15 noviembre 2009

Los socios de Pizarro - Arq. Carlos Alberto Ancón y Bujama (en Perú)



Siempre es estimulante regresar a la tierra que nos vio nacer, ese es el caso repetido una y otra vez de todos aquellos que salimos en busca de aventura por el mundo y decidimos darnos un baño de nacionalidad antes de retomar nuevamente el camino, el re-encuentro con la familia, los amigos, los vecinos y por supuesto, el paisaje nos hace rejuvenecer más, si, este en el caso de los peruanos se da con la visita a la ciudad imperial otrora “ombligo del mundo” hoy ciudad creciente y pujante como casi todas las ciudades del Perú, sí, ahora toca hablar de nuestro querido centro histórico crisol de culturas y aventuras, de imperio y caída, de orden y confusión...realmente se me eriza el cabello de pensar que alguien pueda leer estas líneas y convertirme en el blanco fácil de su crítica, pero que vamos a hacer, somos demócratas y aceptamos de buena gana el intercambio de pareceres y perspectivas, provengan de donde provengan, solo esperamos que sean lo más constructivas posibles para establecer diálogo y sacar partido de ello, ustedes, yo y terceros.

Allá vamos: Si queremos llegar a cualquier ciudad de la sierra peruana debemos tener presente que es preferible hacerlo por tierra, de este modo el organismo se aclimata de manera más adecuada, en nuestro caso las 20 hrs. que tomó el desplazamiento hacia la capital de los incas nos permitió (no sin la ayuda de un popular fármaco y alguno que otro matecito de coca) arribar sin novedades a nuestro destino, pero ya de entrada apreciábamos las inacabadas construcciones en las laderas de montaña de tierras arcillosas y rojizas tan amenazadas por los posibles deslizamientos de este material y que acusaban las erosionadas quebradas, cosa curiosa esto de los andes, dicen que son montañas jóvenes y por lo tanto escarpadas, tal como podemos apreciar en la sierra central, en las cordilleras negra y blanca; el paso de Ticlio, etc. Pero en el caso cuzqueño es todo lo contrario, las montañas alzan crestas suavizadas que cualquiera confundiría con colinas o lomas si cambiaran de escala, los científicos sostienen que gran parte del valle en otros tiempos albergó un inmenso lago y que es por eso el persistente encuentro y reencuentro de fósiles más propios del fondo de los mares cenozoicos que de lagos pretéritos, y la permanente arcilla, omnipresente en todo o casi todo, el adobón, el ladrillo, la teja, la tierra de cultivo y la cantera, todo está teñido de ese ocre lacador que contiene esta tierra de historia, de imperio, colonia y libertad republicana.

A la mañana siguiente de nuestra llegada decidimos hacer el clásico tour de ciudad y alrededores muy recomendable para aproximarse al porqué de las cosas en esencia, así partimos del templo del Koricancha expresión máxima de la alta arquitectura inca en el apogeo del imperio allá el siglo XV con el reinado de Pachacutec y la asimilación del Colla Suyo al imperio, es importante señalar esto porque sienta dos precedentes; el primero está referido a los 3 principios de la arquitectura inca: cimientos auto estables (recordemos que estamos en zona sísmica periódica-recurrente), paredes autoportantes (inclinadas dos a dos) y vanos en forma de trapecio (principio de piernas abiertas) que otorgaban mayor estabilidad al conjunto. Oía con atención esta y otras explicaciones pero en mi interior sentí una gran curiosidad por el extraordinario aparejo de la piedra (que conforma el segundo precedente), completamente nivelado y con una junta impenetrable que hasta el día de hoy es envidiable, cuando tocó el turno de preguntas no me pude contener y pregunté ¿porqué es tan diferente este aparejo con respecto a otros observados en la misma ciudad?, la respuesta no se hizo esperar, Pachacutec incorporó al Cusco a los trabajadores tiahuanacos del altiplano que dominaban este arte y que previo a él se encontraban otros dos tipos de aparejo, el correspondiente al tipo célula y el de mampostería o pircado el que incluso contenía argamasa de unión (este último provendría de tiempos pre-incas), esto por supuesto terminó por aclarar mis dudas y me permitió en adelante clasificar las construcciones con bastante aproximación temporal.

Cuando estuvimos por Piquillacta pudimos comprobar esto último ya que el asentamiento está hecho de piedra de mampostería en toda su extensión y sabemos que es un asentamiento Huari (pre-inca), algo similar ocurrió con Sacsayhuamán que en principio parece ser que no era una fortaleza sino mas bien un santuario y observatorio astronómico y al que se atribuye ese carácter falsamente militar simplemente por la batalla que Manco Inca y Cahuide libraron contra las huestes españolas. ¿Solo españolas?... aquí estimado lector es cuando me separo de la historia y especulo con las posibilidades, todas por supuesto por demostrar.

Hasta el día de hoy muchos consideran que Pizarro tras la ejecución de Atahualpa en Cajamarca marchó hacia el Cusco con 180 hombres y 37 caballos para culminar la conquista con la toma de la ciudad imperial, algo que solo se soportaría en la realidad por las alianzas coyunturales que realizaría el jefe de “los trece de la fama”, en primer lugar prometió a los seguidores de Huáscar acabar con cualquier vestigio de Atahualpa y los quiteños, entonces no sería de extrañar que incluso los chancas ex-enemigos del incario se hubieran plegado a la causa “libertaria” del conquistador a posteriori, incluso el marqués de Nueva Castilla nombraría a Manco Inca (Manco Cápac II) como primer Inca de Vilcabamba el que posteriormente combatiría conjuntamente con las tropas españolas a los rebeldes atahualpinos con la firme creencia de reinar en el Tahuantinsuyo, pero pronto se desengañaría, al terminar con las últimas huestes rebeldes cavó su propia tumba, herido en su orgullo decidió reunir a las “reservas” del ejército incaico en los alrededores del Cusco para librar la famosa batalla en la que Cahuide se aventó por la torre más alta de las tres que coronaban Sacsayhuamán y que la historia recoge como la batalla por la defensa del Cusco; derrotado, sus tropas son dispersadas o aniquiladas por la conquista y el nuevo sucesor Sayri Túpac.

Bien ¿y todo esto como influye en la arquitectura incaica? Pues no en poco, sitúa a Sacsayhuamán antes del Koricancha y por lo tanto no se puede atribuir esta obra a Pachacutec tal como muchos afirman (de lo contrario como centro ceremonial hubiera tenido el mismo tratamiento del Koricancha), además una de las fuerzas imperiales de reserva que habría llamado al Cusco Manco Inca sería precisamente la de Machu Pichu, con lo que se explicaría el porqué de su abandono abrupto y posterior “desaparición” hasta el descubrimiento de Iram Biham a principios del siglo XX, además es interesante descubrir que en la ciudad-fortaleza se encuentran los tres tipos de construcción: el pircado, el aparejo celular y el fino aparejo adoquinado del alto imperio, confirmando así su datación: durante o posterior a Pachacutec. Y todo se puede deducir solo de la observación del simple aparejo de la piedra...hasta pronto
amigos.

1 comentario:

Unknown dijo...

machupichu nunca fue olvidada

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