A lo largo de la historia la arquitectura ha acompañado el desarrollo de las civilizaciones, siendo la expresión misma de la filosofía y valores aplicados al diseño.
Para el ojo experimentado resulta visible destacar los rasgo de estilos y culturales utilizados, en este sentido podemos llegar a trazar tendencias, valorando en toda su dimensión los factores de entorno, socioculturales y económicos incidentes, marcando una línea evolutiva desde las civilizaciones primitivas hasta las actuales.
A comienzo del siglo XX, Frank Lloyd Wright introdujo conceptos innovadores para su época integrando el diseño arquitectónico al entorno, esto lo dejó plasmado en su proyecto de la casa Fallingwater, Bear Run, Pennsylvania 1939 con una estética acorde al paisaje utilizando materiales constructivos disponibles en el lugar, logra fusionar matices, texturas e impone las formas con volúmenes proporcionados al ambiente circundante.
No fue hasta los inicios de la década del 70 donde se revalorizó este concepto. Más allá de la búsqueda de la armonía estética con la naturaleza se contempla el balance con el medio ambiente.
Hoy la Arquitectura Sustentable denominada también Eco Arquitectura o Arquitectura Verde, es una respuesta ante una realidad mundial. Las civilizaciones actuales basan su desarrollo en la explotación de recursos no renovables o sobrepasan en gran parte la biocapacidad del planeta Tierra, poniendo en riesgo la sobrevivencia misma de la raza humana.
El desarrollo sustentable busca el equilibrio entre lo viable, equitativo y soportable, balanceando factores económicos, socioculturales y de entorno con resultados perdurables en el tiempo.
Se genera entonces en la Arquitectura el interrogante de “cómo” plantear el diseño, adicional a “qué” necesidades debemos cubrir. El proyecto adquiere una nueva dimensión de análisis, adicional a las consideraciones de habitabilidad, funcionalidad, confort, salubridad, estética, condiciones climáticas, relieve, factores económicos, normativos y legales.
La eficiencia toma relevancia para reducir el impacto sobre el ambiente, minimizar costos y desarrollarse acorde al ámbito sociocultural existente garantizando la conservación de los recursos esenciales para la vida: aire, agua, calor y alimento.
Es así que científicos, profesionales y estudiantes se debaten entre paradigmas buscando el equilibrio entre lo racional y lo artístico, lo individual y el colectivo, el orden y magnificencia del caos, la abundancia y lo necesario, lo efímero y duradero, lo específico y lo general, la naturaleza o el hombre.
De esta forma conceptos como la “bioclimática”, la cual busca el máximo provecho de las condiciones ambientales y de entorno ganan espacio sobre la sofisticación de la utilización de sistemas complejos.
Factores como la implantación y forma inciden sobre el soleamiento y ventilación, es así que se evalúa estos factores para garantizar el confort tanto en iluminación y climatización del hábitat.
Los materiales constructivos comienzan a exceder el ámbito de lo estético y estructural. Surge por ejemplo el desarrollo de Muros Trombe, sistema pasivo desarrollado en Francia para finales de la década del 50 por Felix Trombe y Michel Jacques. Éste consiste en la recolección directa de energía solar radiada sobre un muro en forma de calor el cual posteriormente es administrado ya sea por conducción, convección o radiación hacia el interior de la vivienda y de esta forma climatizar el ambiente.
En este sentido cuesta entender cómo aplicamos el conocimiento y la tecnología al diseño, mientras buscamos formas limpias de generar energía eléctrica, insistimos en utilizar iluminación artificial a plena luz del día. La clave está en la simplificación y uso directo de estos recursos de manera inteligente, lo que no quita funcionalidad y estética al diseño.
Por lo general la implantación de una vivienda no genera costos adicionales, como así también la selección de la ubicación de las aperturas, para favorecer la iluminación y ventilación. Los ambientes pueden ser distribuidos en virtud de la funcionalidad pero considerando la incidencia de los rayos solares tanto para iluminación y climatización del mismo.
Elementos decorativos, materiales estéticos de terminación y de paisajismo pueden ser combinados para favorecer la distribución de la luz, aislar o acumular calor dependiendo de las condiciones de entorno y confort del ambiente que se deseen.
No menos importante es evaluar no solo el costo inicial de la obra sino el mantenimiento, consumo energético a lo largo de la vida útil e impacto sobre el ambiente.
Comenzando el siglo XXI la Eco Arquitectura carga aún el estigma del elevado costo, sofisticación y complejidad, cuando en realidad busca la eficiencia, la simplicidad en los métodos aplicados y uso masivo del concepto para el logro de su objetivo, ser sustentable.
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