera muy preliminar, con la sociedad Chancay.
Otra observación de este sector es la que ofrece Carrión: “El sector más vasto con cientos de tumbas es la llanura frontal a la ribera del mar, en la cual se levantan montículos de hasta 7 metros de altura, formado por grandes masas de arena movilizada por residuos de cocina, conchas y otros materiales marinos” (1953: 49); según el croquis publicado se ubica al sur del “cementerio moderno” Croquis de las grandes necrópolis de Ancón (1950) Archivo del Museo Nacional de Antropología y Arqueología. Se encuentra actualmente a 500 metros de distancia en línea recta con relación al litoral marino.
Estudiando la fotografía aérea 3 de diciembre de 1942 (Fig. Nº 1) podemos distinguir que el lugar de emplazamiento se halla dentro de la Necrópolis, al sur de la muralla recta inmediata al cementerio moderno. No se aprecian edificaciones visibles en superficie aunque si ligeras variaciones en la valoración del suelo por lo que deducimos que son los montículos bajos cubiertos de arena 4 .
Aunque es muy posible que la roca ha perdido su ubicación y posición original, consideramos por contexto de sitio esta pudo asociarse con espacios funerarios o tumbas tardías al borde de uno de los montículos bajos; sin embargo esto aún tiene que ser evaluado pues en la actualidad todo el sector se encuentra lamentablemente en continuo proceso de alteración y destrucción por distintas causas antrópicas.
La roca fue hallada en posición horizontal totalmente descubierta sobre la superficie del suelo arenoso (Fig. Nº 2) y con la faceta trabajada con grabados expuesta (Fig. Nº 3). Se ubica a ciento cincuenta metros al sur de un cementerio moderno y en medio de una pequeña explanada emplazada entre unos montículos de baja altura; en los alrededores no se encontraron escombros modernos, solamente algunos tiestos de cerámica tardía y restos malacológicos marinos.
Hacia el norte, a unos 30 metros, se encontró también aislada una roca trabajada a modo de batán. Por las observaciones se puede inferir que la roca, materialmente no pertenece al lugar y fue trabajada, y posteriormente trasladada hasta el sitio para su funcionamiento social y, por hechos posteriores ha sido removida y descontextualizada. Durante el registro se evitó tocar la roca, por lo que no sabemos si en su faceta posterior (la que se apoya en el suelo) existen más grabados.
Estructura material y formal
Roca es una granodiorita con gran cantidad de cuarzo y feldespato por lo cual posee una tonalidad clara, la que destaca dentro del contexto superficial del sitio que es un arenal; además la roca se encuentra en superficie, aparentemente aislada de cualquier contexto estratigráfico. La roca es de forma alargada, sus medidas son 143 centímetros de largo, un ancho máximo de 55 centímetros y un espesor máximo de 30 centímetros, aunque su espesor casi continuo es de 20 centímetros. Podemos considerar preliminarmente que su peso se estima entre 300 y 400 kilogramos.
Podemos dividir formalmente la roca en dos partes (Fig. Nº 4), una superior casi con forma de un paralelepípedo con facetas, que son en las que se encuentran las figuras grabadas y, otra inferior casi cónica inversa, alargada, que remata en una punta sin grabado alguno y de textura áspera.
Esta evidente división formal puede deberse a la función que podría cumplir; de esta manera al examinar visualmente la roca, podemos concluir que esta fue escogida de acuerdo a la función que iba a cumplir la cual creemos fue la de ser un marcador visual hincado en una superficie y, la de ser soporte de las figuras trazadas en la parte superior de ella (Fig. Nº 5).
El criterio de considerar una parte como superior con respecto a la otra inferior se desprende del análisis de las figuras en general figurativas y que siguen un orden realista, de arriba y abajo en función a las formas naturales y la gravedad; esto sin embargo no excluye que este orden sea solo preliminar.
En la parte superior de la roca presenta dos grandes facetas (una frontal y otra posterior) rodeada de dos pequeñas facetas laterales alargadas, una faceta superior (algo destruida) y una inferior que empalma con la parte inferior de la roca ya descrita.
La faceta superior posee algunos trazos muy deteriorados, en particular es reconocible un círculo con punto central.
La faceta frontal (Fig. Nº 6), que es donde fueron trazados las figuras, posee una forma general casi triangular, siendo el ángulo inferior segmentado casi dentado con una pequeña protuberancia original de la roca; posee aproximadamente un perímetro de 1.84 metros y un área de .19 m2.
Se ubican dentro de esta faceta (aunque las imágenes se extienden invadiendo la pequeña faceta superior) hasta once figuras muy cercanas entre sí, alternando formas naturalistas (un personaje y aves) y geométricas (círculos). La descomposición mínima de las figuras segrega una serie de rasgos compuestos de líneas que varían su ancho y además pequeñas áreas trabajadas por percusión suave.
La distribución de las mismas al parecer sigue un orden sobre el eje más largo de la roca existiendo un grupo de figuras muy similares pero de diferente tamaño (zoomorfas) en la parte superior y una figura compleja (antropomorfa) la inferior; completa la escena una agrupación de círculos en disposición de cruz alargada.
La técnica de trabajo es el percutido de poca profundidad, es decir, extrayendo la capa superficial de la roca que por desgaste es más oscura y exponiendo la parte interior de la misma, mucho más clara. Los trazos son por lo general del mismo espesor que en promedio es de 1.2 centímetros de ancho, por lo que deducimos que el instrumentos percutor tenía este mismo ancho. Algunas zonas han sido trazadas delineando inicialmente el perfil de la figura y completando los espacios internos, de tal manera que pudieran ser áreas percutidas más extensas.
Finalmente la faceta lateral derecha (considerando la frontal) posee a su vez cinco concavidades (Fig. Nº 7) de cuyos diámetros lindan entre los tres y cinco centímetros aproximadamente y cuya profundidad no supera los tres centímetros; estas concavidades se disponen siguiendo una forma de gancho o letra “J” invertida lateralmente.
Expresión cultural
En la faceta frontal podemos identificar las siguientes figuras (Fig. Nº 8), todas manteniendo una separación con respecto a las aristas, exceptuando con la faceta superior en donde al menos una figura parece continuar:
-Figura 1. Abajo a la derecha, cuatro círculos de igual diámetro, todos con punto central y que se disponen opuestos, tanto de manera horizontal como vertical (más separados). Algunos trazos parecen vincular al menos los tres círculos superiores.
-Figura 2. Abajo a la izquierda, una figura casi simétrica que básicamente es un cuadro con interior sin percutir y con cuatro apéndices que se proyectan de sus esquinas, dos hacia abajo y los otros dos hacia arriba con una ligera inclinación lateral. En el lado superior del cuadro una franja se proyecta hacia arriba en forma circular.
-Figura 3. De un área central se expanden cinco apéndices, dos inferiores casi verticales de la misma longitud, un apéndice izquierdo a modo de triángulo invertido que se desprende desde uno de sus ángulos, un apéndice superior corto en forma ojival; el apéndice superior derecho es el más complejo pues se desarrolla en forma de “S” invertida o “serpentiforme” y termina disminuyendo su ancho hasta rematarlo en un círculo, del cual se desprende a su vez, otra línea que remata en un círculo con punto central, similar a los de la figura 1. Hay que indicar que una pequeña área sin percutir se ha dejado a mitad del apéndice en “S” invertida y, que a partir de este punto la figura traspasa la arista de la faceta y continúa en la superior.
-Figura 4. Repite de manera muy similar la figura 3, aunque es de menor tamaño y no se ha podido observar su continuidad en la faceta superior, quizás por destrucción.
-Figura 5. Forma compleja a partir de un área de la cual se desprenden dos apéndices largos en forma curva, una de las cuales, la derecha, se ramifica.
Materialmente la roca se encuentra íntegra pero expuesta a la intemperie y se distinguen algunos golpes por acción mecánica que han roto algunas partes de la superficie de la misma.
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Figura Nº 2. Vista lateral de la roca con petroglifos de Ancón
yacente sobre la arena.
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Figura Nº 3. Faceta superior central de la roca con las figuras grabadas por percusión de poca profundidad.
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Figura Nº 4. Esquema formal de la Roca de Ancón en donde se indica facetas y figuras.
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Figura Nº 5. Hipótesis de emplazamiento de la roca y escala comparativa.
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Figura Nº 6. Detalle de figuras percutidas de la faceta principal.
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Figura Nº 7. Detalle de las concavidades en la faceta lateral derecha.
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Figura Nº 8. Figuras registradas en la roca a la misma escala.
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3. BREVE DISCUSIÓN
Sobre los cementerios Chancay
En los grandes asentamientos arqueológicos de las sociedades costeñas (llamadas por los cronistas yungas) es muy recurrente que exista un sector de funciones funerarias, lo que de manera general se denominan cementerios; en los grandes sitios de filiación Chancay estos cementerios son de gran extensión siendo los más conocidos los de Laure, Pisquillo Chico, Tronconal, etc., todos ubicados en el valle de Chancay; aun así los cementerios asociados a esta cultura han sido identificados en otros valles, como Cerro Colorado en el valle de Huaura, o al sur, en el valle medio del Chillón, en Macas, e incluso, en Sapallar (hoy llamado Zapallal) a tan solo 10 kilómetros al sur de Ancón. Sin embargo, el lugar más conocido por presentar entierros Chancay, aunque no de manera exclusiva, es Ancón. La importancia arqueológica de este sitio ya ha sido mencionada pero conviene considerar algunas características que puedan servir para identificar los cementerios Chancay.
Una característica importante en los asentamientos es la clara delimitación de un sector reservado para fines funerarios, estas extensiones pueden llamarse cementerios, y aunque pudiera existir cierta controversia por superposición de estratos u ocupaciones posteriores, podemos indicar que los Chancay reservaban espacios casi exclusivamente para entierros y las actividades que se generaban en torno a la muerte; de esta manera, las edificaciones y demás objetos incluidos en estos espacios, pueden haber estado incluidos dentro de un uso funerario.
Otro aspecto necesario de abordar es la gran variedad de tipos de tumbas que existen y que se construyen en el subsuelo aunque por algunas referencias podemos inferir que existieron elementos visibles en la superficie y cuya función aun no esclarecida le estamos dando la denominación preliminar de marcadores. Al respecto cabe la observación de Agurto registrada en la ficha, Chancay 23 I Nº 14 G010, del cementerio ubicado en las Pampas de Jecuán, en Chancay, aquí se describe: “las tumbas parecen estar señaladas o “marcadas” por una madera. Encontramos una en pleno proceso de excavación, en la cual existía un horcón colocado en la parte central. Como hay muchas de estas maderas regadas por todo el cementerio, es de suponer que en todas las tumbas o en parte de ellas, existía una madera hincada en la parte central marcando la tumba” (Agurto 1974). Otros objetos que pudieron haber servido de marcadores quizás ya no existan al haber sido destruidos o eran de materialidad tan frágil que se destruyeron con facilidad.
Sobre las rocas en los contextos funerarios
Aunque los objetos de roca no son abundantes, si cabe mencionar su existencia en los grandes cementerios de diversa forma. Hemos encontrado de manera superficial hasta tres tipos de roca que debido a su ubicación o interpretación cultural, pudieron existir al interior de los cementerios. Estas son:
-Marcadores de tumbas. Ubicadas en la parte superior de las tumbas; pueden ser de grandes dimensiones, cortadas de forma paralelepípedo (Fig Nº. 10), muy pesadas y traídas de canteras ajenas al sector funerario. Destacan en el terreno del cementerio por su textura, color y forma. Un ejemplo lo vemos aun en el cementerio de Chancayllo (Fig. Nº 9). En el inventario de Santiago Agurto se describe esta conformación en la ficha Chancay 23 I Nº 14 F01, ubicado en Chancayllo e identificado como un cementerio; según la descripción se puede distinguir: “…en la parte superior parece ser que hubo grandes piedras en cada una de las tumbas a la manera de estelas.” (Agurto 1974). Creemos que este sitio es el identificado por nosotros como Chancayllo el cual está ubicado en las faldas arenosas del cerro del mismo nombre muy cercano al mar y del cual presentamos una fotografía ratificando esta observación hecha por Agurto.
Otras veces, ya no existen estas rocas tipo estelas, como menciona Agurto, sino que existen rocas erosionadas o con grandes concavidades, las que sin duda destacan por su extraña morfología. Al respecto quedan algunos testimonios como los de Lothrop y Mahler al describir el sitio que denominan Zapallan (Sapallar) y que al parecer daban un aspecto distintivo al orden espacial del sitio: “great volcanic boulders of irregular shapes with grinding troughs worn in their upper surfaces…” (Lothrop y Mahler, 1957: 3), unas rocas que también fueron reportadas en Ancón, precisamente en el sector del hallazgo motivo de esta nota, en donde “thirty similar “nether mil stones” in the northern part of the necrópolis the Ancón” (Lothrop y Mahler, 1957: 3). Actualmente en el actual poblado de Zapallal existen entre las modernas casas, algunas rocas erosionadas de manera caprichosa y que pensamos pudieron ser parte del paisaje conformante del sitio original (Fig. Nº 11). También en algunas tumbas de Pisquillo Chico, en el valle medio de Chancay, se pueden apreciar rocas con este tipo de erosión (Fig. Nº 12).
Finalmente en otras regiones de la costa se ha reportado el uso de rocas como marcadores, tal como lo sugieren algunas reconstrucciones en el Museo Antonnini en Nasca en donde se las denomina “señales de tumba” y son representadas como cercos de baja altura con una roca pequeña en el centro, generalmente un canto rodado; las tumbas corresponderían al Horizonte Medio.
-Huancas. Ubicadas en el acceso al cementerio y articulándolo con el resto del asentamiento o circuito funerario. En particular hace mucho tiempo hemos distinguido una en el sector de acceso al cementerio de Pisquillo Chico y que coincide con el centro planimétrico de todo el asentamiento. Se trata de una gran roca de granito de más de tres metros de largo que calculamos debe pesar más de siete toneladas, y que actualmente se encuentra caída (Fig. Nº 13). La función de estas grandes rocas en general se desprende de la documentación de los llamados extirpadores de idolatrías, como el padre jesuita, Pablo Joseph de Arriaga, quien publicó en 1621 el libro La extirpación de Idolatría en el Perú (republicado en 1920 por Horacio Urteaga a través de la Imprenta San Martí y Cía.). En sus descripciones menciona la función de una huanca:
- “Chíchic o Huanca llaman a una piedra larga que suelen poner empinada en sus Chácaras, y la llaman también Chacrayoc, que es el Señor de la Chácara, porque piensan que aquella Chácra fue de aquella Huaca, y que tienen a su cargo su augmento, y tal como la reverencian, y especialmente en tiempo de las sementeras le ofrecen sus sacrificios” (Arriaga 1621)
Es innecesario aclarar que la huanca que señalamos no domina una plantación, pero en cierta medida es un referente ante un espacio que analógicamente puede ser similar al vincularse con el subsuelo y la articulación con otro nivel de existencia, en todo caso su existencia no puede ser soslayada.
Sobre los petroglifos
Son muy escasas las investigaciones sobre petroglifos asociados a la sociedad Chancay, por lo general son menciones que obvian mayores asociaciones culturales y se centran en el estudio material del objeto rupestre; como habíamos indicado es muy difícil asegurar la cronología y funcionalidad de las rocas con petroglifos al ser generalmente objetos expuestos y haber sufrido grandes problemas de conservación.
Una de las primeras observaciones sobre el petroglifo de Ancón es que a diferencia de los contextos rupestres en ecosistemas de lomas en Chancay, en donde existen pinturas rupestres, la roca de Ancón presenta sus grabados por percusión, lo cual es una técnica utilizada en los petroglifos existentes en el valle (Caqui) o las quebradas adyacentes (Quilca, Totoral, etc). Es necesario indicar que debido a que la técnica de percusión utilizada es muy superficial y a que la pátina original de la roca no posee un alto grado de oxidación por intemperismo, los diseños no son muy visibles por contraste, lo cual no coincide con los petroglifos existentes en la cuenca del Chancay.
Existen algunas figuras coincidentes con otros petroglifos del valle del Chancay, como el que presentan las figuras 1 y 3, en donde forma parte de una figura mayor, nos referimos a un círculo con punto central; esta figura existe representado también en los petroglifos de Quisque A , sitio en donde se asocia a las imágenes figurativas de humanos y camélidos; en el caso de la roca de Ancón se asocia a aves de pico largo. Podríamos considerar que este círculo con punto central, (debido a su ubicación en los petroglifos) es un elemento asociativo y coexistente a las imágenes figurativas (sean antropomorfas o zoomorfas) por lo cual debe corresponder a la representación (o al menos la interpretación) de una realidad, consideramos espacial o geográfica.
Aunque es muy aventurado referirse a un lugar geográfico específico, como un lugar de encuentro o descanso, podríamos pensar que este elemento vinculante pudiera ser un manantial o pozo de agua dulce, representado en planta como un círculo y su punto de afloramiento como un punto. Esto ocurre en Quisque en donde existían manantiales y era paso obligado de llameros, y también puede pasar lo mismo con Ancón y su manantial, hoy casi seco, e indicaría también la fauna marina dependiente del mismo. Hay que recordar además que dentro de la simbología andina la palabra chaupin se traduce como centro del centro, y se representa como un círculo con punto central.
Otra observación es que, aunque coexisten las imágenes figurativas (antropomorfas y zoomorfas) con las concavidades, ambos tipos de trabajo rupestre se encuentran en facetas independientes; esta separación se repite en otras rocas de la costa central, como en la gran roca existente cerca al poblado de Chontay, o en Antapucro (Alvino 2016), ambos en el valle medio de Lurín, aunque también se debe mencionar que tanto concavidades como figuras se pueden encontrar en una misma composición como en Checta (valle medio del Chillón); con todo, es necesario indicar que la gran cantidad de rocas con concavidades en la cuenca del Chancay presentan solo este tipo de trabajo rupestre, algunos ejemplos se encuentran en Lumbra, Quilca, Totoral, Chala, etc. No sabemos aún la razón de esa segregación o coexistencia en una misma roca de estas dos formas de trabajo rupestre.
4. CONCLUSIONES
La roca de Ancón posee una forma adaptada a un uso expositivo de las representaciones rupestres que posee las cuales son originales y corresponden a dos tipos: Petroglifos figurativos y concavidades; ambas trabajadas en facetas diferentes.
Preliminarmente asociamos la roca a fines funerarios por el contexto de sitio y al período Intermedio Tardío correspondiente a la sociedad Chancay.
Las figuras grabadas son similares a los diseños textiles al representar fauna litoral, lo cual la vincula estilísticamente con la sociedad Chancay, además consideramos que todas las figuras son contemporáneas y exponen una composición única basada en una temática mitológica cuyo discurso narrativo desconocemos aún.
Existe un gran campo de estudio sin investigar que permite entender al ser humano de la antigüedad en asociación a las formas naturales circundantes, entre ellas las rocas, y como culturalmente fueron interpretadas e incluidas en su entorno y actividades sociales; creemos que los petroglifos son manifestaciones de esta asociación y que permitía desplegar sus cualidades de permanencia, comunicación y memoria.
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Figura Nº 9. Gran cantidad de rocas como marcadores
en el cementerio de Chancayllo.
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Figura Nº 10. Roca cortada en forma de paralelepípedo.
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Figura Nº 11. Roca erosionada sobre montículos de guijarros aún existente en el antiguo sitio de Sapallar (hoy Zapallal). La forma tridimensional se asemeja a la cabeza de camélido y ha sido dispuesta sobre una roca aflorante que sirve de apoyo. |
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Figura Nº 12. Gran roca erosionada existente en el cementerio de Pisquillo Chico. |
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Figura Nº 13. Huanca caída. Gran roca de casi tres metros de largo que yace caída en la entrada al cementerio de Pisquillo Chico.
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Agradecimientos.
Al amigo Grover Basas Soria, por habernos enseñado la roca inicialmente y a su preocupación por el patrimonio cultural de Ancón. A los arqueólogos que nos acompañaron inicialmente, entre ellos: Arnold Aguilar, Jesús Bahamonde, José Pablo Aliaga, Jorge Babilón y Eduardo Chávez.
Referencias
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1 Arquitecto (URP) y arqueólogo (UNMSM), candidato a Magíster en Historia del Arte Peruano y Latinoamericano (UNMSM).
2 La roca nos fue mostrada en el 2009 por Grover Basas Soria, entonces alumno de la EAP de Arqueología de la UNMSM y vecino de Ancón.
3 Exceptuando esta fotografía y la Nº 11, el resto de fotografías, así como los dibujos, han sido efectuados por el autor.
4 Desde al año 2013, hacia el este, a menos de 300 metros de la roca, existe un nuevo asentamiento moderno por lo que el riesgo que corre esta roca es inminente debido al continuo tránsito de vehículos que atraviesan la necrópolis y muy cerca de ella, además del continuo proceso de acumulación de basura y desmonte de construcción que existe en la parte de la necrópolis que colinda con la avenida cercana.
5 Quisque A se encuentra en la margen derecha del valle medio del río Chancay, exactamente en donde el río cambia de dirección abruptamente hacia el suroeste. Aunque existen sitios arqueológicos cercanos los petroglifos se encuentran actualmente aislados en medio de chacras y presentan gran cantidad de imágenes, principalmente figurativas.