El Taller de Arquitectura de Bogotá de Daniel Bonilla Arquitectos y Marcela Albornoz proyecta el centro de preescolar San José, en Cajicá, Colombia, conforme a una tradición educativa que interpreta la relación entre la escuela y el mundo exterior como algo fundamental para el aprendizaje.
Daniel Bonilla y Marcela Albornoz colaboran desde hace años, así que decidieron fundar juntos un estudio que sirviera de taller, un laboratorio específicamente dedicado al desarrollo de proyectos a escala urbana y arquitectónica en la capital colombiana.
Son numerosas las obras con fondo cultural y educativo que se crean en Bogotá, como Los Nogales Art Center, un centro para las artes en 2009, o el Auditórium también para el Colegio Los Nogales en 2012. Pocos años después, en 2015 se terminó el proyecto para realizar un complejo de escuela primaria por deseo del Colegio Anglo Colombiano, donde se llevó a cabo por primera vez la idea del espacio compuesto de módulos, basados en el concepto de llenos y vacíos y articulados alrededor de un centro pulsante.
Este tema de la célula repetida que gravita en torno a un fulcro se repite en el proyecto del centro de preescolar San José en Cajicá, al norte de Bogotá. El edificio se ha construido a las afueras de la localidad en un ambiente campestre, ambiente que desde el propio centro se interpreta como lugar educativo, como ocasión pedagógica que contribuye a estimular en los niños una actitud hacia el aprendizaje de forma directa.
El proyecto del Taller de Arquitectura de Bogotá parte precisamente de la ubicación, construyendo un complejo de más de 3.000 m2 de superficie en dos plantas, totalmente integrado con la vegetación y donde el paisaje ha sido diseñado para participar en la vida escolar.
El proyecto está articulado en una serie de volúmenes separados, un “poblado del conocimiento”, como lo definen en el Taller de Arquitectura, que toma su carácter orgánico del entorno natural y lo transforma en un espacio adecuado a acoger una comunidad de niños de edades preescolares. Las unidades se conectan mediante una circulación cubierta que forma un patio o un "claustro irregular" donde se diseña y construye el paisaje que los niños tienen delante a diario y que constituye su primera imagen del mundo.
De acuerdo con los proyectistas este tipo de configuración consiente un desarrollo flexible, formando las que denominan "unidades completas parciales”: las células podrán multiplicarse con el paso del tiempo formando nuevos núcleos según las exigencias didácticas o de inscripciones, y en base al presupuesto a disposición.
Resulta de lo más interesante la orientación de las células escolásticas, cada una de ellas un módulo de dos plantas, todas con la misma estructura de hormigón pero orientadas de forma distinta que garantiza un panorama diferente que identifica a cada pabellón como algo específico y único. El resultado planimétrico del conjunto es un contexto indefinido pero que no genera confusión, susceptible de variaciones pero sin ser desordenado ni caótico, como suelen serlo las estructuras demasiado esquemáticas que se enfrentan al natural desorden humano.
La decisión de utilizar el hormigón con un acabado rústico, casi brutalista, también en las terrazas interiores, crea continuidad con el edificio administrativo de la escuela existente. La textura áspera y monocromática transforma estos grandes bloques geométricos en monolitos, infundiéndoles una imagen de solidez. Un simbolismo que alude a una idea de la escuela precisa y rigurosa. Para contrastar, las fachadas que dan al patio interior y al mundo exterior son completamente acristaladas y permiten que los pequeños usuarios disfruten plenamente de la presencia de la naturaleza, el paso de las estaciones, los cambios climáticos, etc.
Gracias a las amplias cubiertas voladizas la luz entra en abundancia, pero de forma indirecta y así las aulas quedan protegidas de radiaciones excesivas. Todas las célula tienen una planta muy parecida que se distribuye en dos niveles, con un aula principal más los espacios accesorios. Un rellano pavimentado en la planta baja sale hacia el jardín, y sobre él en el primer piso hay una terraza de tamaño más pequeño que permite jugar al aire libre en plena seguridad.
El estilo general adoptado muestra gran sobriedad y carece de excesivas decoraciones, lo que se convierte en una especie de manifiesto de la buena escuela según los proyectistas, pero lo que no falta son las ventanas y los escorzos cruzados que permiten mantener una buena ventilación, con la idea de que la calidad del ambiente educativo deriva también de espacios que se viven de forma airosa y saludable.
Mara Corradi
Datos Técnicos:
Architects: Taller de Arquitectura de Bogotá, Daniel Bonilla Arquitectos and Marcela Albornoz.
Design Team: Francisco Ospina, Andrés Gutiérrez, Andrea Mozzato, Cindy Jiménez.
Client: Colegio San José
Location: Cajicá, Colombia
Total Area: 3545 sqm
Project Year: 2015-2016
Project management: Grupo DVDL - David Vergara, Andrés Pastrán
Construction Management: PRV Asociados - Humberto Rocha, Laura Pinto
Construction: PRV Asociados - Humberto Rocha, Laura Pinto
Structural design: San Miguel Olejua Ingenieros Civiles Ltda
Presupuesto: Grupo DVDL - David Vergara, Andrés Pastrán
Soil survey: Luis Velásquez
Electrical design: Proyeléctricos - Claudia Cruz
Hydro Sanitary design: Proyectos y Diseños Hidráulicos SA - Bernardo Rodríguez
Structural wiring: Proyeléctricos - Claudia Cruz
Acoustic design: ADT Ltda. - Daniel Duplat
Bio-climatic consultant: Arquiambiental - Margarita Romero
Lightning design: ClaroOscuro Lighting Design SAS - Alfredo García, Julia Erlhofer
Landscape design: Taller de Arquitectura de Bogotá, Daniel Bonilla Arquitectos and Marcela Albornoz
Photographs: © Rodrigo Dávila
DANIEL BONILLA
Arquitecto
Tras una amplia experiencia profesional establece en conjunto con la arquitecta Marcela Albornoz su taller de arquitectura con el cual desarrollaron significativos proyectos de diseño urbano, arquitectónico e industrial. Posteriormente en el año 2010, establecen tab (taller de arquitectura de bogotá).
En adición al ejercicio profesional en su taller, Daniel Bonilla dedica una significativa parte de su tiempo a la academia.
MARCELA ALBORNOZ
Arquitecta
Marcela Albornoz, arquitecta egresada de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, 1987)
Tras una amplia experiencia profesional establece en conjunto con el arquitecto Daniel Bonilla su taller de arquitectura con el cual desarrollaron significativos proyectos de diseño urbano, arquitectónico e industrial. Posteriormente en el año 2010, establecen Tab (Taller de arquitectura de Bogotá).
Fuentes de Información:
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