14 noviembre 2021

EL SOL EN EL MUNDO ANDINO - MARILYN FANNY VALDEZ RÍOS

 



Introducción 

     El Sol es un dios muy antiguo, conocido muchos siglos antes de que aparecieran los incas en la línea temporal de la historia del Perú prehispánico. Hasta hace 20 o 30 años atrás se pensaba erróneamente que el culto solar, los templos y observatorios solares eran patrimonio exclusivo de los incas, pero los nuevos estudios y descubrimientos arqueológicos están mostrando más de una sorpresa cronológica y cambiando radicalmente el panorama histórico del culto solar.

     El Sol apareció como un “dios poderoso” en tiempos prehistóricos, las primeras imágenes del “astro rey” se observan en los petroglifos de Checta (1800 – 200 a.C), Toro Muerto (800 – 1500 d.C), y otros petroglifos más en todo el Perú, los cuales aún no han sido estudiados y permanecen con un halo de misterio. 

    Otra evidencia del culto solar aparece en los mitos creadores de Vichama, Kon y Pachacamac, quienes guardan estrecha relación con los ciclos agrícolas y climáticos, este culto se remonta a unos 1,000 o 2,000 años atrás. También el Sol aparece como una deidad de las culturas Paracas, Nasca, Mochica y Chimú, era visto como un “padre protector” el cual emanaba rayos de luz y vida a los hombres, animales y plantas. Este culto solar fue reimpulsado y fortalecido por los incas, cuyos gobernantes se hacían llamar “Hijos del Sol”, los cuales sometieron a muchos pueblos y reinos del Horizonte Tardío por los Incas.
 




Antecedentes  

     Las evidencias más antiguas del culto solar han sido encontradas en los petroglifos de Checta (1800 – 200 a.C), Toro Muerto (800 – 1500 d.C), y otros petroglifos más en diferentes partes del Perú. Estos petroglifos y pinturas rupestres fueron hechos por los primeros grupos humanos que llegaron a nuestro territorio hace más de 10,000 años.

      Estos grupos de cazadores – recolectores se refugiaron en las cavernas, cuevas o abrigos rocosos.  Estos lugares eran semejantes al vientre materno y es posible que fueran considerados como “lugares sagrados”, “templos” o “santuarios” en el cual los hombres y quizás las mujeres comenzaron a pintar imágenes, símbolos, formas geométricas, y posiblemente el Sol y la Luna usaron pinturas a base de pigmentos de jugos de plantas o minerales de color rojos u oscuros.

        
     Es por eso que los petroglifos y pinturas rupestres constituyen un valioso testimonio de cómo era visto el Sol. Estas imágenes muestran que el Sol era visto como una “deidad”, el “que ilumina el cielo” en el día. Es todo lo que podemos deducir o tratar de entender sobre el papel que cumplía el astro rey en esos lejanos tiempos.

     Durante el período Pre – Cerámico se levantaron muchos edificios sagrados tales como Caral Supe (2500 a.C), Bandurria (2600 a.C), Kotosh (2400 a.C) y Paraíso (2500 a. C) y otros edificios más, edificios que curiosamente fueron pintados de color blanco o amarillo, colores brillantes que nos recuerdan el color del Sol. 

      En Caral – Supe se puede apreciar una piedra puesta en pie llamada “Huanca”. Esta huanca recuerda a un reloj solar, el cual se basaba en los movimientos del Sol, y cuyas sombras indican el paso del tiempo.

    Curiosamente tanto Kotosh como Caral – Supe presentan un templo dedicado al “Fuego sagrado”. Posiblemente el fuego representaba el Sol en la tierra, y un posible “culto solar”, aunque aún faltan más evidencias a favor, el Sol ya cumplía un rol destacado en los primeros asentamientos humanos. 

El mito de Vichama

      Otra evidencia sobre el culto solar es el compilado de Fernando Rosas en su libro “Mitos y Leyendas del Perú” menciona que “a inicios del mundo, Pachacamac creo al hombre y la mujer para que poblaran la tierra, pero se olvidó de darle los medios necesarios para la subsistencia, lo que ocasionó la muerte del hombre al poco tiempo. La mujer desconsolada le reclamó al Sol y este le dio a luz un niño a los cuatro días. Tiempo después Pachacamac se enfureció y mato al niño. Poco tiempo después el Sol resucitó al niño usando su cordón umbilical, este nuevo niño fue llamado Vichama. Cuando Vichama creció recorrió el mundo, poco después Pachacamac mato a su madre, enojado Vichama se fue a buscar a Pachacamac para vengar la muerte de su hermano y su madre, pero Pachacamac se sumergió en el mar para evitar un conflicto”.

      En este mito nos muestra que Vichama era considerado el “hijo del Sol”, y existe un poblado que lleva su nombre de este personaje mítico y también se levantaron muchos templos en honor a Vichama.

       Vichama quien pidió a su padre el Sol que envíe a la Tierra 3 huevos: uno de oro (curacas), otro el segundo huevo (mujeres nobles) y el tercer huevo de cobre (plebeyos). Existen los lugares donde sucedieron las constantes peleas descritas en el relato mítico, bien identificados y tienen como escenario las costas del Océano Pacífico, muy cerca de la ciudad de Lima. 

       Incluso los santuarios de dichos dioses, fueron venerados por cientos de generaciones hasta comienzos del siglo XVI (1500). El mito de Vichama se remonta al tiempo de los Wari (900 d.C), tiempo en el cual el Imperio Wari luchaba con el culto a Pachacamac, pero faltan más evidencias para aclarar este misterio. Otros autores defienden la tesis de que el mito de Vichama y Pachacamac datan de hace más de 2000 años.  



El Mito de Kon o Con  

       Kon es el dios principal que vino del sur venerados por las culturas Paracas y Nasca, es un “dios creador”. En el mito de Con se señala que mucho antes de que llegara el dios Pachacamac. Según el cronista Pedro Gutiérrez de Santa Clara (1521 -1563): “Cuentan los indios muy viejos, que lo oyeron de sus antepasados, que el primer dios que hubo en la tierra fue llamado Con (Kon), el cual formó el cielo, la luna, estrellas y la tierra, con todos los animales y todo lo demás que hay en ella. 

     Tomo con su resuello todos los indios y los animales terrestres y aves celestes y muchos árboles y plantas. Y que después de esto se fue a la mar y que anduvo a pie enjuto sobre ella, y sobre los ríos, y creo todos los peces que hay, con su sola palabra, y que hizo otras cosas maravillosas, que después se fue de esta tierra y se subió al cielo”. Tiempo después, llegó a la tierra otro dios “más poderoso que Con”, llamado Pachacamac.


     Este nuevo dios destruyó todo lo que había hecho Con. A los indios que Con había creado los convirtió en monos, y los envió a vivir a los Andes y a los valles cercanos”. Pero, misericordioso, Pachacámac creó a otros hombres "y muchas indias muy hermosas", "así en la serranía como en los llanos". Los que poblaron la serranía, hallaron una tierra "fresca", por haber salido recién del diluvio.

     Esta versión mitológica de la creación muestra cómo actúan dos dioses uno después del otro. Existen dos creaciones, primera la del dios Kon y la segunda la de Pachacámac, la cual resulto definitiva; habiéndose retirado ambos, el Sol y la Luna – presentes todos los días- quedaron como los dioses principales, pero no en calidad de creadores. En otra versión ambos dioses eran vistos como “hijos del Sol”, título que adoptaron los incas siglos después. 

El Observatorio solar más antiguo de América 

Otro templo muy destacado e importante fue “Chankillo” un templo que se ubica al frente de una colina que presenta 13 torres o “marcadores” del Sol. Chankillo es considerado por muchos como el “observatorio solar más antiguo del Nuevo Mundo”. Este observatorio solar rompe el modelo clásico que atribuía todas las torres solares u observatorios construidos por los incas, idea que debe ser puesta en duda, en base a las nuevas evidencias arqueológicas. 
           
El Sol en las culturas del norte chico

     El Sol fue objeto de culto en diferentes culturas pre- incaicas tales como, Mochica, Recuay, Pucara o Chimú. En estas culturas la imagen del Sol esta combinada o mezclada con elementos míticos o simbólicos y los gobernantes cuyo significado preciso aún nos sigue intrigando por su falta de interpretación iconográfico y estudiados arqueológicos enfocados en el culto solar. 

      De todas ellas la más destacada fueron las culturas Mochica y Chimú quienes usaron tocados de oro en forma semi- lunar, esta forma guarda relación con el Sol naciente y solo era llevado por los gobernantes o personajes de alto rango. La gente de la nobleza llevaba tocados más chicos y eran de plata.

   


    Incluso la ciudadela de Chan Chan deriva de los vocablos “Jian – Jian” que significa “Sol – Sol”. Hasta aquí llego el culto solar pre- incaico. La llegada de los incas representa un nuevo capítulo en el culto solar prehispánico, pero eso será tocado en las próximas ediciones de este artículo. 

Conclusiones

      Se puede concluir que el Sol cumplió múltiples funciones dentro de las culturas prehispánicas que se desarrollaban a lo largo del paso del tiempo.

1.) Se ha demostrado que el Sol es un símbolo sagrado que fue visto como una deidad por las culturas pre- incaicas, quienes lo usaron como un marcador temporal y vital, cuyos edificios en su honor aún han llegado hasta nuestros días.

2.) Se coteja que gracias al estudio del Sol y su relación con los distintos eventos astronómicos que se dan y su ubicación geográfica (Perú) las culturas han logrado representar estos ciclos del Sol. 

3.) Se confirma las implicaciones sociales, ceremoniales y culturales que cumplió el Sol en los saberes ancestrales. El Sol fue que han perdurado a través de las costumbres y tradiciones en las comunidades culturales.

4.) La importancia del Sol como “Padre”, “dador de vida” fue una imagen que ha sido constante y presente a lo largo de diferentes culturas a través de los siglos y usado como símbolo de “poder y status” por los grupos dominantes.

Bibliografía 

Del Busto José Antonio (1994) “Perú Incaico” –pp 75-82.

Revista de arqueología “Arqueología y Sociedad” Nro. 15 - (2004) “Observatorios y alineamientos astronómicos en el Tampu Inka de Huánuco Pampa” pp173-188.

Bauer Brian S “Astronomía e Imperio en los Andes” (1998) “Observación de las estrellas” pp 127-144. 

Asociación Peruana de Astronomía (2002) “Historia de la Astronomía” pp 8-10. 

Atlas Ilustrado del Cielo “Un viaje entre estrellas y planetas para conocer el Universo”- Susaeta Mario (2002) “De los primeros astrónomos a Aristóteles” pp10-12.  
                             

Doctora Marilyn Fanny 
Valdez Ríos 
Ha estudiado Derecho en la UNSAAC. Obtuvo en Grado de Magister en Derecho Civil y Procesal y el Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas –  UNSAAC (2018). Ha llevado talleres de Investigación Aplicada (2015) – Facultad de Ciencias Sociales UNSAAC (2014).  Taller de Quipus y Tocapus UNMSM (2015). Escritora de la Revista Rumbos ( 2020).




 






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