17 febrero 2025

LA COMPETICIÓN, EL JUEGO Y LOS RITUALES EN LOS ANTIGUOS ANDES CENTRALES (PRIMERA PARTE) - CARLOS ALVINO (URP-UNMSM)

 



1. Introducción

En la tradición de Ricardo Palma Los incas ajedrecistas , se relata el episodio ficticio de la interacción entre Francisco Pizarro y Atahualpa durante la prisión en Cajamarca de éste último, este relato exponen una particularidad (estilizada por el escritor) que durante mucho tiempo se ha tenido sobre la sociedad andina: que aprende jugando

Cuenta Palma como Atahualpa aprende a jugar ajedrez (un juego de gran antigüedad [1] recién popularizado en Hispania a través de los moros) observando y demostrando una gran destreza cuando se le permite jugarlo. 

Paradójicamente el juego le cuesta la vida (a él ya Manco Inca, en otra tradición contada también por Ricardo Palma). Atahualpa interviene en el juego entre Hernando de Soto –su amigo– y Juan Riquelme, produciendo la derrota del segundo, quien posteriormente se vengará al votar por su justiciamiento. 

De la misma manera, Manco Inca cuando aprende a jugar ajedrez con unos almagristas por él acogidos, es asesinado porque aplicó una jugada audaz y prohibida. En ambos casos el acceso al conocimiento lúdico les conduce a un final trágico; esta es una de las tensiones vivenciales que se producen en una sociedad cuando interviene lo que conocemos como juego, la posibilidad de retar al destino y de probarnos a nosotros mismos que somos capaces de trascender, en nuestra sociedad andina estos son principios fundamentales.

En este ensayo intentaremos bosquejar algunas narraciones del pasado en las cuales la competición y el juego ejercían vital importancia social tanto en la vida común y doméstica hasta como en los mitos y las explicaciones sagradas.

2. La competición y el juego en las culturas americanas.

El cuerpo humano se mueve y necesita movimiento, como lo señala Malinowski, esta es una necesidad porque “ …sin actividad muscular y orientación definida del sistema nervioso, el hombre no realiza alguna cosa; de esta necesidad se desprenden actividades corporales e instrumentales .” (Malinowski 1967: 125-126). 

Es probable entonces que el juego competitivo tenga de esta manera una finalidad biológica inevitable en las sociedades que intervienen en la historia humana y requiere investigarse: “… hay, sin embargo, un amplio campo para combinar la investigación biológica, psicológica y cultural en establecidas y organizadas manifestaciones especiales como deportes, juegos, danzas, festividades, etc., en las que una regulada y precisa actividad nerviosa y muscular llegan a ser una misma ”. (Malinowski 1967: 126)

El juego no es una actividad exclusiva del ser humano, también es parte del aprendizaje de muchos animales, sin embargo, ahora nos ocupa su consideración como actividad cultural. El juego posee reglas y su instancia final es ganar o perder, aunque esta definición culturalmente adquiera diversas consideraciones. 

La acción de jugar es innata en las especies de mamíferos, más aún en los primates, esto incluye al ser humano; la cultura es lo que estructura y da forma, en interacción con otras realidades, el carácter lúdico cuando el ser humano diseña los juegos. Poco a poco la cultura de cada sociedad propone formas universales de comportamiento ante la vida, por ejemplo, Herskovits considera los llamados órdenes de actividad cultural [2], los cuales, aunque interrelacionados, pueden separarse para su estudio (por ejemplo, arte, religión, economía, filosofía, etc.). 

En el campo de las Artes y Ciencias Sociales la llamada Antropología Cultural al abordar los estudios de las sociedades autónomas americanas dividen sus características sociales y así nos la presentan, de hecho, al nosotros reflexionar sobre los pueblos del pasado no podemos desprendernos de esta forma de asimilar la información. Kubler (1986) explica que el ser humano actual ha perdido la capacidad de volver a ver las cosas de manera integral; es decir en “…un todo en el que las funciones religiosas, éticas y sociales se experimentaban como una entidad sin fisuras y producían un solo sistema de metáforas.” ( Kubler, G. 1986:.42), probablemente sea este el motivo por el cual se han menospreciado las creencias andinas al no ser totalmente lógicas en el sentido occidental.

Lo cierto es que en el pasado los juegos estaban asociados a otras actividades, principalmente al culto; por ejemplo, en el caso maya el llamado Juego de pelota , el cual se desarrollaba en un espacio delimitado por largos muros con anillos de piedra empotrados, el objeto de lanzar una pesada pelota de caucho con diferentes partes del cuerpo tenían una interpretación religiosa “en los dibujos de los códices se ven frecuentemente pelota dioses astrales jugando a la (por ejemplo Tezcatlipoca), porque la cancha representa el cielo, la pelota en vuelo el sol y los dos anillos, los agujeros en la orilla de la tierra, por los que el sol pasa al amanecer y en la tarde” (Krickeberg 1982:304). 

Otro juego practicado incluso en la actualidad, ahora en fechas de fiestas cristianas, es el llamado “volador”, el cual “en este juego, cuatro hombres, algunas veces cubiertos de pájaros, descienden lentamente en círculos atados a cuerdas, desde un alto mástil que lleva en su punta una tarima giradora. Los hombres representan probablemente almas de guerreros, caídos en la lucha o sacrificados, que bajan a la tierra”. (Krickeber 1982: 304).

 

3. La actividad física y su intencionalidad competitiva

Las acciones competitivas físicas humanas fueron utilizadas culturalmente en la antigüedad andina vinculadas a momentos y espacios importantes socialmente, en esta oportunidad consideramos cuatro sentidos distinguibles (aunque podrían ser más).

Actividades de pasaje o transición

La transmisión de conocimientos de una generación a otra se realizaba considerando la edad de la persona, así la educación se efectuaba de acuerdo a la maduración o desarrollo físico propio. Según Arnold van Gennep (1969: 25), de manera general, los ritos de pasaje constan de tres fases: separación, transición e incorporación ; en el caso andino, por ejemplo, el inicio de cada tiempo era marcado con rituales públicos, entre los cuales el más relevante a nuestro interés es el llamado Warachicuy, esta era una ceremonia que marcaba el inicio de la adultez en los hombres jóvenes de aproximadamente dieciocho años. 

En esta ceremonia los jóvenes eran sometidos a pruebas físicas de control y resistencia; a los que cumplieron correctamente las pruebas se les colocaba un taparrabo llamado wara.

“… Hacíanles ayunar seis días un ayuno muy riguroso…

Pasado el ayuno, habiéndolos confortado con alguna más vianda los examinaban en la ligereza de sus personas, para lo cual les hacía correr desde el cerro llamado Huanacuri (que ellos tenían por sagrado) hasta la fortaleza de la misma ciudad –que debe de haber casi legua y media- donde les tenía puesta una señal como pendón o banda. Y el primero que llegaba quedó elegido por capitán de todos los demás ”. (Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los incas, libro sexto, capítulo XXIV, págs. 378-380).

También se les exigía competir por pruebas de fuerza:


(…) Otro día los dividían en dos números iguales: a unos mandaban quiedar en la fortaleza ya los otros salir fuera y que peleasen unos contra otros, unos para ganar el fuerte y otros para defenderle… (Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los incas, libro sexto, capítulo XXIV, pp. 378-380).

 

Actividades de danza o bailes.

Los mitos andinos parecen recordar siempre disputas o enfrentamientos por imponerse al destino o enfrentarse a guacas o curacas importantes. Es muy conocido el mito del enfrentamiento entre Pachacamac y Vichama. También en la mitología de Huarochirí se recoge el enfrentamiento entre el héroe pobre, Huatiacuri (hijo de la gran huaca Pariacaca), y su cuñado rico quien lo reta a distintas pruebas:


64. Así, un día, ese hombre le dijo [a Huatiacuri]: “Hermano, vamos a competir en distintas pruebas ¡Cómo te atreviste tú, un miserable, a casarte con la cuñada de un hombre tan poderoso como yo?”

65. El pobre ganó el desafío y fue a contarle a su padre lo que el otro le había dicho.

66. “Muy bien” le dijo su padre, “cualquier cosa que te proponga, ven en seguida a verme”

67. He aquí la [primera] prueba.

68. Un día [su cuñado] le dijo: “Vamos a medir nuestras fuerzas bebiendo y bailando”.

69. Huatiacuri, el pobre, fue a contárselo a su padre.

70. Este le dijo: “Vete a la otra montaña donde, convirtiéndose en huanaco, te echarás [como si estuvieras] muerto; entonces, por la mañana temprano, un zorro y su mujer, una zorrina, vendrán a verme; [la zorrina] traerá chicha en un poronguito y traerá también su tambor; al verte, creyendo que eres un huanaco muerto, pondrá estas cosas en el suelo, el zorro hará lo mismo con su antara, y empezarán a comerte; allí te convertirás [de nuevo] en hombre y, gritando con todas tus fuerzas, te echarás a volar; ellos huirán, olvidándose de sus cosas y así irás a la prueba”. Estas fueron las palabras de su padre, Pariacaca.

71. Entonces, el hombre pobre hizo todo conforme a sus instrucciones.

72. Al empezar la competición, el hombre rico fue el primero en bailar.

73. Aproximadamente doscientas mujeres bailaron para él; Cuando acabó, Huatiacuri, el pobre, entró solo con su mujer, los dos solitos.

74. Cruzaron el umbral y bailaron acompañados por el tambor de la zorrina; entonces, en toda la región, la tierra tembló.

75. De esta manera, [Huatiacuri] venció en todo.

76. Después, empezaron a beber.

77. como suelen hacer aún los huéspedes, que en las asambleas se sientan en el sitio más alto, también Huatiacuri y su mujer fueron a sentarse solos [en el puesto de honor].

78. Entonces, todos los hombres, que estaban sentados allí, vinieron a servirle chicha sin dejarles respirar.

79. Huatiacuri bebió tranquilamente todo lo que le sirvieron.

80. enseguida le tocó a él; Empezó a servirles la chicha que había traído en su poronguito. Los demás, cuando vieron lo pequeño que era el porongo para saciar a tanta gente, se rieron a carcajadas.

81. Pero apenas se puso a servirles, yendo de un extremo al otro de la asamblea, cayeron todos sin sentido.

82. como [Huatiacuri] había vencido [en esta prueba], al día siguiente, el otro quiso desafiarlo de nuevo.

83. Esta vez, la competición consistía en ataviarse con las más finas [plumas de] casa y cancho.

84. Nuevamente, Huatiacuri fue a consultar a su padre.

85. Este le dio un traje de nieve.

86. Así venció [a su rival] deslumbrándolos a todos.

87. El otro le desafió a traer pumas.

88. Quiso vencer trayendo los que poseía.

89. Según las instrucciones de su padre, el hombre pobre fue muy temprano a un manantial de donde trajo un puma rojo.

90. ((Cuando se puso a bailar con el puma rojo, apareció en el cielo un arco iris semejante a los que vemos en nuestros días)).

91. Entonces, [su rival] quiso competir con él en la construcción de una casa.

92. Como ese hombre tenía mucha gente a su servicio, casi acabó en un solo día la construcción de una casa grande.

93. El pobre no colocó más que los cimientos y pasó todo el día paseando solo con su mujer.

94. Pero, por la noche, todos los pájaros, así como las serpientes, todas las que había en el mundo, construyeron su casa.

95. Entonces, cuando al día siguiente, [su rival] la vio ya acabada, se austó mucho.

96. Desafió a Huatiacuri a una nueva competición: esta vez debían techar las casas.

97. Todos los huanacos, todas las vicuñas traían paja [para el techo del hombre rico].

98. Huatiacuri esperó en la cima de una peña el paso de las llamas que llegaban cargadas [con la paja]. Contrató la ayuda de un gato montés y, austándolas, destruyó e hizo caer todo.

99. Así también venció [en esta prueba].

 

Estas actividades físicas al aire libre también pudieron haber sido realizadas vinculadas con algunos geoglifos de la costa central, al respecto Rodríguez opina la existencia del taki: “se refirió no solo a la ceremonia de desplazamiento ritual conformada por la acción ritual de bailar y cantar, sino al espacio real en que ésta ocurrió” (Rodríguez 1999: 35); de esta manera las formas de los geoglifos representarían la forma del desplazamiento de bailarines. Finalmente, “… los geoglifos o takis (en su acepción de “camino”) parecen ser las huellas tangibles de los senderos trazados por estas antiguas y misteriosas bailarinas precolombinas, en cuyo diseño estuvo involucrada la totalidad de la cosmovisión de sus ejecutantes ” (Rodríguez 1999: 64).

 

Actividades de comunicación. los chasquis

Existen referencias anteriores al Tawantinsuyu en cuanto al esfuerzo físico humano, en especial el correr; por ejemplo, en las representaciones pintadas de las vasijas de estilo Moche Tardío, se representan personajes con cabezas zoomorfas (generalmente aves) que portan vestimentas especiales y corren ágilmente en fila. Uno de los primeros que investigó esta característica fue Larco (1939, T. II. 89) al respecto la identidad de estos corredores según Larco:


“… Se trataba, indudablemente, de los antiguos mensajeros o propios. … tanto por la ligera indumentaria que les permitía mayor soltura en los movimientos; cuanto porque todos ofrecían el brazo derecho extendido y sujetando una pequeña bolsa que contenía, con toda seguridad, el recado… eran los que devoraban las distancias conduciendo las noticias y los recados” (Larco 1939. T. II 89-90).

Sin duda son los chasquis los que son considerados como atletas andinos, capaces de correr en diferentes contextos geográficos y, además, responsables de la trasmisión de información; Según las crónicas tempranas del Tawantinsuyu su objetivo era trasladar mensajes, de hecho, el nombre de chasqui significa “el que toma alguna cosa” . Los chasquis eran hombres jóvenes escogidos por su Chunca Camayoc para servir por un solo mes de mita debido a su trabajo extremo. Los poblados locales aportaban chasquis por turnos de seis a doce horas en su territorio. Un texto modernizado de la crónica de Huaman Poma los describe así:


“Correón hatun chasque, churu mullu chasque. Estos chasqueros gobernaban este reino. Era hijo de curaca fiel y liberal, tenía una pluma quitasol de blanco en la cabeza y [la] traía por que le viese de lejos el otro chasque. Traía su trompeta pututu para llamar, para que estuviera aparejado llamándolo con la huaillaquepa y por armas traía chambi y huaraca. Este chasquero se pagaba del inca y comía del depósito del inca. El churu chasque estaba puesto a media legua, porque fuese a la ligera (dicen que el caracol de hacia Nuevo Reino, que llaman Tumi, llegaba vivo al inca al Cuzco) y el hatun chasque, de cosas pesadas, a una jornada (a éstos le llaman hatun chasque)."  (Huamán Poma de Ayala [1615] 2017) T. II. 123-124).

Aun así, Luis Millones señala que los chasquis no llevaban armas blancas ni el caracol marino indicado en los dibujos de Guamán poma, pero sí un penacho de plumas y un bastoncillo labrado. Asimismo, existían edificios que hacían función de estaciones denominadas chucllas, en donde los chasquis esperaban, el edificio en sí era muy sencillo acceso desde el camino o ñan, el acceso a cada chuclla se orientaría en una dirección del camino y el otro acceso en dirección propuesta. Cada chuclla se distanciaba de otra por dos kilómetros, aunque los caminos fáciles las tendrían más distanciadas.

Por otro lado, retomando las carreras rituales, son muy detalladas las descripciones de éstas por los cronistas:


“[los jóvenes de la nobleza inca] yban caminando hasta llegar al cerro llamado Anaguarque, que será dos leguas del Cuzco, a dar a la guaca que en lo alto del cerro estaba. Llamada del dicho nombre. Hera guaca de los indios del pueblo de Chocó y Cachona. La razón porque yban desta guaca a hacer deste sacrificio, hera porque este día se avía de probar a correr quien más corriese, porque hacían esta ceremonia; y dicen que esta guaca desde el tiempo del diluvio quedó tan ligera, que corrían tanto como alcón bolava; ado llegados los mancebos, ofrecían a la dicha guaca un poco de lana que en las manos llevaban… Y luego se ponían por su horden, delante de la dicha guaca de Anaguarque, todos en hilera, parejos los dichos mancebos cavalleros, y detrás dellas otra horden puesta en hilera de hombres, los quales servían como abandonados. 


Trayan éstos los yauris y bordones [varas] ya dichos en las manos; y luego más esto se ponían otra horden de jente todos en ringlera cada uno [en fila] y delante de todos ellos al que avía de ayudar si desmayase, y dleante de todos ellos un yndio muy galanamente vestido dava una boz, y en oyéndola comeucavan todos a correr con gran furia, el que más podía; y así si cayan o desmayaban se venían ayudando y hacían algunos pedacos las espinillas, y algo morían dello, de las caydas. Y llgeados donde estaban las dichas doncellas con la dicha, davan de beber a los mancebos armados cavalleros que así venían corriendo. La causa deste correr hera por probar quál hera para más de todos los que se armavan cavalleros. Armábanse cada vez de ochocientos mancebos para arriba. Y estaban todos juntos en el dicho cerro llamado Yauraura”. (Molina 1989 [1573?]: 105-106).

 

Actividades económicas de subsistencia y ritualidad. El mar

Distinguimos estas excursiones marítimas de las realizadas con fines de subsistencia, aunque se sabe que toda actividad tuvo siempre una interpretación simbólica. Actualmente existen objetos que evidencian las actividades en donde se distinguen técnicas físicas de navegación, ya sea en embarcaciones de uso individual (balsas o los conocidos caballitos de totora, pero también en embarcaciones mayores, aunque estas son escasas en el registro arqueológico.

De la misma forma, se producen otras actividades físicas rituales en el mar, tal como lo menciona el cronista Cobo:


“La viuda, creyendo ser verdad la nueva que le dió el visitador, concedió lo que le pedía y mandó para cierto día que le señaló el mismo visitador, que todos los del priehlo saliesen a la mar en sus balsas a festejarle; lo cual todo se efectuó; y estando los indios en el mar con sus instrumentos músicos y mucho regocijo bien seguros de la cautela y engaño del visitador, entraron en el pueblo dos capitanes del Inca y se apoderaron del …” (Cobo 1956, T. II, cap. XV).

En este último relato la ceremonia forma parte final de un proceso de conflicto entre la sociedad Guarco y el Tawantinsuyu, con un fatal desenlace debido al engaño, pero que evidencia la importancia de los rituales en el mar para las sociedades costeras.

 




[1]Se considera que en el antiguo Indo, en Asia Menor, hacia el IV milenio antes de Cristo se jugaba algo muy similar al ajedrez. Objetos muy similares han sido hallados en excavaciones arqueológicas en asentamientos como Harappa o Mohenjo Daro. Incluso otros juegos como los dados o las canicas eran conocidos por esta civilización, una de las prístinas de toda la humanidad.

[2]Herskovits, M. (1964). El hombre y sus obras. México. Fondo de Cultura Económica. 782p.



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