Uno de los monumentos peruanos que ha merecido de antaño repetidos estudios, ha sido la catedral de Lima, sin duda uno de los edificios más importantes para la historia del arte hispanoamericano.
Los sucesivos templos que se erigieron en sede del primer recinto religioso de la América del Sur, fueron motivo de breves y sabrosos comentarios aun de los cronistas del siglo XVI; si bien fueron los llamados cronistas conventuales los que nos han dejado las mejores y más detenidas descripciones del gran templo limeño en el siglo XVII
La primera iglesia mayor
Hoy no existe discusión alguna, referente a la primera edificación religiosa de lima. La «capillita del puente», en el barrio de San Lázaro, y por muchos años tenida como primera edificación religiosa de la ciudad, está demostrada, datos de 1541, y la iglesia mayor, fundada por Pizarro bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, se empezó a levantar desde 1535, aunque de forma rústica y provisional.
Según el arquitecto Harth-Terré, la primera iglesia mayor de Lima se edificó sobre el antiguo templo pagano de Puma Intí. Empezó la construcción en el momento mismo que el fundador colocaba la primera piedra y madero, o sea el 18 de enero de 1535, día de la fundación de Lima, continuando las obras bajo vigilancia del mayordomo encargado de dicha fábrica, Gregorio de Sotelo y el mismo Francisco Pizarro.
En enero de 1536, Cristóbal Gutiérrez reemplazó como mayordomo a Gregorio Sotelo y poco después, en mayo del mismo año, fue a su vez sustituido por Francisco de Maz. Siendo pequeño el solar señalado inicialmente se agrandó tomando parte del de García de Salcedo, por cesión de éste del 22 de octubre de 1535.
La iglesia se terminó hacia 1538, o sea tres años después, aunque no se colocó en ella el Santísimo Sacramento y el primer óleo hasta el 25 de marzo de 1540; P. Vicente de Valverde, primer obispo de Cuzco y de todo el Perú, fue quien efectuó dicha ceremonia.
Este templo modesto no debió significar nada arquitectónicamente, estuvo dispuesto de forma paralela a la plaza, de modo que la fachada lateral, correspondía al lado del Evangelio. Sus dimensiones fueron más bien pequeñas, sin otras pretensiones que las de albergar a los vecinos de la ciudad; al decir del P. Cobo fue «una iglesia de humilde fábrica y pequeña, como no era de mucho arte y costo se acabó en breve tiempo».
Pese a su modestia, esta primera iglesia mayor de Lima fue elevada al rango de catedral por bula de Paulo III el 17 de septiembre de 1543, bajo la advocación de San Juan Evangelista, con las mismas dignidades, constituciones y privilegios de la catedral sevillana.
El mismo Pontífice dio a la reciente catedral limeña, categoría de metropolitana por bula del 31 de mayo de 1545. Al convertirse en catedral la pobre iglesia de Pizarro, se trata de hacer otra más capaz y autorizada.
Algo se empezó en 1542, probablemente el presbiterio sobre el solar de García de Salcedo; por ello el gobernador D. Cristóbal Vaca de Castro en comunicación del 30 de abril de 1543 al cabildo de la ciudad ordenaba la continuación de las obras mediante aporte de los indios en adobes y maderas, o derribar hecho y hacer otro totalmente de nuevo conforme a traza conveniente.
Desgraciadamente esta construcción no prosperó, las guerras civiles impidieron se le dedicase la atención necesaria y así permaneció todo hasta el año de 1549.
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