Introducción
Los primeros grupos humanos que llegaron a Sudamérica se encontraban acompañados de otros animales prehistóricos. En Sudamérica vivía el Smilodont populator, el mastodonte, y otros mamíferos más desde hace miles de años antes del arribo de los primeros hombres.
Sin embargo, el hombre vio en el jaguar a un ser “poderoso”, “fuerte” que vivía tanto en las espesas selvas, zonas alto andinas y bosques costeros y las lomas. Lamentablemente el cambio climático provocó la extinción de una gran variedad de jaguares, que sobrevivieron un tiempo más en la costa norte y parte central de Ancash.
Los jaguares también fueron obligados a vivir en las selvas húmedas de nuestro país junto con los caimanes, las anacondas y una gran diversidad de aves tropicales.
En este artículo se presentará una secuencia histórica y detallada del jaguar a lo largo de milenios durante los períodos Lítico, Formativo, Intermedio y Horizonte Tardío y la repercusión que tuvieron en las diferentes culturas del Perú prehispánico.
Investigación
Los primeros grupos humanos que llegaron a Sudamérica entre los 12 000 y 13 000 años a.C y se encontraron con un ambiente muy diferente al que se observa en la actualidad. Las costas peruanas estaban cubiertas por grandes bosques y amplias lomas, en un ambiente muy semejante a los bosques de la India actual, aún existían animales de la Megafauna tales como los mastodontes, caballo americano, y otros mamíferos grandes.
Siglos después los animales de la Megafauna desparecieron hacia el 10 000 a.C. Pero no todos los carnívoros se extinguieron por completo, los jaguares y pumas fueron los pocos carnívoros que sobrevivieron en nuestro país. El jaguar cuyo nombre viene del guaraní “yaguar” que significa “animal genuino”, aunque también podría significar “fiero, guerrero” o “el que se oculta” es el carnívoro más grande y fuerte de Sudamérica con unos 2 m de largo y casi un metro de altura, y alcanza los 96 kilos, 96 kilos de puro músculos y tendones.
El jaguar tiene la segunda mordida más fuerte de todos los felinos, caza solo, nada bien, que se deja ver poco antes de las lluvias, le han dado un aire de misterio a este evasivo felino.
El jaguar aparece representado en los petroglifos de Checta (3, 000 a.C), otros petroglifos o pinturas rupestres aparecen en diferentes partes de nuestro país, la mayoría se observa al jaguar luciendo sus manchas en forma de roseta. Otra evidencia cultural es el mate de Huaca Prieta, este mate ha sido pirograbado y luce cuatro rostros felinos con las bocas abiertas.
Huaca Prieta se remonta entre 2 100 y 2 200 a.C, algo admirable de destacar es el detallado rostro felino, la forma de los ojos, la boca, estos detalles nos demuestran que el culto al felino estaba ya presente en grupos culturales que aún no conocían la cerámica, ni levantaban grandes templos en homenaje a sus deidades felinas.
Varios siglos después la cultura Chavín desarrolló el culto al jaguar y expandió este culto a las diferentes provincias y regiones a donde llegaba. La influencia Chavín llegó hasta Lima, Chancay, Huarmey, Huánuco y otros lugares más.
Los hombres de la cultura Chavín levantaron un templo ceremonial que adoraba al jaguar como una “deidad sagrada”, y los chamanes o sacerdotes daban sus pronósticos desde este complejo. De este templo hablaremos en los siguientes párrafos.
El jaguar en la Mitología
En la Cosmovisión andina el jaguar fue considerado un “ser sagrado” que aparece con frecuencia en diversas culturas pre - incaicas. Esta adoración al jaguar se remonta a miles de años atrás cuando los primeros grupos humanos arribaron a Sudamérica.
Estos primeros grupos humanos vieron en el jaguar a un “ser poderoso”, “poderoso”, “el que propicia las lluvias”. Desde aquellos lejanos tiempos la imagen del jaguar ha sido una imagen muy frecuente y recurrente en los geoglifos, mantos, cerámica y otros soportes materiales.
Su representación ha aparecido en numerosas culturas pre – incaicas y su protagonismo en la iconografía de las culturas andinas ha sido muy destacada y recurrente. En líneas generales el jaguar y las imágenes del “complejo jaguar” ha permanecido durante un largo lapso de tiempos y abarca miles de años, iniciada mucho antes de Chavín y se extendió hasta la época de los incas.
El jaguar ha sido un ser “poderoso”, sin embargo, diferentes culturas prehispánicas han interpretado su rol de diferentes maneras, de acuerdo a su contexto histórico y geográfico. Cada cultura también le ha agregado diferentes características y cualidades, y posiblemente funciones mágico religiosa.
Los seres míticos Chavín
“En la primitiva concepción del Universo, las ideas fundamentales, animal, hombre y poderes naturales, como Rayo, Trueno, Sol, etc. Aparecen confundidas en una concepción amorfa, indiferenciada en una especie de protoplasma ideológico. El animal se presenta antropomorfizado y revestido de poderes sobrenaturales; el hombre se transforma a veces en animal y confunde sus poderes con los de éste y los de la naturaleza; y los poderes naturales actúan siempre, personificados ora como humanos, ora como animales.”
Julio C. Tello “Wira Kocha”.
En: Inca. Vol.1, Nro.1 (1923), p . 104.
Según Tello en el universo primitivo el hombre el hombre forma parte de la naturaleza por eso es simbolizado, dibujado, tallado y tejido con atributos da animales o de plantas. Este concepto es difícil de comprender para nosotros, quienes separamos a los animales, plantas y el hombre en reinos diferentes. Un concepto desconocido por nuestros antepasados quienes se veían a sí mismos como parte activa de la naturaleza.
Según los arqueólogos el puente de comunicación entre el pueblo y los dioses eran los chamanes. Los chamanes tenían la facultad de convertirse en jaguares y protegían o atacan a los poblados rivales. Estos chamanes cumplían diferentes funciones dentro del templo o complejo arqueológico de cada cultura. Esto nos demuestra el gran rol que cumplía el jaguar dentro de las culturas prehispánicas.
Las evidencias más antiguas del culto al “jaguar” se remonta a miles de años antes del nacimiento de Cristo. Pero ignoramos que representaba para ellos el jaguar, o que rol o función cumplía para las poblaciones que vivían en esos lejanos tiempos, de todas formas, debió cumplir una labor muy importante porque aparece no una, sino varias veces representado este animal en actitud como de ataque, de cacería o enseñando los colmillos y cubierto de muchas manchas en su cuerpo.
Los jaguares protectores
“Los dioses son seres celestiales, luminosos, animales o monstruos que disponen a su antojo de los astros. La divinidad suprema, padre común de todo lo existente, no es otra que el jaguar, el primogenitor del feroz animal que impera en la Tierra, engalanado con las estrellas que forman las constelaciones de las Pléyades y cuyo poder se identifica con los del Sol, Rayo o Temblor, Uno o dos jaguares cuidan a la Luna. Cóndores tienen el cuidado del Sol, y en ciertos casos, como los eclipses, el Sol y la Luna pueden ser devorados por los Jaguares. Y no sólo figuran en el cielo estas divinidades principales, sino todas las formas primeras u originarias de donde se han derivado los seres vivos del Universo”.
Julio C. Tello. Páginas escogidas.
Lima: UNMSM, 1967; p.163.
Según Julio C. Tello en el mundo pre incaico la divinidad mayor o suprema, padre común a todo lo que existe es un jaguar, animal feroz que se pasea por los cielos adornado con estrellas que forman las constelaciones de las Pléyades cuyo poder es identificado con los del Sol, Rayo o Temblor. El mito señala que uno o dos jaguares cuidan a la Luna.
Los Cóndores cuidan del Sol, y en ciertos casos, como en los eclipses, el Sol y la Luna pueden ser devorados por los Jaguares celestes. Estas divinidades principales no sólo están en las formas primeras u originarias de donde se han derivado los seres vivos del Universo, y uno de estos duplicados en la tierra son los jaguares que viven en las selvas actuales del Perú.
Como está escrito en párrafos arriba los hombres de la cultura Chavín fueron una de las primeras sociedades que incluyó al jaguar como parte de sus creencias, iconografía y otros detalles más, a tal punto que hasta los sacerdotes usaban ropas pintadas con símbolos relacionadas al culto del felino y posiblemente usaron tatuajes y garras y colmillos postizos.
La cultura Chavín fue una de las primeras culturas que representó al jaguar en todo tipo de soporte material: la cerámica, los monumentos líticos, mantos, objetos de oro o plata, etc.
Según los mitos del distrito de Huarochirí Qoa era un “felino volador – jaguar que corría entre el cielo y las estrellas que rugía y se confía con el trueno y sacudía las nubes para producir los rayos y cuando estaba complacido con los hombres soltaba sus orinas sagradas para regar la tierra y los campos de cultivo”
Los pobladores de la sociedad Chavín para tenerlo feliz y contento y que nunca se olvide de echar sus orinas sagradas a sus tierras de cultivo llevaban ofrendas a los templos levantados en su honor, estas ofrendas incluían tubérculos, frutas, piedras sagradas y otros regalos más.
Las sequías y el Fenómeno del Niño ( un fenómeno desconocido para los hombres de la cultura Chavín) eran vistos como malos augurios y los sacerdotes aumentaban más ofrendas con la esperanza de aplacar la cólera del gran Qoa. En casos extremos tomaban otras medidas, de las cuales describiremos en las próximas ediciones
Continuara: próxima edición “El templo del dios Jaguar”
La Doctora Marilyn Fanny Valdez Ríos ha estudiado Derecho en la UNSAAC. Obteniendo el Grado de Magister en Derecho Civil y Procesal y un Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas UNSAAC (2018). Asimismo, también ha llevado talleres de Investigación Aplicada (2015) – Facultad de Ciencias Sociales UNSAAC (2014). Taller Quipus y Tocapus UNMSM (2015). Escritora de la Revista Rumbos (2020).
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