15 junio 2022

UN ACERCAMIENTO AL ESTUDIO DE LOS ROSTROS Y VESTIDURAS DE LOS HOMBRES DE LA SOCIEDAD CHIRIBAYA - MARILYN FANNY VALDEZ RÍOS

 


Introducción 

El estudio de los rostros y vestiduras de la sociedad Chiribaya han sido poco investigado por la arqueología peruana. Los hombres y mujeres de esta sociedad fueron excelentes pescadores y agricultores. Debemos agregar que también fueron destacados tejedores que elaboraron maravillosos tejidos. 

Las momias de la sociedad Chiribaya fueron bien cuidadas y cubiertas con grandes mantos cuyas figuras simbólicas destacan por su belleza y color. Los arqueólogos del proyecto Mallqui y aquellos que han excavado las tumbas fúnebres de la zona “El Pino” han revelado que la mayoría de los cráneos y momias presentan deformación craneana, y también llevan sus cabellos trenzados, encima de sus cabellos trenzados llevan un gorro de cuatro puntas, otras veces lucen un tocado de plumas de aves costeras y selváticas y en algunos casos lucen un turbante colorido. 

Sobre los rostros y rasgos físicos de los hombres y mujeres de la sociedad Chiribaya es posible que lucieran semejantes a los hombres de culturas Nazca, Wari y otras culturas cercanas. En este artículo se hará un acercamiento al estudio de los rostros y vestiduras que debieron tener los hombres y mujeres de la sociedad Chiribaya.


Los fardos funerarios de la cultura Chiribaya  

Los hombres de la sociedad Chiribaya fueron muy hábiles en la pesca y en el cultivo de tierras desérticas mediante la construcción de canales.

Los Chiribaya formaron un señorío de medianas dimensiones, señorío que no tenía pretensiones expansionistas. La prueba se encuentra en las muestras y evidencias culturales que dejaron detrás de sí.

Los hombres de la cultura Chiribaya han preservado muy bien en las tumbas de la zona, estas momias fueron documentadas por el Discovery Channel y han despertado el interés del mundo científico, los responsables de dicha investigación señalan que los hombres de esta cultura desarrollaron una textilería muy fina, una rica orfebrería, piezas de madera con gran acabado y cerámica de diseños geométricos, escalados, puntitos blanco y negro. En su cerámica escasean las imágenes de dioses terribles o huaco retratos.

La bioantropóloga y directora del Centro Mallqui y del proyecto de conservación arqueológica de las momias descubierta Sonia Guillén explica: “A diferencia de los grandes descubrimientos de pirámides y tumbas reales de la costa norte del Perú, de la cultura Chiribaya no se encuentra en su legado monumental, sino más en el dominio de los tintes vegetales y animales para la confección de tejidos elaborados con fibras muy fina, generalmente de lana de camélidos”. 
 


La Doctora Guillén nos invita a reflexionar sobre el rol importante que jugó la textilería en las culturas de la costa, que generalmente se relacionan en calidad y belleza con la textilería de los Paracas. Pero los finos tejidos de la cultura Chiribaya han mostrado un buen nivel en calidad y maestría y no tiene nada que envidiarles a los tejidos de la cultura Paracas. 

Costumbres funerarias 

Los hombres de la cultura Chiribaya tuvieron las siguientes costumbres funerarias: 

- Se sepultaron casi siempre mirando hacia donde nace el Sol.
- Se colocaron en posición fetal y cubrieron sus momias con textiles de 3,80 m de ancho y 7.60 m de largo.

- Las momias fueron cubiertas con tocados de plumas de aves de la selva y de la costa, los varones llevaron los cabellos trenzados y gorros de cuatro puntas (posible influencia Wari).

- Las momias también fueron enterradas junto con vasijas llenos de comida y diversos productos agrícolas y herramientas que uso el difunto en vida. 

- Las momias también lucían ponchos y camisas trapezoidales y fajas de 2 o 3 cms de grosor. 

La mayoría de las momias de la sociedad Chiribaya han sido huaqueadas y pocas momias se han conservado y estudiado por el Centro Mallqui, y también los estudios emprendidos por los arqueólogos del Museo Antisuyo quienes han estudiado al detalle muchas momias encontradas en los cementerios, la mayoría han sido encontrada por los huaqueros. 

Los rostros perdidos de los hombres Chiribaya  

Los rostros de los hombres de la sociedad Chiribaya son poco conocidos, sin embargo, los arqueólogos del museo Antisuyo han revelado como eran los rostros y los cabellos largos y trenzado, esto se puede apreciar tanto en hombres como en mujeres, lo cual demuestra que los chiribayas posiblemente recibieron influencia de los wari tanto en el atuendo como en los gorros y el trenzado de los cabellos.

De las pocas excavaciones arqueológicas que se han dado en la zona de El Pino se hallaron más de 9 entierros y cerca de 18 cráneos y unos 6 fardos funerarios, la mayoría de los cráneos presentaban huellas de deformación craneana intencional, la cual en más del 90% de los casos de tipo anular.


La deformación anular se caracteriza por presentar el cráneo con una sección circular cuando se le observa desde un plano perpendicular al eje de la forma. Esto se produce por medio de una técnica que consiste en enrollar en forma apretada, hilos, cordones o vendas en torno a la bóveda a manera de un cintillo (…). Acentúa la curvatura horizontal de los huesos de la bóveda dándole el aspecto anular (Munizaga, 1987).

La deformación craneana anular la evidencia ósea indica que fue costumbre ritual, o una moda muy extendida entre la población de la sociedad Chiribaya y otras poblaciones vecinas, posiblemente fue muy habitual entre la gente de la nobleza o gente de alto rango.

La evidencia ósea hallada en los entierros y momias de la sociedad Chiribaya de la zona llamada El Pino corresponden a hombres y mujeres presentan músculos muy marcados como producto de la pesca y agricultura intensiva. 

Es posible que los hombres y mujeres de la sociedad Chiribaya tuvieran un rostro ancho, ojos rasgados, nariz aguileña, labios un poco gruesos y el cabello lacio y grueso, aunque quizás hayan existido casos de pobladores con el cabello rizado, lo cual era más una rareza que una constante entre la población local.

Los hombres y mujeres llevaban el cabello trenzado y la cabeza cubierta con un turbante o un tocado de plumas de aves marinas y de la selva lejana.

El estudio de los cráneos y momias de la sociedad Chiribaya han revelado que alcanzaron una edad entre 60 y 70 años (edad avanzada para su época). Los cráneos muestran que el dolor de muelas y las infecciones dentales fueron las enfermedades más extendidas entre los hombres y mujeres de esta cultura. 



Las momias no muestran armas o escudos, sino sólo herramientas de labranza, báculos de poder, cuencos con ofrendas para la otra vida, cerámica de colores y diseños geométricos, esto muestra que los hombres y mujeres de la cultura Chiribaya fueron un pueblo pacífico, no belicoso, ni con afán de formar imperios.

Textilería y plumería de la sociedad Chiribaya 

La colección de José Jiménez Lazo que se exhibió en la Sala Sabogal del Museo de la Nación en el año 2000 mostraron diversas vestimentas de ricos colores y diseños, ornamentos de oro y plata de gran acabado, la cerámica finamente elaborada, artefactos e instrumentos musicales, tallados en madera y hueso, todo ello encontrado en numerosas tumbas, junto a restos de animales. A partir de esta evidencia, los investigadores han concluido que la sociedad Chiribaya tuvo también una marcada diferencia de clases sociales. 



Según el arqueólogo norteamericano Bruce Owen, la sociedad Chiribaya alcanzó tal grado de sofisticación que resulta extraño que no haya alcanzado un gran desarrollo urbano. Es posible que la sociedad Chiribaya no haya desarrollado grandes ciudadelas o centros ceremoniales porque simplemente desaparecieron con las lluvias casi diluvianas que se dieron cerca de 1350 de nuestra era. 

La Doctora Guillén se muestra prudente en sus estudios y conclusiones sobre la sociedad Chiribaya, y considera que aún hay mucho por investigar y descubrir sobre la sociedad Chiribaya, o los “Señores del desierto”. 



Importancia del estudio de los rostros y vestidos de la sociedad Chiribaya 

La sociedad Chiribaya fue muy importante porque 
- Nos permite conocer más sobre los desarrollos regionales que alcanzaron una alta complejidad que no tenía nada que envidiarles a los wari e inca. 

- Recrear los rostros de los pobladores de la sociedad Chiribaya nos ayuda a visualizar mejor los autores de hermosas cerámicas y finos tejidos. 

- La deformación craneana no fue exclusiva de las culturas Paracas o Nazca, sino una costumbre también practicada por la sociedad Chiribaya. 

- La sociedad Chiribaya también trabajaron con la madera y los metales como el oro y la plata en forma de narigueras bellamente elaboradas.

Podemos concluir que la sociedad Chiribaya ha sido poco estudiada por los arqueólogos peruanos, pero aun así lo poco que se ha encontrado nos muestra la maestría en diversos campos tales como la textilería, cerámica, trabajos en madera y en oro y plata echan por tierra los viejos conceptos que “los mejores orfebres se encontraban en la costa norte”, o que los “Paracas fueron los mejores tejedores del Nuevo Mundo” y otros conceptos más que están siendo revisadas de nuevo. La sociedad Chiribaya es pues un mundo nuevo aún por descubrir. 



Bibliografía 

“El misterio de los hombres de Chiribaya” - Arqueología y Sociedad Nro. 11 – p.28-30 (2004) – Museo de Arqueología y Antropología.

El Señorío Chiribaya en la costa sur del Perú (2009) – María Cecilia Lozada, Jane E.Buikstra.

National Geographic (2001) Develando a los hombres de la cultura Chiribaya (p. 41 – 43).

Revista Somos – Diciembre (2000) – “Artesanos del desierto” (p.35-41). Diario “El Comercio”.

Revista Suyuyuq   Apu – Julio (2006) - “Sociedades de la costa sur” (p.39-42).

                                                                          
                                       
La   Dra. Marilyn Fanny Valdez Ríos ha estudiado Derecho en la flamante Universidad San Antonio Abad del Cusco - UNSAAC. Concluyó sus estudios de Maestría Procesal y Doctorado en Derecho – en la UNSAAC (2018). Llevo talleres de Investigación Aplicada (2016) - Facultad de Ciencias Sociales UNSAAC (2014). Taller de Quipus y Tocapus (2015) UNMSM. Escritora de la Revista Rumbos (2020).

                                         










 






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