31 julio 2018

EDIFICIOS HÍBRIDOS. nuevas formas de habitar en el siglo XXI - Carlos Aparisi




El proceso de globalización contemporánea ha establecido un sistema mundial de libre circulación (capitales, bienes y personas) dando pie a aumentar el fenómeno de la movilidad urbana. Estos cambios han potenciado las migraciones hacia las principales zonas de atracción económicas dando lugar a un proceso de densificación urbana y, por tanto, actuando como fertilizante en el desarrollo de nuevas tipologías como son los edificios híbridos: estructuras capaces de aglutinar muchos usos diversos y combinarlos entre sí.

¿Cuál es el potencial de estos edificios en el siglo XXI?

Sin duda alguna, debido a la hiperurbanización de las  principales regiones económicas, pueden actuar como incubadores  de los nuevos tipos arquitectónicos. Estos nuevos tipos híbridos deben convertirse en  condensadores sociales para nuevas comunidades, capaces de definir el espacio público y contener la vivienda, trabajo, ocio y actividades culturares de la población. Las secciones tienen prioridad sobre la planta;  el reto de la densidad metropolitana del siglo XXI es la consolidación de la línea vertical como nueva experiencia espacial. La libertad de invención es un potencial específico de los edificios híbridos.

¿Podemos definir las principales características de esta nueva tipología?

La forma

La concentración de muchas actividades sociales dilatan y alabean el tipo edificatorio puro, la correspondencia entre la forma del edificio y su función ya no funciona. En los híbridos, la relación forma-función puede ser explícita o implícita. En el primer caso se tiende a la fragmentación y en el segundo a la integración. El edificio híbrido no tendrá una morfología de algún uso concreto, tratará de mantener una forma-contenedor creando un hábitat indiferenciado donde todos los usos estén unidos ( dentro de un área de influencia).

Sin embargo, atendiendo a esa forma-contenedor podemos clasificarlos en tres tipologías distintas:

Los programas

La mezcla de usos es un sistema de retroalimentación  que favorece a aquellas actividades más débiles para que todas las partes salgan beneficiadas. Los edificios híbridos son organismos con múltiples programas interconectados, preparados para acoger, tanto a las actividades previstas, como a las imprevistas de una ciudad.

La densidad

Los edificios híbridos deben encontrarse en entornos densos y con limitaciones para la ocupación de suelo. El esquema híbrido propone entornos donde se mezclan gran cantidad de actividades permitiendo mejorar las condiciones de vida y revitalizar los entornos en los que se encuentran.

Los centros comerciales o complejos multiusos de las periferias urbanas no son sistemas híbridos ya que en estos casos la presión del valor del suelo no existe, ni tampoco aparece por ningún lado la rigidez de la trama o del parcelario que obliguen a definir de alguna manera su forma.

La escala

Los edificios híbridos suelen ser superedificios, megaestructuras situadas en supermanzanas o edificios-ciudad. La superposición de programas reclama la altura y la apropiación de superficie . La escala de un híbrido y su relación con el entorno se mide por la yuxtaposición de las secciones programáticas. En los híbridos verticales, las funciones se unen por superposición, en los horizontales por adición en planta.

La sociabilidad

Los edificios híbridos están pensados para que, gracias a las actividades que se desarrollan en su interior, se produzca una retroalimentación entre la vida privada y la vida pública. La permeabilidad del híbrido respecto a la ciudad lo hace accesible y la utilización privada de sus equipamientos amplía su horario de uso a las veinticuatro horas, esto quiere decir que se produce una actividad constante sin verse sometida por los ritmos privados, ni por los públicos. La idea de los usos compartidos nos puede llevar a la confusión con otra tipología de edificios: las Unites. Sin embargo, si analizamos ambos modelos a partir de las principales características que estamos utilizado, podemos ver ciertas diferencias:

– Mientras que el condensador social concentra toda su capacidad de transformación sobre los integrantes de una comunidad cerrada, el híbrido se abre a la ciudad y favorece el contacto entre desconocidos, intensifica el uso del suelo, densificando a la vez las relaciones, y deja margen para la indeterminación, frente al control que impone el condensador.

– En cuanto al programa podemos ver que los híbridos se caracterizan por la mezcla de usos dentro de un mismo proyecto pero con diferentes programas, que a su vez tienen diferentes promotores, diferentes gestiones y, por supuesto, diferentes usuarios. Un híbrido puede ser igual de diverso que un barrio o que una ciudad, a nivel de usuarios, tiempos de uso y en programa. Por su parte, los condensadores sociales son en su mayoría edificios de vivienda mínima en donde, por cuestiones económicas e ideológicas, se segregan una serie de funciones de la vida privada y se convierten en públicas.










ALTERNATIVAS DE EDIFICIOS
FORMA Y ESTRUCTURA














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