13 septiembre 2022

COMO REDUCIR LA ISLA DE CALOR URBANA EN LA PROVINCIA DE LIMA - MUNICIPIO DE LIMA C40 CIUDADES -IDOM

 


C40 Cities Climate Leadership Group (C40) es una red global de ciudades comprometidas a abordar la crisis climático. Actuando adecuadamente y en colaboración, las ciudades que forman parte de esta iniciativa se han propuesto diseñar e implementar estrategias directamente dirigidas a promover un desarrollo urbano de bajo carbono, resiliente e inclusivo, en línea con los compromisos derivados del Acuerdo de París. 

El instrumento clave en todo este proceso municipal es el Plan de Acción Climática (PAC), por medio del cual se definen las acciones más adecuadas para alcanzar los objetivos establecidos.

La Provincia de Lima forma parte de C40 y ha completado recientemente la elaboración de su PAC, concretamente denominado Plan Local de Cambio Climático 2021-2030 (PLCC). Este documento supone la consolidación de un gran esfuerzo que ha involucrado no sólo a diferentes equipos de la Municipalidad Metropolitana, sino también un importante número de personas, entidades y asociaciones interesadas en este proceso clave para el devenir de la cuidad.

La visión a 2050 que dibuja el Plan es que Lima sea una ciudad carbono neutral, resiliente y con una baja vulnerabilidad frente a los impactos del cambio climático, que protege la vida de todos sus ciudadanos, especialmente de los más vulnerables. 

Una ciudad espacial integrada, con ecosistemas prósperos y áreas verdes accesibles a todos, un sistema de movilidad sostenible basado en energías limpias que prioriza el peatón, la bicicleta y el transporte público masivo, y una gestión de residuos que prioriza la reducción, el reúso y el reciclaje. 

Una ciudad que implementa prácticas de construcción sostenible y se abastece de energías renovables, incluyendo la generación distribuida, con la participación activa de la ciudadanía.

Para alcanzar esta imagen objetivo, el PLCC define un conjunto de medidas relevante, a ser desarrollado a lo largo de la próxima década, sobre la base de un importante esfuerzo de diagnóstico.

Entre otros aspectos analizados, los pronósticos de cambio climático presentados en el PLCC indican con claridad como la Provincia deberá prepararse para las consecuencias de una mayor probabilidad de periodos con temperaturas extremas más frecuentes y severas, respecto a los ya registrados a lo largo de los últimos años.






Por otro lado, el PLCC también apunta que en Lima, tal como ocurre con la mayoría de las grandes ciudades del mundo, se produce el efecto de la isla de calor urbana (ICU). De este modo, la ciudad tiende a ser más caliente que su área rural altera, pudiendo por ejemplo acentuar los efectos negativos que causan las olas de calor en la salud de las personas y en otros elementos del contexto socioeconómico urbano.

Proceda por tanto que Lima defina las acciones más apropiadas para atenuar su ICU, reducir de este modo su vulnerabilidad actual y futura frente a peligros por temperaturas extremas. La definición y desarrollo eficiente de medidas precisas en primer lugar del conocimiento y caracterización detallada de este efecto en la ciudad.

En este contexto, el presente documento tiene como objetivo principal ofrecer una completa caracterización de la UCI en la Provincia de Lima, así como un análisis detallado del potencial efecto asociado a la aplicación de una variada tipología de medidas de atenuación, en las áreas de la ciudad más indicados. 

Este aporte permitirá a los equipos técnicos de la Municipalidad Metropolitana de Lima priorizar y desarrollar acciones que, además de traer consigo otros beneficios ambientales y sociales, puedan efectivamente limitar este efecto.

Concepto de isla de calor urbano

Las ciudades son el escenario en el que se manifiesta la capacidad creadora y evolutiva del ser humano en su máxima expresión. Por el contrario, también dan muestra evidente de las consecuencias negativas asociadas a una actividad que multiplica su potencial para impactar negativamente, no solo en el ambiente, sino también sobre la propia salud de los ciudadanos, lo cual es una paradoja difícil de asimilar. 

Todas las proyecciones demográficas parecen apuntar inevitablemente hacia el crecimiento sostenido de la población urbana - frente a la rural - al menos hasta la mitad del presente siglo, lo que, en combinación con los pronosticos de cambio climatico que se reportan, obliga a poner en practica estrategias para evitar mayores daños sistémicos de los ya causados ​​hasta el momento actual.

Las transformaciones ambientales asociadas al fenómeno urbano se manifiestan en varios aspectos, entre los que se encuentran la modificacion del clima propio del area geografica donde se asienta la ciudad. La presencia de edificios, red viaria y otros elementos propios del espacio antropizado inducen cambios sensibles en los balances de radiación entre el suelo y el aire, reduce la evaporación, aumenta la escorrentía superficial y disminuyendo la velocidad del viento. Por otro lado, los sistemas de climatización, motores de otras actividades de combustión que constituyen una fuente de calor adicional. 

La contribución conjunta de todos estos factores ha inducido en muchas grandes ciudades del mundo la generacion de un espacio climático característico, cuyo rasgo más destacado es el diferencial significativo de temperatura respecto a sus áreas circundantes, desde algunas décimas de grado centígrado, hasta incluso en determinados casos rebasar diferenciales térmicos de dos dígitos. Este efecto es generalmente conocido como isla de calor urbana (UCI).

La ICU puede manifestarse con mayor o menor intensidad a lo largo del día y del año. De hecho, aunque es mencionar y aparecer recurrentemente este efecto cuando se asocia a altas temperaturas, no es generalmente ese momento del dia o del año en el que la amplitud termica registrada entre el entramado urbano denso y sus áreas rurales involucradas es el mayor posible. 

Este hecho es debido en gran parte a que la temperatura ambiente es el resultado de la reflexión diferida en el tiempo del calor absorbido durante el día por superficies con determinadas capacidades térmicas (absorber, transmitir o reflejar calor). 

Es por eso que a la hora de analizar la ICU es recomendable distinguir entre dos componentes diferenciados:

- Isla de calor urbano atmosférico (ICU-A), representada por la diferencia en la temperatura del aire entre
espacios urbanos y sus áreas periféricas o entre áreas dentro del propio entramado urbano.

- Isla de calor urbana superficial (ICU-S), caracterizada por la comparación entre las temperaturas de las superficies construidas/artificiales por ejemplo en relación con otras áreas de la ciudad como espacios verdes o puntos de agua.




La incidencia espacial de ambos parámetros (ICA-A e ICU-S) puede ser diferente a lo largo y ancho de la ciudad y está muy influenciada por los usos del suelo, las tipologías urbanas y especialmente por las características de las superficies que reciben la radiación solar. 

En todo caso, tal y como representa esquemáticamente la Figura 1, es habitual que, a lo largo de un día, mientras la temperatura del aire no  presenta variaciones espaciales, la temperatura superficial si muestra claras oscilaciones, debido  precisamente a las características diferenciales de los materiales presentes en el paisaje urbano ya los  contrastes existentes entre zonas expuestas al sol y bajo sombra.

Durante la noche ambas temperaturas reproducen un patrón espacial análogo y es cuando, de forma general, se hace más patente su efecto conjunto térmico, especialmente en las áreas urbanas más densificadas con escasa presencia vegetación o láminas de agua, donde el calor acumulado en asfalto y edificios es reemitido a la atmósfera dando lugar un incremento sensible de la temperatura del aire respecto a la registrada en otras zonas de la ciudad menos propicias a acumular radiación durante el día.



Proceda finalmente a destacar el papel que el albedo presenta de forma general en la manifestación espacial de la UCI. Se trata de un parámetro adimensional que da una medida de la radiación solar reflejada por las superficies terrestres. Valores altos de albedo (próximos a la unidad) implican una proporción elevada de radiación solar reflejada, manteniendo refrigeradas las superficies expuestas (ej.: nieve). 

Las superficies con valores bajos (próximo a cero) de albedo (ej.: asfalto) reflejan poca proporción de la radiación solar recibido, aumentando su temperatura interna y devolviendo, en consecuencia, calor al ambiente que las rodea. Por otro lado, las superficies claras tienen valores de albedo superiores a las oscuras, y las brillantes más que las mates.


























Fuentes documentales:







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