15 junio 2009

ECOURBANISMO, PREOCUPACIÓN POR LA RELACIÓN ENTRE LOS ENTORNOS NATURALES Y ARTIFICIALES A TRAVÉS DEL TIEMPO - Tania Arevalo Lazo






Por la Bachiller en Arquitectura
TANIA AREVALO LAZO

A través del tiempo los primeros indicios documentados por la relación entre los entornos natural y artificial en el ámbito de la civilización occidental, aparecen con Vitruvio y sus recomendaciones sobre temas tales como el “emplazamiento”, la “orientación” y la iluminación natural” (A. Ciudad romana de Timgad, 100 d.C.). Pero Vitruvio tenía una perspectiva distinta al referirse al emplazamiento, pues se centraba en el “hombre”, en la medida que veía a la naturaleza como único recurso para tan sólo satisfacer sus necesidades, sin pensar en que algún día estos recursos se extinguirían. Esta forma de pensamiento se mantuvo durante dos milenios.

Más adelante, ya en el siglo XIX, las condiciones de extrema insalubridad demás ciudades industriales, provocaron una necesidad de VERDE para la Salud, como la que se reflejó en las nuevas propuestas de Entornos Urbanos, como la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard (B) o el plan de reforma y ensanche para la Ciudad de Barcelona, del ingeniero Ildefons Cerdá (C). Este nuevo pensamiento de origen “Higienista” si se le podría llamar así, trae consigo otros nuevos conceptos, como el de la “preservación de la Naturaleza”, tal como lo podemos ver en la City Beautiful (D), o en las New Towns for América, de Clarence Stein (E). Sin embargo, el planteamiento seguía siendo esencialmente el mismo, se seguía considerando a la naturaleza como bien prescindible para el hombre, si bien ahora pasaba a ser protegida y utilizada por sus efectos beneficiosos para la salud física y mental para el ser humano. Algún progreso se había producido, aunque muy lento desde el punto de vista de la naturaleza.

A pesar del papel social que mostraba la arquitectura y urbanismo, el movimiento moderno seguía considerando a la Naturaleza como un simple telón de fondo de la Urbanización (F. Le Corbusier), y luego, las zonas verdes vendrían a ser una de las demás funciones que se debía proporcionar a la ciudad para el BIENESTAR de sus habitantes (G. Chandigarh). Entre esas preocupaciones, los criterios bioclimáticos que se consideraban para el diseño, como el asoleamiento y la ventilación natural, ocupaban un papel esencial como factores catalizadores para una vida saludable (H.Gropius), pero aún no se tenía en cuenta el “Agotamiento de los recursos”. De acuerdo con el espíritu optimista de la época, el efecto potencialmente devastador de la tecnología sobre la naturaleza (y los seres humanos) no solía constituir una preocupación.

Hubo que esperar hasta después de la Segunda Guerra Mundial, para que surgiera un tema nuevo que cambió la perspectiva de la arquitectura y el urbanismo. Durante la década de 1950 y principios de los 60, en los albores del aprovechamiento de la energía nuclear para usos civiles, se inició seriamente la investigación sobre fuentes de energía que pudieran reemplazar algún día a los combustibles fósiles. Entonces, por primera vez, la tecnología y la ciencia modernas fueron decididamente aplicadas a la exploración de las energías solar, eólica, térmica, de las mareas y otros tipos renovables de energía. Fueron tiempos de optimismo tecnológico, de importantes y significativas innovaciones en todos los campos, de medicina a la exploración espacial. Eran tiempos en el que se creía que no había problema que no podría ser resuelto mediante la ciencia moderna. (I. Cúpula para la ciudad de Nueva York de R.B. Fuller). La naturaleza estaba ahí para ser explorada, comprendida y catalogada, de manera que pudiese ser utilizada más eficazmente en beneficio de la humanidad. En resumen, el enfoque, aún no había cambiado en lo sustancial.

Sin embargo, durante los últimos años 60 y principios de los 70, se produjo una cierta pérdida de confianza en la ciencia y el progreso tecnológico. Comenzaba a emerger una fuerte corriente de RETORNO A LA NATURALEZA, especialmente con el movimiento hippie y los sucesos de 1968. A menudo se buscaba inspiración en las culturas orientales, donde la armonía con la naturaleza, se consideraba esencial para el bienestar humano y el equilibrio cósmico. La crisis del petróleo de los años 70 originó una segunda ola de investigación sobre las fuentes energéticas No Fósiles. Aunque las razones fueran esencialmente de índole política y geoestratégica (se trataba de reducir la dependencia del mundo occidental respecto a las fuentes energéticas ubicadas en países remotos), es innegable que se produjo una efímera convergencia, si no de intereses, sí al menos de preocupación, entre los políticos y la sociedad en general, por un lado, y los medioambientales, proteccionistas, y pensadores alternativos por el otro. La palabra Ecología se convirtió en un término muy usado (y abusado), en los medios de comunicación, y comenzó a despuntar una incipiente conciencia social sobre la fragilidad del planeta Tierra. Fue por esa época cuando Paolo Soleri acuñó el término arcología (arquitectura + ecología) e inició la construcción en Arizona (EEUU) de una comunidad sola sin coches, llamada Arcosanti (J). En Egipto, Hassan Fathy se inspira en la arquitectura local tradicional como punto de partida para sus nuevas ciudades en el desierto (K).

El repentino auge económico de los disparatados años 80, devolvió la fe en el desarrollo económico y técnico. Parecía como si el bienestar material volviera a ser el máximo objetivo del ser humano, incluso aunque fuese a expensas de la naturaleza. Sin embargo, ya era demasiado tarde para hacer marcha atrás en ciertos temas y actitudes ya arraigados: Los medioambientalitas habían dejado de ser individuos aislados de la ciudad industrial. Por el contrario, la preocupación por la Salud del planeta estaba ampliamente difundida en la mayoría de los países industrializados.

La recesión de los primeros años 90, generó una nueva crisis de confianza, especialmente en el mundo occidental. Se empezó a dudar de la auténtica capacidad de los expertos en cualquier campo del conocimiento humano, para pronosticar, prevenir y resolver problemas graves. En 1992, en un intento de limpiar su deslustrada imagen, los líderes de 172 países se reunieron en Río de Janeiro, en la Primera Cumbre Mundial del Medio Ambiente; fue entonces cuando los medios de comunicación captaron el término de SOSTENIBILIDAD y lo extendieron por todo el mundo. Por fin, el punto de vista había cambiado: La salud de la Naturaleza, había pasado a ser considerada como esencial para el bienestar y la supervivencia de la humanidad. Había empezado la tercera, y aparentemente definitiva, ola de CONCIENCIA AMBIENTAL.

BIBLIOGRAFÍA: MIGUEL RUANO, ECOURBANISMO, Entornos Urbanos Sostenibles, Edición 2000, España


1 comentario:

Anónimo dijo...

hola

Me gusto el rapido vistazo en secuencia del urbanismo de recursos ilimitados, a la responsabilidad y administración de recursos limitados de ahora.

Rec

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