15 marzo 2009

LANCHAS: COMBIS FLUVIALES


ARTICULO DE OPINION

Arq° Jorge Luis Tapullima Flores (*)

La articulación fluvial natural entre los centros poblados de la amazonía que debería permitir una conexión fluida e intercambios económicos que hiciera de las principales cuencas verdaderos polos de desarrollo, se ha visto entrampado por el sistema fluvial existente. Hace poco tuve la oportunidad de viajar al Bajo Amazonas en una de las embarcaciones fluviales, la embarcación a simple vista y por dentro inspira confianza, pero las medidas de seguridad son inexistentes.

Comenzamos el viaje a golpe de 8.00 p.m., los miembros de la Capitanía de Puerto brillaron por su ausencia, las hamacas una sobre otra, en los pasillos, junto a los accesos e incluso interrumpiéndola, siendo una inmensa trampa para la evacuación en caso de algún siniestro, es cierto que no se puede dejar de lado la idiosincrasia de nuestros pobladores ribereños que quieren viajar como sea y en las condiciones que sea (ya que están acostumbrados a viajar en endebles canoas en los grandes ríos), la alimentación pésima, no solo por la cantidad sino por la calidad de los alimentos (semi malogrados) y elaborados con muy pocas condiciones higiénicas, las bodegas que se aperturan para “completar” la alimentación del pasajero que tiene recursos adicionales, hacen de bares con música a todo volumen y de dudoso gusto para las buenas costumbres, no solamente interrumpen el sueño de los viajantes sino que además ponen en peligro la vida de los que consumen alcohol, exponiéndolos a caer en los caudalosos ríos.

Hay que reconocer los esfuerzos que hacen las empresas por mejorar el servicio, los baños ahora enchapados en mayólica siguen igual de sucios y atiborrados de pasajeros y a veces familias que entran a darse un duchazo de “agua con tierra”, se pasan películas vía DVD-TV que muy pocos ven, ya que el entretejido de hamacas en diferentes niveles impide la visión, quedando reducido su disfrute a muy pocos, el audio de la película además es interrumpido por la música estridente del “bar”.

Los vendedores que ingresan a las embarcaciones a realizar sus ventas, traen consigo también a los amigos de lo ajeno, y dejan sucio el interior de la embarcación, las madres con niños pequeños acomodando en los rincones las bacenicas llenas de las heces u orines de sus vástagos. Viajar en estas embarcaciones es todo una “aventura” y una maestría o doctorado (todo junto) en tolerancia y paciencia.

Nunca se sabe cuantos pasajeros zarpan desde Masusa hasta que amanezca en medio río, y todos los viajantes “hagamos un reconocimiento visual de todos nuestros compañeros ocasionales de tal infortunio o aventura”. Supongo que Capitanía de Puerto no solicita el número de pasajeros ni lo registros de ellos por que recién toman nuestros datos a golpe de una o dos de la mañana y en pleno río.

Ante tal “realidad” no debería sorprendernos si en cualquier momento volvamos a sufrir una tragedia. Si somos racionales, civilizados ¿por que no somos capaces de cumplir o hacer cumplir las leyes?. El sub-desarrollo no sólo es asunto de economía es también un asunto de actitud y de coraje por sacar adelante a nuestra ciudad, a nuestra región y a nuestro país. No son adelante los recursos los que sacan adelante a una nación, sino sus hombres.

Tenemos que hacer algo, todos, no solo por nuestras poblaciones, o es que no nos dimos cuenta todavía ¿qué estamos en el siglo XXI?. De lo contrario Gabriel García Márquez y otros literatos tienen una fuente infinita para nuevos “macondos”



(*) Coordinador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad Particular de Iquitos.

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