20 mayo 2012

Miraflores ... viviencias urbanas - Camila de Orbegozo


24/07/10

Casi dos horas y media de viaje, un micro y una combi, mucha gente, demasiada..... y canciones como fondo musical que se convierten en algo así como complices del recuerdo y la esperanza. Un choque, un niño atropellado y otra vez el recuerdo que golpea. Imagenes que no se conocen pero con ellas el dolor de la muerte de un ser querido se acerca por culpa de un accidente, de un descuido y de la desperocupación. Lagrimas que se acercan pero cual arrogante, la razón se impone y las aplaca una vez mas. Un nudo en la garganta que se tiene que borrar. Solo se debe seguir adelante.

Volver a la ruta. Otra vez el bullicio, otra combi, el tráfico,  la distancia. Va oscureciendo, la noche envuelve y con ella su misterio.  La llegada ... Miraflores!!!! y de noche!!!!! ¿despues de cuanto? yo sóla ... ah!! casi 2 años, en diciembre estuve por ahí pero de día.  El aire era distinto, aunque claro un frío que calaba, pero distinto.

Una llovizna que no empapa pero que embriaga de recuerdo, de buenos momentos.  La esquina de Pardo con mayor movimiento que antes, uno es todo y es nadie. En el camino varios hitos reconocibles..... El chifa..... el edificio donde trabajaba Dianita, el Haití. El amigo, amigo, como distracción por la llamada de una chica que invita a pasar a los transeuntes (en realidad turistas) al restaurante en el que trabajaba.


Pasaron las cobras, los grupos de cadenas. La  ternura de una madre que vende golosinas con su niño en brazos. Es que en la noche la ciudad adquiere una dimensión diferente. Ya no es la sede de los edificios vedettes que llaman la atención, los colores de las fachadas casi pasan desapercibidos. Es teatro puro. Es mágico. 

Es vida que no la vez y no la entiendes en el día. Llegando a Bajada Balta, el olor del mar..... es increible y esa brisa se lleva el pesar y trae las ganas de antes, de la fortaleza, del aprendizaje, de la juventud, del impetu, y del creer que se puede hacer todo y mucho. Es regresar en el tiempo y volver con una sonrisa de complacencia y a la  vez de complicidad.  En el Britanico la conferencia de José. Historia que no aburre pero que altera. 

Lo increible es como la gente misma del barrio, algunos historiadores, y gente que como yo va porque tiene algo que investigar al respecto, están a la caza de novedades se reunen en un lugar con tal interés que evidencian las carencias de una presentación somera o light. Al público se le respeta. Creo que ese fue el colofón de aquella noche. Al salir. algunos conocidos. 

La misma ruta de regreso. El Zeta Café que cambiò de  cara. Se amplió pero perdió su encanto. El camino continúa. El ruido del viento y el murmullo de voces que acompañan la soledad. El ingreso a la isla de luces y calor como contraste de la noche - Saga.  La curiosidad femenina se impuso.Inevitable eh?, seguir caminando. El paradero. La combi y otra vez 2 horas de viaje de regreso a casa con un sabor distinto, con mayor tranquilidad pero no del todo por tu ausencia.



El Haiti de Miraflores

Zeta Cafe en Miraflores




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