El sitio arqueológico de Choquequirao se localiza en la vertiente sur de la Cordillera Oriental y en la margen derecha del río Apurímac, muy cerca del nevado Qoriwayrachina (5404 msnm) que tuvo mucha importancia para el sitio.
Está rodeado por los nevados Pumasillo y Choqetacarpo al norte, Wiracochan al noroeste, Ampay al sur y Salkantay (6264 msnm) hacia el este. Hasta hoy los habitantes de los pueblos cercanos consideran a los nevados como sitios sagrados. En Choquequirao y sus alrededores, incluyendo el camino de acceso desde Cachora, afloran esquistos, micaesquistos, gneis y cuarcitas, que fueron utilizados como
material de construcción para el sitio arqueológico.
En los Andenes de las Llamas destacan los mosaicos que representan a estos camélidos, diseñados con cuarcitas blancas que contrastan con los micaesquistos grises. Los depósitos cuaternarios más importantes son de origen coluvial y generalmente fueron originados por deslizamientos; se trata de gravas y bloques angulosos con una matriz limosa.
En Choquequirao existen deslizamientos que se desarrollaron en las laderas oriental y occidental, dejando entre ambos una colina con dirección norte-sur del tipo lomo o silla de caballo. Sobre esta colina bastante inestable los incas construyeron Choquequirao separando el Sector Alto (Hanan) y el Sector Bajo (Hurin), pero antes estabilizaron los deslizamientos de las laderas. Desde el punto de vista arqueológico, el significado de estabilizar previamente este sitio «geológicamente peligroso» destaca la importancia del lugar, pues los incas tuvieron que realizar grandes obras de ingeniería.
En efecto, Choquequirao fue un sitio complejo, de naturaleza ritual, probablemente construido para magnificar el poder del soberano inca y perpetuar su memoria después de su muerte. El relieve casi norte-sur sobre el que se construyó Choquequirao, similar al de Machupicchu, y la orientación de la mayoría de los edificios y dos grandes complejos de terrazas en las laderas occidental y oriental, estaban relacionados con los picos de los principales nevados, su proximidad al río Apurímac y los movimientos del Sol, lo que explicaría la elección de este sitio «inestable» y estabilizado cuidadosamente.
Actualmente, los fenómenos que afectan el sitio arqueológico están vinculados con el agua y la gravedad, y son principalmente los asentamientos, la reptación o deslizamientos lentos, la erosión superficial, la caída de rocas, los deslizamientos superficiales, y los aluviones. Por lo tanto, se deben restaurar los andenes, y restaurar y/o reconstruir los sistemas de drenaje, entre otros.
El acceso al sitio arqueológico de Choquequirao (3100 msnm) se realiza principalmente desde Cachora (2850 msnm), que se encuentra en la vertiente sur del río Apurímac. Este camino constituye un atractivo turístico por cruzar diferentes pisos ecológicos, con una geografía muy accidentada, ya que atraviesa el cañón del río Apurímac a 1550 msnm.
Este camino se halla afectado por deslizamientos, derrumbes,
reptaciones, erosión superficial y caída de rocas, debido a las laderas muy empinadas, las fracturas de las rocas, y sobre todo a las intensas lluvias de los meses de diciembre a marzo. Las recomendaciones son: evitar hacer más cortes de talud para ampliar el camino, reforestar el lugar, construir drenajes transversales y longitudinales para disminuir la erosión superficial y, en otros casos, hacer muros de contención.
ANTECEDENTES DEL CONOCIMIENTO DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CHOQUEQUIRAO
El sitio arqueológico inca de Choquequirao presenta muchas similitudes con otros sitios ubicados en el valle del Urubamba, como Machupicchu, Pisac y Huchuy Qosqo, y tenía funciones similares a dichos establecimientos.
Todos estos sitios tienen edificios con mampostería fina y eran residencias reales de los soberanos incas. Las fuentes coloniales escritas sugieren que Choquequirao formaba parte de una hacienda real ubicada en el valle del Apurímac que pertenecía a Tupac Inca Yupanqui o Pachacutec.
Después de la conquista, varios españoles recibieron encomiendas en el valle del Apurímac. El año 1539, Francisco Pizarro otorgó a su hermano Hernando el sitio de Choquequirao y la zona de Cachora y Sayhuite. Por su lado, Gaspar de Sotelo recibió el área comprendida entre los ríos Apurímac y Pachachaca, con las tierras de Huanipaca y Tacmara.
Durante los años de 1540, Sayri Tupac, hijo de Manco Inca y nieto de Huayna Capac, refugiado en la Cordillera de Vilcabamba (en Vitcos y Vilcabamba), reclamó a los españoles Choquequirao y el valle del Apurímac. El virrey Pedro de La Gasca (1546-1551) aceptó otorgarle las tierras de Hernando Pizarro y de Gaspar de Sotelo donde vivían unas seiscientas personas (indios tributarios). Sin embargo, por razones desconocidas, el acuerdo entre los españoles y Sayri Tupac nunca fue cumplido y este no pudo recuperar Choquequirao (Duffait, 2005).
A fines del siglo XVI, Choquequirao y Sayhuite fueron reducidos en Cachora, pueblo que presenta el trazado en damero típico de los pueblos de reducción creados por los españoles. No se sabe si Choquequirao fue totalmente abandonado al momento de la creación del pueblo de Cachora, o si algunas personas se quedaron en la residencia real inca hasta los primeros años del siglo XVII (Duffait, 2005, 2007).
A lo largo del siglo XIX, muchos exploradores visitaron el sitio, incluyendo a Eugene Sartiges (1851, 2006), Leonce Angrand (1972) —quien realizó el primer registro gráfico de la parte central del sitio— y Charles Wiener (1993) que lo menciona en sus trabajos. En años recientes, Samanez (2006) y Ravines (2006) presentaron una síntesis en un número especial del Boletín de Lima.
En 1909, Bingham (1910, 2006) efectuó excavaciones, particularmente en el ushnu, además de realizar una descripción y mapas del sitio arqueológico. En la década de los años sesenta del siglo pasado, el Patronato Departamental de Arqueología del Cusco realizó trabajos de limpieza y estableció los límites del sitio arqueológico con el fin de señalar las áreas protegidas e intangibles.
A partir de la década de 1990, dentro del Proyecto Especial Regional Plan COPESCO, se realizaron estudios con el objeto de proponer los procedimientos para la restauración y puesta en valor del sitio arqueológico de Choquequirao, a cargo del arquitecto Roberto Samanez y el arqueólogo Julinho Zapata, quienes publicaron trabajos los años 1995 y 1999.
El año 1999 COPESCO elaboró el Plan Maestro de Choquequirao, documento técnico que formuló el desarrollo sostenido de la actividad turística en el Complejo Natural Cultural Choquequirao y su área de influencia, proponiendo la intervención integral de una manera
planificada y controlada, elaborando un documento técnico normativo. En el mes de noviembre del 2002 se culminó el «Estudio de diagnóstico y propuesta para la delimitación del Complejo Natural Cultural Choquequirao».
Un hecho importante que debe destacarse es el descubrimiento de los Andenes de las Llamas, realizado por Percy Paz en 2002 y luego otros mosaicos en septiembre del año 2004 por Zenovio Valencia. Al año siguiente se elaboró el expediente técnico para la conservación del paramento lítico del Conjunto Arqueológico Choquequirao Sector 8-Las Llamas, pero los trabajos se realizaron parcialmente.
Las excavaciones y los numerosos trabajos de restauración que realizaron en Choquequirao los arqueólogos de COPESCO en la primera década de este siglo, tuvieron el aporte financiero del Fondo Contravalor Perú-Francia. Ellos arrojaron nuevas luces sobre la historia del lugar (Zapata, 2005, 2006; Valencia et al., 2005; Alencastre, 2006; Paz, 2007; Duffait, 2005, 2007; Lecoq, 2004, 2005, 2007, 2008, 2010). Todos los trabajos mencionados han sido fuente importante para la síntesis arqueológica que se presenta en esta publicación.
BREVE DESCRIPCIÓN DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CHOQUEQUIRAO
Las excavaciones realizadas por Lecoq (2004, 2008) en dos sectores de viviendas domésticas, situadas al este del ushnu y al norte de las grandes terrazas han revelado una ocupación más antigua que la conocida hasta ahora.
Esta podría remontarse a finales del Horizonte Medio, hacia 1000 d.C, y estuvo muy acentuada durante el período Intermedio Tardío (1000-1300 d.C.), además de los restos de una posible ocupación durante el Intermedio Temprano, entre 200 a.C. y 500 d.C. (Lecoq, 2004, 2008).
Los edificios de Choquequirao visibles hoy en día son construcciones incas y se distribuyen entre muchos barrios urbanos y zonas periféricas, divididos en trece sectores y muchos subsectores. Los más grandes y mejor preservados se sitúan en el núcleo urbano que cubre casi 11 hectáreas.
Al igual que la antigua capital inca, Cusco, u otros sitios incas regionales mejor conocidos como Machupicchu, Choquequirao parece haber sido organizado en dos mitades (Fig. 3): Sector Alto o Hanan y Sector Bajo o Hurin (Garcilaso de la Vega, 1982); Cobo, 1964), como parte de la organización dual muy difundida en el mundo andino.
Se ha establecido que el Sector Alto ocupa las edificaciones del extremo norte y el Sector Bajo se encuentra al sur junto a la Plaza Principal, donde se localizan los edificios ceremoniales y las kallankas.
Ambos sectores fueron construidos a lo largo del eje norte-sur y aparentemente tenían el mismo nivel de prestigio. Samanez y Zapata (1999) aseveran que Choquequirao es un centro ceremonial conformado por sectores separados que se integran armoniosamente.
Además se han identificado edificaciones en las que se realizaban actividades ceremoniales, administrativas, laborales y de vivienda. Finalmente, estas construcciones son complementadas con terrazas o andenes que estabilizan el área y también sirvieron para la producción agrícola .
En la descripción del sitio arqueológico de Choquequirao, Samanez y Zapata (1999) mencionan la presencia de cerámica doméstica y ceremonial del estilo clásico cusqueño y también de otras variedades y estilos propios de gente que se trasladó para construir y poblar el sitio en forma permanente. Es probable que se tratara de agricultores experimentados que sabían construir y explotar los andenes agrícolas en zonas tipo ceja de selva.
Por otro lado, varias fuentes etnohistóricas mencionan Choquequirao y demuestran que este sitio era conocido por los españoles desde su llegada a Perú en el siglo XVI. Duffait (2005, 2007) indica que podría ser una propiedad privada real del inca Tupac Yupanqui. Los trabajos de Samanez y Zapata (1995, 1999) y un trabajo reciente (Echevarría, 2008) sugieren que el sitio fue planeado durante el reinado de Pachacutec y ampliado por Tupac Yupanqui.
Es de esta época que datarían los mosaicos que se han descubierto en el conjunto S8 de Choquequirao, conocido como Las Llamas. Si Choquequirao fue efectivamente un dominio real, esto explicaría el carácter excepcional de las terrazas y los edificios que exhiben la alta técnica de ingeniería en una zona geológicamente inestable. Al igual que
otras manifestaciones materiales incas (cerámica, textiles, orfebrería, etc.), estos edificios sirvieron para magnificar el poder del soberano en su vida (Bray, 2008), para perpetuar su memoria después de su muerte y para satisfacer las necesidades de los miembros de su linaje o panaca (Duffait, 2007).
EL NOMBRE DE CHOQUEQUIRAO
Como los han señalado Zuidema (1976, 1978) y Bauer (2000), Choquequirao es el nombre dado a una montaña sagrada (huaca o wak’a) de la región noreste de Cusco, en el Antisuyo, de donde fluía un manantial llamado Choquequirao Puquio; a esta elevación se rendía homenaje sacrificando llamas y tejidos. Esta huaca estaba situada en el cuarto ceque del Antisuyo, según el sistema que caracterizaba la organización sociopolítica y ritual del Cusco, de acuerdo con datos proporcionados por Cobo (1964).
Es pues posible que, al igual que otros centros ceremoniales de la región de Cusco, recientemente revisados por Bauer (2000), el sitio de Choquequirao —si realmente ese era su nombre en la época Inca— haya sido diseñado como una proyección más o menos idealizada de esta huaca en el valle del Apurímac, vinculado al culto solar y al inca, hipótesis que los datos arqueológicos no permiten verificar.
Fuentes de Información:
Geologìa de Choquequirao
Autores : Victor Carlotto Caillaux, José Cardenas Roque, Lionel Fidel Smoll y Martín Oviedo Mena
Instituto Geológico Minero y Metalúrgico INGEMMET
Boletìn Nro. 4 Serie 1 Patrimonio y Geoturismo
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