INTRODUCCIÓN
“Podemos talar un bosque para obtener madera, pero si lo talamos masivamente eliminaremos el bosque y la madera, pero si lo talamos de manera controlada y volvemos a plantar en el bosque los árboles talados, nunca dejaremos de tener madera”.
El principio básico de la sostenibilidad es el que un proceso pueda mantenerse por sí mismo, que el ciclo de este proceso no se rompa y sea infinito. En 1973 se establecieron legislaciones influenciadas por las obras del jefe de la guardia forestal del electorado da Sajonia Hans Carl von Carlowitz, que señaló este principio en medio de una crisis maderera.
Hans Carl von Carlowitz, llegó a la conclusión que si queríamos tener madera teníamos que hacer una extracción controlada de dicho recurso para poder disponer de él. Se dio cuenta que la explotación que se había realizado hasta la fecha sin ningún control, había llevado a su destrucción y a una carencia del misma, en una época donde la madera era una materia prima muy importante tanto para la construcción, la industria y la calefacción.
La primera vez que se habló internacionalmente de sostenibilidad fue en la CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO ESTOCOLMO EN JUNIO DE 1972, veinte años más tarde, en 1992, fue en RIO DE JANEIRO donde se congregaron 178 países y se declararon 27 PRINCIPIOS en torno al MEDIO AMBIENTE AL DESARROLLO Y A LA SOSTENIBILIDAD. De este encuentro se destaca que:
“Principio 1: Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones por el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.”
“Principio 4: Con el fin de lograr el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no puede considerarse en forma aislada.” (1)
En esta conferencia se sentaron las bases del Desarrollo Sostenible y Ecológico con sus 27 principios. Se entendió que no podemos eliminar el desarrollo obtenido hasta ahora, ni podemos limitar el desarrollo futuro, pero tampoco se puede condicionar el desarrollo al deterioro del planeta. Lo que se entendió es que debemos lograr que el desarrollo futuro sea sostenible, racional y éticamente beneficioso para el medio ambiente, y no solo socio-económico. Evitando un impacto ambiental irreversible e incluso, intentar revertir el impacto ambiental causado en el pasado. Por ese motivo, se acordó, que el desarrollo debe hacer suyo también el concepto de la sostenibilidad, para poder crear un futuro duradero.
CONSTRUCCIÓN SOSTENIBLE
“El uso de energía en los edificios residenciales y comerciales es responsable del 40 %, aproximadamente, del consumo total de energía final de la Unión Europea y del 36 % de las emisiones totales comunitarias de CO2.”(2)
La construcción sostenible intenta eliminar que la industria de la construcción sea la mayor consumidora y generadora de residuos. Este modelo nos permite realizar una obra constructiva, intentando poner solución a los principales problemas medio ambientales que conlleva, sin renunciar al desarrollo tecnológico. Al mismo tiempo se crea un edificio que no solo atienda las necesidades del usuario, sino también las necesidades medio ambientales exigidas cada vez más por la sociedad y las administraciones.
El sistema constructivo sostenible pretende promover la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales, aportando y promoviendo alteraciones conscientes y eficientes del entorno, sin olvidar las necesidades de habitáculo del usuario. Con esto se quiere conseguir una calidad de vida mejor para los usuarios de las generaciones actuales y para las generaciones venideras.
Para poder realizar una construcción sostenible tenemos que tener en cuenta diez criterios o pilares fundamentales:
1. Planificación con Carácter Sostenible de la Obra.
2. Aprovechamiento Pasivo del Entorno y de los Recursos Naturales.
3. Eficiencia Energética.
4. Gestión y Ahorro del Agua.
5. Gestión de los Residuos.
6. Calidad del Aire y del Ambiente Interior.
7. Conforto Término‐Acústico.
8. Uso Racional de Materiales.
9.Uso de Productos y Tecnologías Ambientalmente Amigables.
10. Reciclaje de los Residuos de Demolición y Construcción.
El objetivo en la realización de un edificio sostenible es el intentar conseguir cumplir todos los criterios anteriormente citados, aunque no siempre las condiciones o la tecnología nos lo permitan. En el caso de que no podamos cumplir alguno de ellos, siempre tendremos que dejar constancia de cuál es el objetivo no cumplido y el por qué no se ha podido cumplir, intentando buscar soluciones para el futuro.
Este incumplimiento también nos dirá el grado de sostenibilidad que tiene la vivienda o el edificio que hemos o estamos realizando.
HUELLA ECOLÓGICA
En la actualidad no solo debemos establecer los criterios teóricos básicos para una vivienda sostenible, sino también deberíamos poder cuantificar numéricamente el impacto que generamos en la creación de los materiales de construcción y en la construcción en sí.
Actualmente la manera de poder cuantificar el impacto ecológico que tiene cualquier acción, es lo que se denomina como Huella Ecológica. Este método surge, no por criterios de sostenibilidad o medio ambiente, sino por la búsqueda de las empresas por contabilizar todos sus procesos.
Esto ha convertido a la huella ecológica en el indicador ambiental por excelencia; se trata de un indicador que puede cuantificar de manera numérica cualquier proceso, desde industriales hasta la actividad humana.
Actualmente uno de los usos más generalizados de este indicador es establecer la huella ecológica que crea cada país, de esta manera se puede observar cuales son los países que crean más impacto ambiental sobre el planeta.
El cálculo de la huella ecológica como tal es realmente complejo y en algunos casos imposible en la actualidad, ya que se han de tener en cuenta muchos factores simultáneamente y muchos procesos que están relacionados entre sí y actuando al mismo tiempo, por este motivo se ve limitado el uso de este cálculo de medición. No obstante lo que sí se puede realizar es una medición parcial, cuantificando los factores más relevantes según el proceso que se quiere analizar.
En el caso de la construcción los dos factores que miden el impacto ambiental que genera la construcción, el uso y el derribo de una vivienda, son la Huella de Carbono y la Huella Energética. Estos dos factores no son escogidos al azar. Se miden estos dos factores, esencialmente en la industria de la construcción, ya que en el caso de la energía representan casi el 40% del consumo mundial y en el caso del dióxido de carbono representa más del 35 % de las emisiones mundiales.
HUELLA DE CARBONO (CO2)
El dióxido de carbono es uno de los gases que más se emite a la atmósfera y es uno de los que más contribuye al efecto invernadero. Está dentro de los gases a reducir según el Protocolo de Kioto.
La huella de carbono intenta medir de manera directa e indirecta la emisión de dióxido de carbono a la atmosfera, en las distintas fases de la construcción. Esta medición nos permite tener una visión del impacto del dióxido de carbono en todos los procesos, pudiendo identificar los que más emiten y permitiéndonos substituirlos por otros procesos que emitan menos o intentar reducir dicho proceso. La huella de carbono se mide en masa, la unidad más utilizada en la construcción es el Kg.
HUELLA ENERGÉTICA
Cualquier proceso tiene un gasto y una demanda energética, desde caminar hasta en la creación de un objeto. En el caso, especialmente, de la industria de la construcción y de los hogares, esta demanda energética se traduce en una demanda esencialmente electricidad.
La huella energética intenta medir la demanda de electricidad tanto de la industria como de los hogares; esto nos permite saber cuáles son los procesos que demandan más energía y buscar alternativas para la reducción de esa demanda energética. La huella se mide en kWh que es la unidad más utilizada en la construcción.
La gran ventaja de poder medir el impacto ambiental en la construcción es el poder llegar a comprender si el proceso que nosotros creíamos que iba a suponer un ahorro ambiental, al final es todo lo contrario, es decir, no solo no supone un ahorro real desde el punto de vista ambiental, sino que a demás hemos incrementado su impacto.
Este fenómeno lo podemos observar actualmente con las placas fotovoltaicas. En el que se cuestiona si en el proceso de creación de las mismas, el consumo energético y emisiones de CO2 de su producción, exceden el ahorro que podemos durante la vida útil de las mismas.
Esto únicamente se puede observar mediante el análisis de la huella, y si bien es cierto que con el uso de estas placas tendríamos una casa que sería sostenible e independiente de la red eléctrica, es posible que creáramos un mayor impacto ambiental del que sería el estar conectados a dicha red.
Se ha constatado, por ejemplo, que el poner un aislamiento a una casa que carece de él, puede representar un ahorro a nivel de impacto ambiental en el uso de la calefacción, mayor que el impacto que supone el fabricar e instalar dicho aislamiento.
(1)Principios más relevantes de los Acuerdos de la cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, Junio de 1992.
(2) COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN; Eficiencia energética: alcanzar el objetivo del 20 %”; COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS; Bruselas, 13.11.2008; pág. 9
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