31 agosto 2018

Siete materiales para lograr un proyecto sostenible en arquitectura




En los últimos años se está haciendo un fuerte hincapié en que debemos pensar en una arquitectura más sostenible y eficiente. Las construcciones son responsables del 40% de las emisiones de CO2 del planeta y consumen también un 40% de la energía mundial. En este cálculo se incluye todo, desde el proceso de fabricación y transporte de los materiales hasta la demolición o el coste de reutilización de los edificios. 

Por suerte, hoy en día existen muchas alternativas a la hora de elegir los materiales con los que vamos a construir. En este post recopilamos una serie de materiales que nos ayudarán a conseguir una arquitectura y unas construcciones más respetuosas con el medio ambiente. 

Con el uso de estos materiales, junto con otros factores del diseño arquitectónico, como la orientación, los cerramientos, el aislamiento sin puentes térmicos o el uso de sistemas pasivos, no sólo conseguiremos un ahorro energético a lo largo de la vida útil de nuestro edificio, sino también una fuerte reducción de la huella de CO2 del mismo y, en definitiva, una arquitectura más sostenible.



Madera



Es un material tradicional y muy conocido pero del que muchos desconocen sus múltiples ventajas. Se trata del material con el menor impacto ambiental en su producción y ciclo de vida, está considerada un sumidero de CO2. A la hora del uso de la madera en la construcción sostenible, esta debe venir certificada, garantizando que procede de la tala responsable, es decir, los fabricantes plantan nuevos árboles por cada uno que talan. La madera además tiene propiedades aislantes, ayudando a mantener nuestra casa fresca en verano y templada en invierno, lo que la convierte en un material de construcción más sostenible y más eficiente energéticamente.

En las construcciones de madera, se calcula un ahorro de entre un 50% a un 60% al año en calefacción y aire acondicionado, su construcción suele ser más rápida y son hasta un 30% más baratas que las viviendas de hormigón y ladrillo habituales. Aunque es un sistema muy interesante, como inconveniente hay que señalar que no sería posible globalizar la construcción en madera debido a la superpoblación del planeta y al espacio que necesitaríamos para generar tanta madera de forma sostenible. Sin embargo es un sistema ideal para su utilización en viviendas unifamiliares.

 Fibra de celulosa de papel reciclado



Existe tal cantidad de materiales aislantes que muchas veces cuesta decidirse. Pero si pensamos en el medio ambiente posiblemente este sea el más adecuado sin sacrificar ni lo más mínimo el nivel de aislamiento. El aislamiento de celulosa es papel de periódico reciclado y tratado con sales de bórax que le proporcionan propiedades ignífugas, insecticidas y anti fúngicas. 

La celulosa tiene un coeficiente de conductividad térmica muy bajo y precisa de muy poca energía de fabricación (5 KWh/m³), cosa que podemos apreciar si lo comparamos, por ejemplo, con la lana de vidrio y lana de roca (180 KWh/m³). Se comporta como la madera, equilibrando las temperaturas máximas y mínimas del día en verano y protegiendo del frío en invierno, su desfase térmico (tiempo que tarda en transmitir la temperatura de un lado a otro de su grosor) es de entre 8 y 10 horas, y además presenta un coeficiente de aislamiento acústico muy por encima de los aislamientos tradicionales. En el siguiente vídeo podéis apreciar su eficacia frente a la fibra de vidrio:


Panel aislante de fibras de madera






Como ya decíamos antes, existen muchos tipos de aislamiento, los paneles de fibra de madera son otro de ellos. Se trata de un producto procedente de los residuos generados por aserraderos y otras industrias de la madera. Mediante la aplicación de colas y de presión se obtiene un tablero con cierta resistencia mecánica que se utiliza principalmente como aislamiento térmico y acústico. Mediante la incorporación de aditivos, se le pueden añadir propiedades especiales tales como resistencia al fuego, insectos o a la humedad. 

Es además un material ligero y manejable y que se puede cortar fácilmente con una sierra de mano, facilitando su uso en obra. Los tableros de fibra de madera son totalmente reciclables y compostables, por lo que no producen residuos. De entre todos los materiales usados como aislantes, los paneles de fibras de madera son los que tienen una mayor inercia térmica. Eso sí, no son adecuados para aislar por el exterior ya que pueden absorber humedad e hincharse, sobre todo cuando hablamos de paneles con densidades bajas.

 Paneles OSB



Se trata de otro producto derivado de la madera, enormemente popular en los Estados Unidos, donde se desarrolló originariamente ya en 1978, y que, sobre todo en los últimos años, cada vez se usa más en Europa. Los tableros OSB (siglas de Oriented Strand Board, en español Tablero de Virutas Orientadas) son una evolución del tablero de contrachapado formado por capas de virutas o astillas orientadas en la misma dirección. Cada capa sigue una orientación perpendicular a la capa anterior, lo que proporciona al material un comportamiento más homogéneo ante la dilatación o la aplicación de fuerzas en distintas direcciones. 

Los bordes se sellan con material impermeabilizante, para evitar la absorción de humedad. Además de su gran resistencia mecánica, conserva las propiedades de aislamiento térmico típicas de la madera y de los aglomerados de madera. También es un excelente aislante acústico y se pueden recubrir con una gran variedad de materiales tanto de interior como de exterior (morteros, piedra natural, cerámica etc.). Según los aditivos que incorpore, la normativa los subdivide en cuatro categorías:

Si no se mezclan con otros materiales pueden ser tratados y reutilizarse en la fabricación de otros derivados de la madera o en procesos de generación de energía y electricidad. Son una buena alternativa para su uso en elementos estructurales, la formación de fachadas, tabiques de interior e incluso mobiliario, suelos y techos.


El barro cocido


Se trata de barro cocido a temperatura inferior a 950ºC y tratamientos naturales para que conserve las cualidades de la tierra como la higroscopicidad, aislamiento, baja radiactividad y muy buena inercia térmica.

Sus usos en la construcción son muy variados: muros y cerramientos de ladrillo, fachadas ventiladas cerámicas, bóvedas, solados, tejas, celosías… Los materiales cerámicos son materiales muy inertes y estables por lo que son altamente reciclables. Además, los residuos generados en las diferentes fases de producción del material pueden reincorporarse al circuito de preparación de la materia prima.


Mortero de cal


La cal se puede utilizar como aglomerante en los morteros y como acabado de fachadas y revocos. Representa la alternativa sostenible al cemento al necesitar menos energía para su producción. Además, el CO2 producido en su fabricación es absorbido posteriormente durante la carbonatación, compensándose así las emisiones de gases. 

Otra ventaja frente al cemento es que no precisa aditivos, simplificándose el proceso de fabricación. En cuanto a sus propiedades, los morteros de cal permiten el paso del vapor de agua además de ser más flexibles que el cemento, evitando la aparición de grietas en los revestimientos. 

Como desventaja, encontramos que el mortero de cal tiene un endurecimiento más lento que el mortero de cemento, por lo que su uso estructural (dentro de las fábricas de ladrillo o piedra) es más limitado.


Polipropileno, polibutileno y polietileno


Las instalaciones de una vivienda son muchas veces el gran olvidado de los proyectos de arquitectura pero también tienen mucha influencia en el medio ambiente y en la sostenibilidad de la construcción.  Los materiales de PVC incorporan en su producción elementos biocidas, pudiendo desprender a la atmósfera partículas nocivas para nuestra salud. 

El polipropileno, polibutileno y polietileno son materiales termoplásticos alternativos al PVC y más respetuosos con el medio ambiente que, entre otras ventajas, no contienen cloro en su composición. Se pueden utilizar en los sistemas de calefacción, conductos de agua sanitaria, transporte de aguas residuales y drenajes, entre otros. También se utilizan para la impermeabilización de cubiertas y como aislante eléctrico. Además de ser baratos, desde el punto de vista ambiental, tienen las ventajas de no ser tóxicos, químicamente inertes, esterilizables y reciclables.

Por supuesto, existen muchos más materiales en el mercado para conseguir que nuestros edificios sean más respetuosos con el medio ambiente, pero creemos que los aquí citados son los más conocidos y los más fáciles de aplicar para dar los primeros pasos hacia una arquitectura sostenible. Si os interesa este tema, podéis consultar alguno de nuestros post anteriores sobre arquitectura ecológica, eficiencia energética y bioconstrucción.





Más información
https://www.arrevol.com/blog/7-materiales-para-una-arquitectura-sostenible





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