Casa estudio Diego Rivera, 1931 San Angel, Ciudad de México Foto, BCM |
El universo mágico es nuestra visión subjetiva de todo aquello que se cree real y objetivo. Recíprocamente, la visión subjetiva es la visión mágica en estado naciente, umbral, es decir, la magia es el comienzo y formalización de la subjetividad. La subjetividad es la materia prima de la magia y de la materialización del mundo.
Podemos descubrir la magia de las artes, reconociendo en ellas las sombras proyectadas, las estructuras mágicas del universo y la subjetividad con que fueron hechas. Los procesos de identificación-proyección, se hallan evidentemente en el corazón de la vida. Somos nosotros quienes separamos la unidad contradictoria de lo práctico y lo mágico, mientras que todos los objetos creados por el hombre existen y actúan sobre los dos registros.
La excentricidad, la falta de lógica, y la contradictoria cultura de los mexicanos, no escapa sólo al análisis de los extranjeros que se asoman a ésta realidad mágica, sino que es visible y, por haber nacido dentro de esta atmósfera, parecería que podríamos haberla comprendido. Sin embargo, la realidad nos sorprende y perturba diariamente. La personalidad que representa mejor que ninguna otra el arte fantástico que se produjo en México, es Juan O’Gorman. Pintor y arquitecto, quien ha dejado en ambas disciplinas pruebas únicas de su atracción por el mundo de la fantasía que, a primera vista, pueden parecer ligadas al surrealismo.
La mezcla estrecha entre paisaje, figuras y construcciones en la obra de O’Gorman recuerda a Jeronymus Bosch, al igual que la fusión entre imaginación, con observación profunda de su realidad. Su arte es un lenguaje donde podemos leer una visión interpretativa del mundo. La representación de la naturaleza está siempre presente en la obra de Juan O’Gorman, así como la influencia de la pintura popular, del retablo, de la imaginería del temprano renacimiento, que recuperó de la obra de los muralistas.
Podemos descubrir la magia de las artes, reconociendo en ellas las sombras proyectadas, las estructuras mágicas del universo y la subjetividad con que fueron hechas. Los procesos de identificación-proyección, se hallan evidentemente en el corazón de la vida. Somos nosotros quienes separamos la unidad contradictoria de lo práctico y lo mágico, mientras que todos los objetos creados por el hombre existen y actúan sobre los dos registros.
La excentricidad, la falta de lógica, y la contradictoria cultura de los mexicanos, no escapa sólo al análisis de los extranjeros que se asoman a ésta realidad mágica, sino que es visible y, por haber nacido dentro de esta atmósfera, parecería que podríamos haberla comprendido. Sin embargo, la realidad nos sorprende y perturba diariamente. La personalidad que representa mejor que ninguna otra el arte fantástico que se produjo en México, es Juan O’Gorman. Pintor y arquitecto, quien ha dejado en ambas disciplinas pruebas únicas de su atracción por el mundo de la fantasía que, a primera vista, pueden parecer ligadas al surrealismo.
La mezcla estrecha entre paisaje, figuras y construcciones en la obra de O’Gorman recuerda a Jeronymus Bosch, al igual que la fusión entre imaginación, con observación profunda de su realidad. Su arte es un lenguaje donde podemos leer una visión interpretativa del mundo. La representación de la naturaleza está siempre presente en la obra de Juan O’Gorman, así como la influencia de la pintura popular, del retablo, de la imaginería del temprano renacimiento, que recuperó de la obra de los muralistas.
Monumento fúnebre al capitalismo industrial, 1943. Juan O'Gorman. Foto, IIE |
La riqueza imaginativa hay que buscarla en la intención, en la aglomeración de anécdotas y símbolos. No hay formas inhumanas, ni milagro. La fantasía la genera el conjunto, reside en la arbitrariedad de la composición, en la incoherencia de elementos dispares, en la libre interpretación de la vida. Dentro de la obra pictórica de Juan O’Gorman surge continuamente un tipo de arquitectura que se podría llamar también fantástica. Siendo arquitecto de profesión Juan O’Gorman no puede dejar de llevar la ciudad a sus cuadros. Su obra Monumento fúnebre al capitalismo industrial (1943), es una mezcla de todos los estilos arquitectónicos. Una gran montaña de maquinaria industrial mezclada con ironía, no exenta de un realismo perturbador, es un laberinto de significados, una Torre de Babel moderna.
Dentro del medio arquitectónico del siglo XX, no cabe duda que la figura de O’Gorman fué una de las más valiosas. Es uno de los primeros arquitectos que se aventuraron a introducir el funcionalismo en sus proyectos (casa-estudio de Diego Rivera, San Angel, México D.F.), alzándose en contra de las tradiciónes clasicistas de la época. Una vez que la ciudad de México se vió invadida por casas hechas con estos preceptos, como “máquinas para vivir”, O’Gorman se traslada al campo opuesto y se lanza hacia un tipo de arquitectura que integra elementos fantásticos y simbólicos en su concepto, combinando arquitectura, escultura y pintura.
Dentro del medio arquitectónico del siglo XX, no cabe duda que la figura de O’Gorman fué una de las más valiosas. Es uno de los primeros arquitectos que se aventuraron a introducir el funcionalismo en sus proyectos (casa-estudio de Diego Rivera, San Angel, México D.F.), alzándose en contra de las tradiciónes clasicistas de la época. Una vez que la ciudad de México se vió invadida por casas hechas con estos preceptos, como “máquinas para vivir”, O’Gorman se traslada al campo opuesto y se lanza hacia un tipo de arquitectura que integra elementos fantásticos y simbólicos en su concepto, combinando arquitectura, escultura y pintura.
Biblioteca Central, 1953 Ciudad Universitaria, cd. de México. Foto, Aeroméxico |
Biblioteca Central, 1953 Fachada Norte. Foto, UNAM |
Biblioteca Central, 1953 Fachada Sur. Foto, UNAM |
En el diseño de cada fachada O’Gorman desarrollo en forma didáctica-simbólica la historia de México. Por el simbolismo ahí expresado, así como por su desarrollo formal, este edificio puede ser considerado uno de los más importantes del siglo XX.
Biblioteca Central, 1953 Fachada Norte Foto, UNAM |
Biblioteca Central, 1953 Fachada Poniente Foto, UNAM |
Si en la Biblioteca Universitaria, O’Gorman tuvo que restringir en cierta medida su imaginación, por el programa y el uso al que estaba destinado el edificio; unos años más tarde (1956) construye para el mismo una casa, la más intrépida síntesis de arquitectura-escultura-pintura con el paisaje de lava del Pedregal de San Angel. Dentro de la línea de los “inspirados” : Gaudí, Simón Rodía y el admirado Facteur Cheval (a quien O’Gorman dedica su casa).
Aprovechando una gruta ya existente, formada por la lava volcánica, la convierte en salón y alrededor de ella, construye una casa descabellada que recubre también con diseños de mosaico. Fauna del mundo mítico prehispánico, enormes cabezas humanas, figuras y formas inexistentes van levantando los muros y terminan el perfil de esta insólita construcción. Ciertos elementos como las ventanas y puertas son convencionales, desgraciadamente interrumpen el imaginario fantástico plasmado. No cabe duda que si en México podemos hablar de una arquitectura que integra lo fantástico y que al mismo tiempo, recuerda la arquitectura prehispánica, la casa de O’Gorman es el máximo ejemplo.
Con esos raptos hacia la fantasía con que mezcla la realidad, por referir el mito y lo simbólico, la obra de O’Gorman representa mejor que ninguna otra el arte fantástico que se produjo en México en el siglo XX.
Aprovechando una gruta ya existente, formada por la lava volcánica, la convierte en salón y alrededor de ella, construye una casa descabellada que recubre también con diseños de mosaico. Fauna del mundo mítico prehispánico, enormes cabezas humanas, figuras y formas inexistentes van levantando los muros y terminan el perfil de esta insólita construcción. Ciertos elementos como las ventanas y puertas son convencionales, desgraciadamente interrumpen el imaginario fantástico plasmado. No cabe duda que si en México podemos hablar de una arquitectura que integra lo fantástico y que al mismo tiempo, recuerda la arquitectura prehispánica, la casa de O’Gorman es el máximo ejemplo.
Con esos raptos hacia la fantasía con que mezcla la realidad, por referir el mito y lo simbólico, la obra de O’Gorman representa mejor que ninguna otra el arte fantástico que se produjo en México en el siglo XX.
Casa Habitación, 1956. Pedregal de San Angel cd. de México Foto, CMG. |
Bibliografía.
Flores Guerrero, Raúl, Cinco pintores mexicanos. UNAM. México. 1957. (no 5)
Rodríguez, Ida, El surrealismo y el arte fantástico en México. UNAM. México. 1983.
Fernández, Justino, Arte moderno y contemporáneo de México. UNAM-IIE. México. 1952.
Morin, Edgar, El cine o el hombre imaginario. Ed. Paidós. Buenos Aires. 2001.
Paz, Octavio. México en la Obra de Octavio Paz. Ed. Promexa. México. 1979.
Marco Delgadillo Villanueva
Arquitecto, pintor e investigador.Flores Guerrero, Raúl, Cinco pintores mexicanos. UNAM. México. 1957. (no 5)
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Morin, Edgar, El cine o el hombre imaginario. Ed. Paidós. Buenos Aires. 2001.
Paz, Octavio. México en la Obra de Octavio Paz. Ed. Promexa. México. 1979.
Marco Delgadillo Villanueva
Vive en la ciudad de México.
Egresado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, México. Maestro de Arquitectura por la UNAM, México.
Actualmente realiza trabajos de investigación en torno a la producción de arte contemporáneo en Latinoamérica, publicación de artículos y proyectos personales de arquitectura y arte visual.
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