15 septiembre 2009

Tadao Ando, composición espacial y naturaleza



"En mi opinión, existen tres elementos necesarios para la concreción de la arquitectura. Uno de ellos sería el propio material. Un material auténtico, poseedor de sustancialidad, como el hormigón visto o la madera sin pintar. El segundo elemento sería la geometría pura, base o estructura que dota de presencia a un trabajo de arquitectura. Podría ser una masa con la forma de un sólido platónico, pero más frecuentemente se trata de una estructura tridimensional. El último elemento es la naturaleza. Pero no la naturaleza en estado virgen, sino la naturaleza artificial, en la que el hombre ha puesto un orden; o un orden abstraído de la naturaleza. Se trata de la luz, el cielo y el agua hechos abstracción. Cuando esta forma de naturaleza se introduce en un edificio proyectado con materiales auténticos y geometría pura, la propia arquitectura es hecha abstracción por la naturaleza. La arquitectura adquiere fuerza y riqueza sólo cuando se consigue la integración entre los materiales empleados, la geometría y la naturaleza...

...La primera vez que tuve conciencia del espacio en arquitectura fue en el Panteón de Roma. A menudo se dice que la arquitectura romana es, en términos generales, más espacial que la arquitectura de la Grecia antigua. Sin embargo lo que yo experimenté allí no fue un espacio conceptual, sino un espacio manifiesto. Por supuesto, la estructura del Panteón es muy particular, con un muro en forma cilíndrica, de 43,2metros de diámetro, rematado por una cúpula semiesférica de la misma medida. El edificio tiene también 43,2metros de altura, por lo que, en cierto sentido, el Panteón está construido en torno a una gigantesca esfera. Cuando esta estructura, con su orden geométrico simple, es iluminada por la luz procedente de un óculo de 9metros de diámetro, situado en lo alto de la cúpula, se hace realmente evidente el espacio arquitectónico. Esta relación entre la materia y la luz no puede experimentarse nunca en la naturaleza. La escena es únicamente posible en el medio arquitectónico. Lo que me conmovió fue este poder de la arquitectura.


La arquitectura no consiste en la mera manipulación de las formas, sino también en la construcción del espacio y, sobre todo, en la construcción de un lugar que sirva como base para este espacio. Mi primer paso es siempre la aproximación al terreno, de manera que así obtengo una visión de la arquitectura como lugar. El interior y el exterior de la arquitectura no son conceptos diferentes, sino que forman un lugar continuo. Se debería considerar a la arquitectura como un dominio articulado y cerrado que , sin embargo, mantiene una relación especial con su entorno.


Se ha de contraponer la lógica de la arquitectura a la invisible lógica de la naturaleza para poder así resaltar ésta. Y es aquí cuando entra en juego la geometría. La geometría es una especie de juego de axiomas y de razonamientos deductivos. Sin embargo, también es un símbolo -pleno de autonomía y de armonía preestablecida- de la razón humana, que trasciende a la naturaleza. Desde los tiempos de Vitrubio, el uso de los atributos numéricos de la geometría -la simplicidad, la regularidad, la repetición y la simetría- ha etiquetado a la arquitectura como un producto de la razón humana o, en otras palabras, como el polo opuesto a la naturaleza.
Cuando se utilizan cuadrados, círculos -o partes regulares de éstos- el espacio arquitectónico hace patente la naturaleza global a medida que ésta y la geometría reverberan. La geometría, a pesar de su carácter no arbitrario, o a causa de él, sirve para englobar distintos significados. No sólo forma la estructura global, sino también los fragmentos de las diferentes escenas. Puede ser simultáneamente una pantalla y un elemento que proporciona vistas sobre los alrededores. Puede ser una vía de circulación que hace a la gente andar, detenerse, subir o bajar. Y, lo más importante, puede estar estrechamente relacionada con la articulación de la luz. Puede apropiarse de la luz, concentrar las sombras tras un objeto, y determinar la distribución de la densidad espacial. El emplazamiento, tras pasar por este proceso, se convierte en algo que está en oposición, al tiempo que coexiste, con la arquitectura. Considero que la arquitectura es acertada sólo cuando esto ocurre no únicamente en sus partes sino en su totalidad."

Extracto de "El Croquis" nº44,
Editado por el arq. Martín Lisnovsky


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