16 febrero 2022

DE LOS AMARUS Y OTRAS CRIATURAS DE LEYENDA DEL ANTIGUO PERÚ - JESÚS ANGEL BÉJAR APAZA

 

Introducción 

En muchas culturas del mundo tienen mitos y leyendas donde aparecen serpientes de gran tamaño, aves gigantescas tan grandes que podían llevarse un niño, una mujer o un hombre adulto al vuelo y extraños reptiles gigantes son los protagonistas principales con los cuales lucharon los hombres hace cientos o miles de años atrás. Estos 3 diferentes seres míticos o de leyenda también aparecen en nuestros diversos grupos culturales de la Costa, Sierra y Selva del Perú y en algunos casos todavía se pueden apreciar que de tiempo en tiempo reaparecen para curiosidad de los medios de comunicación, y son motivo de preocupación para las tribus nativas, quienes conservan un recuerdo de todos los animales legendarios. 

En este artículo se presentará y analizará cada uno de estos 3 animales míticos o de leyenda de forma detallada, animales que a pesar del paso de los siglos aún mantienen una magia cautivadora, La Yacumama fue y aun es una de los reptiles más largos que se conocen en nuestro tiempo actual, las aves trueno tan grandes que hacen que un cóndor parezca un colibrí y extraños reptiles de los cuales se mantienen presentes y vivos en los mitos y leyendas, animales que vivieron mucho antes que llegaran los primeros hombres al territorio peruano y que han sobrevivido a la llegada a los primeros humanos, al avance territorial, y a la contaminación ambiental. Estos 3 animales representan la fuerza de la naturaleza y el conocimiento de un mundo perdido y desconocido del cual aún sabemos muy poco a pesar de los siglos transcurridos.

Las leyendas de las serpientes gigantes

Según las leyendas de los aguarunas, las serpientes gigantes llegaron a sus territorios de forma inesperada: “Fue cuando los aguarunas conocieron el dolor y el pánico, pues en la laguna Negra surgió una Panky (serpiente gigante) que salía de la laguna, reptaba por los bosques a cazar, a su paso destruía muchos árboles y los animales al verla quedaban tiesos del pánico, tan asustados que no se atrevían ni a mover ni un musculo y la Panky se los comía por montones. Cuando la Panky bramaba se podía escuchar a varios kilómetros a la distancia. Al principio los guerreros pensaron en enfrentarla, pero fueron vencidos, las lanzas se clavaban en su carne como pequeñas agujas y las flechas eran como pequeñas espinas, la condenada serpiente tenía la piel muy dura y devoraba a varios guerreros con mucha facilidad, nadie la podía vencer y aparentemente era invencible 




Este fragmento de la leyenda nos motiva a reflexionar acerca de la posibilidad de que las tribus de la selva del Perú convivieran con reptiles de gran tamaño, y figura en muchas leyendas que se conservan en las diferentes tribus no solo del Perú si no también de Brasil y otros países donde abundan los bosques frondosos. 

Cabe preguntarnos ¿Pertenece las serpientes gigantes y otros animales prehistóricos al campo de la fantasía o fueron seres reales que convivieron con los primeros grupos humanos? 

Las leyendas mencionadas líneas arriba no nos permiten afirmar o negar nada concreto, sin embargo, muchas culturas parecen guardar en sus memorias e historias seres gigantescos que convivieron con los primeros grupos humanos tanto de Sudamérica como de diferentes partes del mundo. 

En los mitos y leyendas de diferentes pueblos del mundo aparecen boas gigantes, aves descomunales y extraños reptiles desconocidos (¿dinosaurios vivos?) destruyendo sus casas y enfrentándose cuerpo a cuerpo con sus antepasados. En nuestro país también pasó lo mismo en los grupos culturales de la sierra y selva del Perú, estos mitos y leyendas los presentan como seres reales con tantos detalles que nos hace pensar que en verdad existieron tales seres gigantescos. 



Según la antropología peruana los “Amaru” eran serpientes gigantes que vivían diferentes partes de las montañas del Perú”. Los Amarus varían en tamaño y detalles y cumplen diferentes roles, que varían en cada pueblo o comunidad del Perú, dichas historias o leyendas se remontan a muchos siglos atrás, antes de la llegada de los españoles al territorio sudamericano. 
 


En los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega menciona que Túpac Yupanqui “observo en una montaña cercana a la zona de Abancay una serpiente tan grande que demoró muchas horas en cruzar de un extremo al otro de una quebrada”, se menciona en otro párrafo que Huayna Cápac encontró una serpiente de más de cincuenta pasos de largo”, sin embargo, ambos fragmentos no son muy conocidos ni divulgados en las diferentes versiones resumidas de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega. 

Los verdaderos Comentarios Reales son grandes tomos con cientos de hojas que tomaría varias horas de lectura. De estos y otros libros que pude observar en la Biblioteca del Coricancha se conservan muchas historias desconocidas. 

Según la definición más conocida la palabra Amaru es de origen quechua y significa “serpiente”, “culebra de gran tamaño” o en aimara significa “Katari”, es el nombre que recibe una deidad representada como una “serpiente alada”, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de pez. En la época incaica era considerado un símbolo de la sabiduría, esta es la razón por la cual los hijos de las Casas del Saber los “Yachay Wasikuna” se colocaba la imagen de dicho animal, un “ser totémico”. Amaro en aimara significa “duro”. 

Amaru es una deidad que se relaciona con la economía del fuego en las tierras o zonas agrícolas, simboliza la vitalidad del fuego que ayuda a la existencia del pueblo aimara.  Para otros pueblos el Amaru simboliza el agua que corre por canales de irrigación, ríos y vertientes y que hacen posible que las semillas del cultivo se conviertan en hortalizas. Además, se dice que todo aquello que compone la vida está escrito en las escamas del Amaru.
 
En Tiwanaku el Amaru se encuentra representado en un qalawawa o monolito de piedra, también se puede observar la figura de Amaru. La serpiente aparece cerca del dios central de la Portada del Sol “Tunupa”, eran seres muy presentes en la iconografía del edificio sagrado de Tiwanaku.

En Cusco es un personaje muy destacado en la cosmovisión andina, el Amaru representa el comunicador entre el cielo y la tierra, primero como “Illapa” o Rayo que va hacia la tierra luego como serpiente, agua, etc. El Amaru pasa del Hanan Pacha (Mundo Celestial) al Kay Pacha (Mundo presente) y después al Ukhu Pacha (Mundo Interno o madre Tierra). 

Es considerado una deidad más mental que real, como los chinos, mayas y los aztecas. Su representación fue como el de una serpiente alada, que pasa de un mundo a otro como un gran comunicador de los dioses incas (Pedro de Gamboa). También era usado como parte de los nombres incas, por ejemplo: Túpac Amaru, Amaru Yupanqui, etc. 
     


La Sachamama y la Yacumama 

Entre las tribus de la selva del Perú la serpiente sagrada era clasificada como: Sachamama o Yacumama.
 
Sachamama: Es la gran serpiente (boa) de la madre Tierra, era considerada la que trae la vida y abundancia, los Boras la consideraban como la mensajera que se conectaba entre el mundo presente y el mundo de los muertos o espíritus (mundo de abajo), por eso incluían a la Sachamama dentro de sus cantos y ceremonias principales. 

La Sachamama o “Serpiente de Tierra” aparece en culturas muy antiguas tales como Chavín, Nasca, Moche, y otras más. En todas estas culturas aparecen infinidad de veces cerca de otras deidades, y cumplían diferentes funciones como atraer las lluvias, dar fertilidad de la tierra, ser mensajero de los dioses, etc.

¿Yacumama o Titanoboa?

Es posible que la Yacumama guarde relación con la Titanoboa de Colombia.

Yacumama: Es la una serpiente semejante a la boa, pero mucho más grande, hallada en las aguas de los ríos y lagos. La Yacumama tenía un tamaño gigantesco (según los mitos y leyendas entre 40 y 60 metros de largo) y vive en la desembocadura del río Amazonas. La Yacumama es considerada como la “Madre de las aguas” que solo sale a tierra o se hace visible en los años más calurosos”. 

Según la tradición de las tribus de la selva del Perú “La Yacumama representa la vida de un bosque, si muere la Yacumama los animales que viven cerca del río o lago donde se refugia también mueren”. Curiosamente cada cierto tiempo aparecen noticias de grandes serpientes rondando en los bosques de las selvas del Perú. 

Existen registros donde se describen serpientes gigantes de más de 10 metros de largo, incluso los miembros del ejército del Perú se enfrentaron y mataron a una serpiente de 30 metros de largo en la década de los 80.

Recientemente se han encontrado los restos fósiles de la Titanoboa en Colombia, una serpiente que media entre 12 y 15 m. de largo. Sin embargo, en el Perú aún no se ha encontrado ningún esqueleto o hueso fósil de una boa de más de 10 metros de largo, esto dificulta el estudio paleontológico de la Yacumama.



Según los registros oficiales la serpiente (boa) más grande alcanza los 8 m de longitud, sin embargo, no debemos olvidar que algunas boas que pasan los 100 años alcanzan tamaños gigantescos. Si las serpientes de 30 metros son seres reales, cabe preguntarnos ¿Por qué no se han encontrado sus huesos o restos de piel en las zonas cercanas a los ríos o las desembocaduras donde viven? .

La respuesta más lógica seria por tres razones principales:

1.- Porque en la selva peruana los cadáveres rápidamente se malogran, se descomponen y desintegran en menos de dos días, un suelo como el de la selva es muy ácido, que debilita y desintegra los huesos en poco tiempo, este tipo de suelo dificulta la conservación o fosilización de los huesos de la gran serpiente. La conservación o fosilización es un proceso casi imposible de ser llevado a cabo en los estratos del suelo de la selva peruana. 

2.- Porque, aunque se conserven los huesos de un animal de gran tamaño, las lluvias torrenciales y la espesa vegetación cubriría con suma facilidad los afortunados huesos que hayan escapado a la destrucción del suelo ácido. Estos huesos estarían tan cubiertos de vegetación que su detección sería un golpe de suerte para los biólogos o paleontólogos que se aventuren a ir en su búsqueda.  

3.- Los huesos de dichas serpientes gigantes se encuentran en terrenos de difícil acceso, o con la crecida de los ríos pudieran ser fácilmente transportados y sus huesos dispersados en diferentes direcciones, perdiéndose así una valiosa evidencia física que avale su existencia.

Como se ha podido observar para que un cuerpo o sus huesos se conserve y sea descubierto deben pasar por una serie de factores favorables. No debemos olvidar que la mayoría de los restos de plantas o animales son devorados rápidamente por carroñeros, el clima caliente que descompone un cadáver en menos de 48 horas, esto dificulta mucho más el proceso de conservación de los huesos de la serpiente de gran tamaño mencionado líneas arriba.

A falta de pruebas directas (cuerpos o huesos), sólo nos queda analizar las pruebas indirectas que se encuentran en las narraciones antiguas y modernas que las mencionan con mucha frecuencia (tribus de la selva del Perú) y se les menciona como seres reales que lucharon con sus antepasados hace miles de años atrás. 

Para algunos biólogos la Yacumama guardaría relación con la Titanoboa, sin embargo, aún no se han encontrado restos óseos para poder comparar entre los dos, para otros especialistas la Yacumama sería una boa o pitón de gran tamaño. 

Por el momento la Yacumama permanece presente solo en el mundo de los mitos y leyendas de las tribus de las selvas de Perú, Brasil, Ecuador y Colombia y es necesario más estudios para aclarar si esta serpiente es un animal mítico o real, el tiempo y futuras investigaciones revelaran la realidad o falsedad de este animal de leyenda del cual sabemos tan poco. 

Las aves del trueno

Los nativos de Norteamérica más conocidos como “pieles rojas” mencionan en sus leyendas la presencia de “las aves del trueno”. Estas aves son descritas como aves de gran tamaño con alas tan grandes que generan vientos fuertes, con poderosas garras capaces de llevarse un niño, una mujer, incluso un hombre con suma facilidad. 

Para los Navajos, Hopi, Cheyenne, etc., eran conocidas como las Aves del Trueno, estas historias hasta más de cien años eran vistas por los hombres de ciencia como leyendas, exageraciones o fábulas para asustar a los niños, sin embargo, recientemente han aparecido informes y reportes a lo largo del siglo XX que han despertado una profunda curiosidad por las aves gigantes rapaces más grandes que las águilas o cóndores actuales. 
  
 

¿Aves del trueno, mito o realidad? 

Para poder comprender mejor a estas aves rapaces de gran tamaño son mito o realidad debemos estudiar sus orígenes. Estas aves rapaces vivieron en Norteamérica y Sudamérica del Mioceno al Pleistoceno y eran carnívoras, y a veces se alimentaban de carroña. Estas aves estaban emparentadas con los modernos cóndores y no guardan relación con otras aves rapaces diurnas, ni con los buitres del Viejo Mundo. 

Estas aves rapaces se extinguieron a fines del Pleistoceno, sin embargo, desde fines del siglo XVIII se han dado informes de ataques de aves gigantes semejantes a cóndores, estas aves atrapaban a niños, niñas y aún hombres con sus garras afiladas y se llevan a sus víctimas a las montañas donde tienen sus nidos o lugares de descanso. 



Las leyendas e historias de las aves rapaces de gran tamaño no son exclusivas de Norteamérica, también figuran en Sudamérica. En las tradiciones de Cusco y Apurímac las personas más ancianas contaban a mediados del siglo XX que “Hace mucho tiempo atrás bajaban de las montañas aves como cóndores o quizás más grandes que se llevaban niñas de 6 a 8 años y también a jovencitas entre sus garras hacia sus nidos que se ubican en las montañas más altas y nadie volvía a verlas de nuevo” (Tradiciones del Cusco antiguo - 1952). 
 
En la Sierra de Lima se cuenta una vieja leyenda: “y cada dos días bajaban de las montañas varias aves gigantes parecidas a cóndores que raptaban niños, niñas y aún personas adultas entre sus garras, a quienes nunca más volvían a verlas, y todos vivían, hasta que llego un cura que subió a las montañas y se enfrentó a las aves gigantes, en una batalla que duro 2 noches durante el cual salían rayos y truenos. Al tercer día se vio las aves se habían convertido en piedra y el cura también se había convertido en piedra, y ya no volvieron a aterrorizar a nuestro pueblo” (Tradiciones orales del pueblo de Huarochirí - 1970)

Sin embargo, por las características mencionadas en las leyendas, esas aves no pueden ser cóndores ni águilas andinas o Harpías, por las siguientes razones: 

- Los cóndores no tienen las garras ni las fuerzas para levantar un niño o una joven mujer y llevarlas hasta sus nidos, además el cóndor es carroñero no un ave rapaz, no posee un pico afilado como las águilas. 

- Las águilas andinas tienen una envergadura máxima de 1.60 m y las águilas Harpía tienen una envergadura máxima de 2 m. Ambas águilas pueden cargar a lo mucho un cordero o un perezoso de 8 kilos, pero un niño pesa entre 10 y 20 kilos y una joven mujer entre 50 o 60 kilos.
 

Es posible que las aves rapaces gigantes semejantes llamadas “Teratornitidos” no se hayan extinguido hace 10, 000 años atrás, sino que hayan sobrevivido muchos siglos más hasta nuestra época actual. El Teratornitidos más conocido y grande fue el Argentavis Magnificens, un ave rapaz de 6 m de envergadura.

Entre la década de los 40 y 80 los reportes sobre los ataques de los Teratornitidos continúan en Norteamérica, pero misteriosamente desaparecen en Sudamérica y no vuelven a escuchar ¿Acaso esas aves rapaces gigantes habían desaparecido totalmente en Sudamérica?, es probable que sí. 

Sobre los extraños reptiles gigantes que aparecen en las leyendas de las antiguas culturas del Perú se describirá en la próxima edición de este artículo.
                                                                                                       (Continuara) …












Jesús Ángel Béjar Apaza

Es profesor de Ciencias e Historia del Perú en Nivel Primaria y Secundaria. Cursó arqueología en la Facultad de Ciencias Sociales (UNMSM -2002- 2005), Astronomía en la Facultad de Ciencias Físicas (SPACE - UNMSM. 2003 – 2005) . Guía de Turismo en el Cepea (2005- 2008).  Educación en el Pedagógico América (2018 -2021). Especializado en temas de Ecoturismo, escritor de temas prehispánicos y arqueológicos, divulgador científico. Escritor de las Revistas Rumbos y Chasqui.     





 



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