Sobre las huacas:
A los sitios arqueológicos se les conoce comúnmente con el nombre de huacas, el cual proviene del vocablo quechua waka, que significa “sagrado”. Se trata de lugares y elementos considerados venerables, como tumbas, cerros, ídolos, ancestros, momias y templos. A su llegada, los españoles designaron el término huaca para todas las construcciones hechas por los antiguos peruanos, pues pensaron que al ser espacios sagrados, escondían algún tesoro. Sin embargo, no consideraron que quienes construyeron las huacas sacralizaban o daban valor a espacios y elementos muy distintos.
Ubicación y paisaje de Huaycán de Pariachi
Huaycán de Pariachi es parte del conjunto de sitios arqueológicos del valle medio del río Rímac, zona conocida también como Chaupiyunga, caracterizada por su clima cálido y seco, y donde las elevaciones andinas comienzan a tomar importancia a la vez que se estrechan los valles. Fue edificado en una quebrada de la margen sur del río, en lo que hoy conocemos como el distrito de Ate a la altura del km. 16.5 de la Carretera Central.
Los arqueólogos han identificado tres sectores que colindan con la comunidad urbana autogestionaria Huaycán, el Asentamiento Humano Horacio Zevallos y la urbanización El Descanso. El primer sector es el más extenso y es circundado por las avenidas Circunvalación y José Carlos Mariátegui. Ahí se encuentra la mayor parte de la arquitectura monumental del sitio, con edificios públicos, áreas de entierro, recintos de diverso tamaño y un gran edificio conocido como “El Palacio”.
En el segundo sector existen hasta hoy los restos de un antiguo camino amurallado que debió conectar Huaycán de Pariachi con otros sitios contemporáneos de la zona. El sector 3 alberga recintos con muros de tapia o piedra semi-canteada,7 pero están en muy mal estado.
El área protegida que contiene a los tres sectores es extensa, cubriendo aproximadamente 70 hectáreas. A diferencia de otros sitios arqueológicos de la ciudad, donde las edificaciones se encuentran acorraladas por construcciones modernas, Huaycán de Pariachi, sobre todo en el sector 1, tiene una gran planicie seca y pedregosa, con fragmentos de cerámica y restos de basura arqueológica dispersa, que la separa de la urbe. El paisaje facilita la capacidad de viajar fuera de este tiempo. Actualmente, los sitios arqueológicos resultan ser una pausa necesaria en nuestra experiencia habitual de colores, formas, texturas y materiales.
Gracias a las condiciones climáticas de la región y a las fuentes hídricas provenientes del río Rímac y de filtraciones subterráneas, se desarrolló en esta cuenca una intensa actividad agrícola. El agua de los ríos, proveniente tanto de las lluvias como de los glaciares andinos, era un bien preciado que sin una adecuada administración, no hubiera podido sostener a una población que llegó a los cientos de miles. Hoy no siempre somos conscientes de que nuestros centros sociales fueron originalmente construidos cerca de fuentes de agua como ríos o canales.Historia de Huaycán de Pariachi
Parece difícil hoy imaginar la Huaca Huaycán de Pariachi como un lugar que miraba horizontes ininterrumpidos hacia las estribaciones andinas, en donde los alrededores eran bosques y campos de cultivo. La Huaca Huaycán de Pariachi convive con su entorno desde el año 900d.C (Periodo Intermedio Tardío), cuando el señorío de los Ychsma ocupaba los valles de los ríos Rímac y Lurín. La elección del lugar de su construcción tuvo que ver, muy probablemente, con el acceso a fuentes de agua y tierras de cultivo.
Los Ychsma la construyeron y la usaron por, aproximadamente, cuatro siglos hasta la llegada de los Incas, alrededor del año 1450 d.C hasta 1532 d.C. Como hemos visto, si bien éstos terminaron con la soberanía de los Ychsma, incorporaron muchas de sus prácticas cotidianas durante su ocupación, como las técnicas constructivas y el uso de materias primas, así como costumbres religiosas. La presencia de los Incas en los complejos Ychsma no fue tan larga debido a la conquista del Tahuantinsuyo por los españoles. Con el sistema colonial se instauró el formato de hacienda hasta bien entrado el siglo XX, cambiando los productos y el uso de las tierras de cultivo. Durante los años treinta, Julio C. Tello documentó y fotografió el sitio poniendo, además, en evidencia la existencia de un cementerio republicano, entre los que destacaban varios nichos con infantes en el muro de contención.
En los sesentas, Arturo Jiménez Borja excavó y restauró el palacio tal cual lo vemos en la actualidad, y retiró todos los cuerpos del cementerio republicano. Por mucho tiempo, esta parte del distrito mantuvo un uso exclusivamente agrícola. Pero desde los años ochenta se volvió la esperanza de muchos peruanos sin vivienda y de escasos recursos. En el año 1984, tres mil familias se asientan en los alrededores del sitio arqueológico y conforman la actual Comunidad Urbana Autogestionaria Huaycán. Este asentamiento humano, constituido por grupos obreros muy bien organizados, era también un punto estratégico de abastecimiento a la capital. Por estas razones, Huaycán no pudo evitar ser blanco de la guerra interna que afectaba al país y que duró casi dos décadas. No se ha podido borrar del muro de contención del sitio arqueológico una inscripción en rojo de ese entonces.
La historia no se detiene y vivimos un periodo más pacífico. El crecimiento de Lima genera la expansión de zonas urbanas y las tierras de Huaycán se transforman rápidamente en edificios, centros comerciales y escuelas técnicas. Todos estos eventos son parte de la historia del sitio arqueológico, la cual se sigue escribiendo día tras día. Aprovechemos que todavía queda muchísimo por hacer para que la convivencia con el sitio arqueológico sea armoniosa y constructiva. Esta es una tarea en la que todos podemos participar.
Descripción del Palacio
Uno reconoce el sitio arqueológico porque, caminando por la vía principal de Huaycán, de pronto la construcción de casas, comercios, escuelas y pistas se detiene. Conforme se avanza en esa dirección empieza a aparecer el Palacio de Huaycán de Pariachi en las faldas del cerro y sólo se le distingue por sus formas geométricas, ya que su color se camufla con la tierra. Antes de entrar, uno no imagina la complejidad arquitectónica que encontrará dentro. Un gran paredón deja ver a penas unos muros escalonados que se pierden en el cerro y un muro de contención deja entrever las huellas de una serie de nichos de tiempo republicano. El ingreso es a través de un largo pasadizo. Uno se siente ya abrigado y parte de un conjuro espacial mientras camina por ahí.
Esta sensación se repite durante todo el recorrido. Una tras otra, habitaciones y plazas se conectan por pasadizos y escaleras formando un gran laberinto de distintos niveles en el que uno no puede evitar sentir su tránsito por el espacio construido. Desde la cima del palacio da la impresión que toda esta gran forma elaborada por manos humanas no es otra cosa que la decodificación de los interiores del cerro.
Esta es la edificación más representativa del sitio debido a su imponente monumentalidad y a la ingeniería usada para aprovechar la topografía del cerro como lecho. Aquí vivía la élite, los alrededores pudieron ser usados como vivienda por los demás pobladores. Aunque la zona tuvo una larga ocupación Ychsma, los Incas la incorporaron como parte de la expansión de su territorio y es esta la huella del estilo arquitectónico que ha sobrevivido.
Las tapias, las rampas, las graderías o banquetas en la cima y la forma escalonada fueron reemplazadas por un conjunto de recintos conectados por infinitos pasajes. El nuevo poder mantuvo el estilo en la distribución de plazas interiores, a las que sólo se podía llegar en filas de a uno debido a los estrechos pasadizos. También, conservó la división entre lo público y lo privado. La concepción del espacio mantuvo los fines administrativos y religiosos en el que un curaca (o “señor principal”) resolvía temas vinculados a la organización y el acopio de cosechas y semillas, así como a las alianzas y pactos políticos, y rituales en honor a sus dioses.
El palacio tiene grandes depósitos de almacenaje de alimentos que, en algunos casos, llegan a medir 4 m de profundidad, por lo que se les incrustaban lajas a los lados a modo de escalones para facilitar el acceso. El uso de materiales de construcción encontrados en los alrededores, como el barro y la piedra, permitieron continuar con la estética constructiva de culturas yungas o costeñas durante la ocupación Inca.
En la zona periférica alta existe un complejo de terrazas, conocido como “los tendales”, que fueron de vital importancia para el sitio, pues aquí se secaban productos como el ají y el maíz, que luego se almacenaban y/o intercambiaban. El Palacio fue un gran centro de almacenamiento. Los Incas pusieron especial interés en este sistema y lo incorporaron dentro su organización política - administrativa del territorio de Huaycán de Pariachi.
Fuentes de Información
https://motivosdesobra.files.wordpress.com/2014/11/guia_huaycan_de_pachiari.pdf
https://granmuseo.calidda.com.pe/distrito/lima/huaca-huaycan-pariachi
http://limamilenaria.blogspot.com/2018/02/huaycan-de-pariachi-la-tranquila-fuerza.html
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