Con el anuncio del Estado de Emergencia Nacional en el país, a causa de la pandemia generada por COVID-19, (1) gran parte de los derechos de convivencia y de tránsito de la población han sido restringidos para prevenir la propagación del virus.
Las medidas impuestas, como el aislamiento social obligatorio, han impactado en la movilidad y en el transporte de las personas y de bienes. Muestra de ello es la reducción del parque automotor en las vías y la operación de las unidades del transporte público al 50% de su capacidad, así como la prohibición de desplazamientos en vehículos motorizados con excepción de las actividades de abastecimiento, servicios básicos, transporte de carga y mercancías, y actividades conexas.(2)
No obstante, persiste la necesidad de movilizarse por parte de la población, principalmente aquella que requiere seguir laborando o realizar actividades de abastecimiento. En la medida en que se establezca reducir la cuarentena y reactivar actividades de trabajo y comercio, esta demanda crecerá. Ante ello, resulta necesario generar estrategias al corto y largo plazo que permitan a la población realizar sus desplazamientos de manera segura y manteniendo el distanciamiento social.
Esto es especialmente relevante en el transporte público, donde la normatividad establecida estipula la necesidad de limitar el aforo para evitar contagios.(3)
Teniendo en cuenta la alta ocupación de estos sistemas antes de la situación de cuarentena y, especialmente, durante horas pico de la mañana y tarde, se avecina una brecha entre oferta y demanda de transporte y la reasignación de viajes a otros modos de transporte.
En este contexto, es necesario proveer una alternativa segura ante el Covid-19, de bajo costo y que no genere más externalidades negativas. La bicicleta es el vehículo idóneo para ello por su asequibilidad, por permitir el distanciamiento social y por los efectos positivos que genera en la salud de las personas.
La promoción de la bicicleta como alternativa al transporte público también ayuda a mitigar el posible aumento del uso de vehículos motorizados, tales como el automóvil y la motocicleta, que podrían tener efectos negativos. Algunos de ellos son el aumento de la siniestralidad, la congestión y la mala calidad del aire, con consecuencias que agravan las enfermedades respiratorias.
Esto último en concordancia con un informe de la Universidad de Harvard que sostiene que aquellas personas que residen en áreas con altos números de partículas PM 2.5, como algunas zonas urbanas, tienen mayor probabilidad de sufrir los síntomas más graves ocasionados por el COVID-19.(4)
Sin embargo, para hacer atractivo el uso de la bicicleta, se debe proveer de infraestructura que garantice la seguridad y comodidad en los desplazamientos. Esto generará el aumento de usuarios, especialmente para mujeres y personas novatas.
Aunque la bicicleta tiene derecho a circular como cualquier otro vehículo, las diferencias en velocidad y masa, así como el comportamiento arriesgado de conductores de vehículos motorizados, vulneran la seguridad de las personas que conducen bicicleta.
Ante esto, es esencial proveer espacios de circulación adecuados, amplios, libres de obstáculos y segregados del tráfico motorizado. Las ciclovías temporales son intervenciones de rápida implementación, bajo costo y alto impacto, que ofrecen a la población un espacio efectivo para considerar a la bicicleta como una alternativa de transporte viable y atractivo para desplazarse en estos tiempos de crisis y en el futuro.
De manera complementaria a la creación de espacios seguros para moverse en bicicleta, la redistribución del espacio vial necesario para la implementación de ciclovías temporales contribuye a moderar las velocidades de los vehículos motorizados, reduciendo el riesgo para las personas más vulnerables en las vías (peatones y ciclistas). Es fundamental tener en cuenta que los siniestros viales, al generar heridos y muertes, representan una alta carga al sistema de salud y a las entidades de orden público.
Esto debe evitarse para enfocar los recursos en el enfrentamiento del virus. En el escenario de la cuarentena y el distanciamiento social, la reducción de volúmenes vehiculares ha significado el aumento de la velocidad de estos, lo cual aumenta el riesgo y la gravedad de los siniestros. Por ende, la reducción del espacio vial en ciertas vías, principalmente en las arteriales, representa una medida efectiva de mitigación de riesgos.
Al implementar una red de ciclovías temporales, las ciudades del Perú experimentan un nuevo modelo de movilidad de bajas emisiones, donde la bicicleta se torna como el medio de transporte más efectivo. Considerando el amplio contexto de la necesidad de promover la movilidad sostenible, esta situación es una oportunidad única para evaluar la posibilidad de crear una red de infraestructura ciclovial permanente que permita seguir usando la bicicleta, no sólo durante la reactivación de actividades, sino para la futura “nueva normalidad”.
Finalmente, las ciclovías temporales y medidas similares, como el cierre de calles, también crean espacios para realizar actividades de recreación y deporte de manera segura y bajo lineamientos de distanciamiento social. En efecto, se crean nuevos espacios públicos libres de circulación de vehículos motorizados, facilitando el traslado de las personas con menor riesgo, siempre y cuando esté permitido por las medidas de salud pública local y nacional.
A pesar del carácter temporal de las ciclovías, es una estrategia de transporte serio y con objetivos claros y justificados, por lo cual se debe contar con una metodología adecuada para su planificación e implementación. La planificación de las redes de ciclovías permanentes está bien documentada a nivel nacional e internacional y ofrece indicaciones sobre mejores prácticas y consideraciones clave. Con base en ello, el presente documento contiene consideraciones teóricas y prácticas para acompañar este proceso en cuanto a la planificación, diseño y monitoreo de las ciclovías temporales, así como procesos complementarios de promoción.
Bajo las premisas expuestas anteriormente, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) a través del Programa Nacional de Transporte Urbano Sostenible (Promovilidad) y con el apoyo de la Cooperación Alemana al Desarrollo -Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH, presenta la “Guía de Implementación de Sistemas de Transporte Sostenible no Motorizado”, con el objetivo de facilitar a las autoridades de los departamentos, provincias y distritos del Perú una herramienta para planificar, implementar y operar dicha infraestructura. Este instrumento también puede ser de utilidad para otros sectores de la población que deseen contribuir durante el proceso.
DESCARGAR MANUAL DE 82 PAGINAS ,
(1) Decreto Supremo No. 044-2020-PCM
(2) Presidencia del Consejo de Ministros. (2020). Coronavirus: preguntas y respuestas sobre el
estado de emergencia.
(3) Decreto RM 258-2020-MTC, Anexo VI, Artículo 7.12
(4) Harvard School of Public Health, 2020. Air pollution linked with higher COVID-19 death rates
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