16 septiembre 2023

RESEÑA DEL LIBRO HUACA DE LA LUNA - TEMPLOS Y DIOSES MOCHES - SANTIAGO UCEDA CASTILLO Y OTROS

 


Este libro, una de cuyas presentaciones se nos ha encargado gentilmente por sus autores, experimentados profesionales y académicos, marca un hito histórico-sociológico y bibliográfico de gran significación en el develamiento de múltiples y sorprendentes entretelones de la cultura Moche o Mochica.

Asimismo, plantea nuevos retos y tareas multidisciplinarias que generan continuos descubrimientos y nos permiten conocer más de nuestro ancestral pasado, así como fijar sus aportes en la afirmación de las virtudes heredades para el fortalecimiento de nuestra identidad nacional y la renovación de confianza en el desarrollo y grandeza de la nación peruana.

         La cultura Mochica se desarrolló entre los siglos I y IX de la era cristiana, sobre todo en los valles de Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Santa, Nepeña y Huarmey. 

Si retrocedemos en el tiempo, su antigüedad resulta relativamente cercana en comparación con la aparición de los primeros hombres que habitaron el planeta con sus embrionarias manifestaciones culturales hace cerca de un millón y medio de años, o con la aparición de algunas de las principales culturas de la humanidad, como la mesopotámica, la china, la persa, la griega, la romana y otras que se sucedieron en desarrollo y esplendor desde hace 6000 años.

Si nos circunscribimos al antiguo Perú, tenemos que, a partir del segundo milenio, antes de la era cristiana, se desarrollaron diversas culturas, entre las que destacan las de Cupisnique, Chavín, Paracas, entre otras, y ya dentro de dicha era fueron alcanzando auge paulatino las culturas Moche, Wari, Tiwanaku, Chimú, Huanca e Inca. 











El apogeo de esta última discurrió de 1438 a 1533. Muchos siglos estuvimos aislados, pero el descubrimiento de América posibilitó nuestra reinserción en el mundo y nuestro acceso limitado al desarrollo científico y cultural del Viejo Mundo, lo que permitió constatar a la vez que en los lares precolombinos o prehispánicos también hubo grandes expresiones culturales y de desarrollo científicotecnológico, que constituyeron grandes aportes para la formación de nuestra civilización.

Este excelente trabajo que nos enaltece presentar, en nombre de la Universidad Nacional de Trujillo, luego de una introducción de rigor, en seis secciones o capítulos desarrolla múltiples aspectos relacionados con los moches y su emblemática y apasionante Huaca de la Luna (el Templo Viejo, 50 a 600 años d.C., y el Templo Nuevo, 600 a 800 años d.C.). 

Describe e informa, con visión holística y lujo de detalles, sobre uno de los productos culturales más importantes del norte del Perú, y, gracias a la colaboración de entidades privadas y públicas, internacionales y nacionales, demuestra los prodigios y bondades de esa cultura en la ingeniería, arquitectura, agricultura, metalurgia, hidráulica, cerámica, etc., además de proyectarse en los campos económico y sociológico con responsabilidad social para las generaciones que habitan la Ruta Moche, involucrando a la Dama de Cao y al Señor de Sipán, además de otras expresiones culturales microrregionales y macrorregionales.

Gracias al trabajo de tantos decenios, sobre todo en los últimos 25 años, sentimos la satisfacción de ver acrecentarse el valor de nuestro pasado cultural en la región norte, a través de otra ventana al mundo que acompaña a la región sur y a su máxima expresión, el Imperio incaico.

El Patronato Huacas del Valle de Moche fue creado para servir a toda iniciativa relacionada con la puesta en valor de nuestro patrimonio cultural monumental. Es una institución sin fines de lucro que representa una oportunidad de apoyo y consejo a quienes tengan inquietudes y propuestas de rescate de nuestra identidad mestiza, que bien caracteriza a nuestra tierra mochera.










Después de 25 años de trabajos continuos en este sitio arqueológico, se ha logrado reunir a los principales actores de un Trujillo moderno. Por un lado, la ciencia y la comunidad académica representada por un gran equipo de profesionales, que es el primordial aporte de la Universidad Nacional de Trujillo; por otro lado, la sociedad civil, los particulares y las grandes empresas del Perú, con su compromiso y visión de la importancia de rescatar nuestra historia, representados en la Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston, la Fundación Backus y el Patronato Huacas del Valle de Moche.

Al igual que estos actores de la sociedad, también han participado las entidades políticas: primero los municipios de Trujillo y Moche, y luego el Ministerio de Cultura y el Plan Copesco Nacional.

Es así como nuestro proyecto se ha venido nutriendo con todos los aportes nacionales e internacionales. En este proceso se gestionó y obtuvo el valioso aporte del World Monuments Fund, que nos permitió consolidar el proyecto en el área de la conservación arqueológica. Por otro lado, se obtuvo varios reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destaca el premio Reina Sofía de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural (2005).

Paralelamente a los aportes económicos y académicos se está logrando una dinámica de interacción con las comunidades del valle de Moche. Desde un principio nos planteamos el reto de transmitirles los valores de nuestros descubrimientos, lo importante y trascendente que es incluirlos en nuestros esfuerzos para su beneficio directo, así como involucrarnos todos en un nuevo concepto de integración. 

Se están demoliendo fronteras y paradigmas ideológicos, de raza, de resentimiento, de desconfianza, y de falta de madurez, sinceridad y compromiso, que han afectado desde siempre nuestras relaciones sociales.









Estamos contribuyendo en la construcción de las bases de una nueva relación social, sustentada en un trabajo ordenado,
sistemático e integrador, donde se incentive la inclusión, el compartir nuestro mestizaje, la aceptación de nuestra identidad sin exclusiones, en un escenario donde todos somos actores y responsables de un destino común, desde un sólido principio de integración, de fraternidad, de pertenencia a esta tierra y sus monumentos, donde tenemos enterrados a nuestros ancestros y donde nuestros hijos puedan desarrollarse y lograr, por sus méritos y esfuerzo, con dedicación y convicción, un desarrollo personal y comunitario que nos llevará a construir por fin una nación, con valores y con cada vez más responsabilidad, por respetar nuestro medio ambiente, historia y nuestras relaciones y derechos con los demás.

Descubrimientos arqueológicos de la trascendencia de Huaca de la Luna son poco comunes. La magnitud del conjunto monumental, la calidad de su decoración y la riqueza de los descubrimientos arqueológicos que se han hecho en los últimos 25 años hacen del sitio uno de los más importantes restos monumentales del mundo precolombino.

Otro aspecto relevante de esta historia es el hecho de que el redescubrimiento y la exploración de este sitio han estado íntimamente relacionados con una situación de emergencia: los efectos adversos de los eventos climáticos en la costa norte de Perú a causa de El Niño, en el momento en que la pirámide estaba en proceso de excavación. 

El aumento de las lluvias y la alta humedad resultante dentro del montículo de arena, una vez que se resguardaron bajo una cubierta protectora seca, efectivamente hicieron necesaria una intervención para recuperar y exponer los restos del monumento, con el fin de protegerlos de una nueva condición de humedad prolongada.

Desde la planificación original del proyecto de exploración, preservación y presentación de Huaca de la Luna, se previó
un programa integral de arqueología, conservación y desarrollo local. Fue esta visión global que atrajo WMF al proyecto.
















Se hicieron planes no solo para el sitio en sí, sino también para la contratación de residentes locales en el proyecto, mejoras en el transporte público, la habilitación de corredores de acceso y eventualmente en el museo que albergaría los descubrimientos arqueológicos in situ. 

Cada uno de estos objetivos se ha logrado con éxito gracias a un equipo comprometido y bien calificado, y con el apoyo de la Universidad de Trujillo, el Patronato Huacas del Valle de Moche, entre otras instituciones. World Monuments Fund se enorgullece de haber contribuido a este trabajo, gracias a la generosidad del Programa Robert W. Wilson Challenge para la Conservación del Patrimonio y la Fundación Selz.

A medida que Huaca de la Luna ha sido redescubierta, otros descubrimientos importantes se han realizado en diversos lugares de la costa norte, unidos entre sí a lo largo de lo que ahora se conoce como la Ruta Moche, la cual incluye Huaca de la Luna, Huaca Cao y Sipán. 

Es satisfactorio saber que visitantes de todo el mundo serán atraídos a esta región del Perú para visitar estos sitios, que ofrecen la posibilidad de una experiencia personal de descubrimiento para cada visitante. A medida que continúa el trabajo, la visión de los fundadores del proyecto continuará inspirando a las futuras generaciones de arqueólogos, conservadores y educadores que trabajarán en el sitio. 

Y, conforme la Ruta Moche gane renombre, un público internacional se beneficiará de la oportunidad de descubrir, en estos impresionantes lugares, los misterios de las culturas que los crearon. Culturales más importantes del norte del país, logrado gracias al trabajo conjunto del Estado, la empresa privada y la comunidad.












Durante 25 años hemos contribuido con el proyecto arqueológico Huacas del Sol y de la Luna que ejecuta la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo, como parte de nuestra estrategia de sostenibilidad, que busca, entre otros logros, el fortalecimiento de capacidades, la promoción del desarrollo económico local y la generación de empleo a través de esquemas donde la investigación, conservación y consolidación de sitios arqueológicos y espacios culturales permitan convertirlos en atractivos turísticos de primera magnitud, y se constituyan en polos de desarrollo que garanticen el incremento del flujo del turismo y el consecuente beneficio económico en la población local, para consolidar finalmente la identidad de la comunidad.

De un monumento enterrado, sin forma ni sentido, hoy en día el centro capital de los moches se ha llenado de colorido gracias al trabajo de investigación y conservación, y ha dejado de ser una huaca abandonada para convertirse en un espacio lleno de vida por la afluencia de visitantes. 

Así, se ha constituido en un polo de desarrollo, que genera empleo de manera directa e indirecta a través de diferentes actividades económicas que se implementan a su alrededor. La consolidación de esta zona como eje turístico permite que sus pobladores se conviertan en una comunidad económicamente activa, al mejorar su calidad de vida y la de su entorno.

Es especialmente satisfactorio nuestro apoyo al diseño de alianzas estratégicas, públicas y privadas, para el financiamiento de proyectos arqueológicos de gran envergadura, así como el haber construido un modelo de gestión integral del patrimonio cultural, que ha resultado exitoso y reconocido nacional e internacionalmente. 

De excavar y tapar, que era la práctica arqueológica tradicional, se pasó a investigar y compartir gracias a la integración de cuatro pilares fundamentales: investigación, conservación, uso público y desarrollo local.

Para Backus es motivo de orgullo haber participado activamente en la recuperación de parte importante de nuestra historia, a través de uno de los monumentos arqueológicos más importantes e icónicos de la cultura Moche: Huaca de la Luna. Este libro nos narra e ilustra parte importante del camino recorrido y los logros obtenidos.












LOS AUTORES:

World Monuments Fund (WMF) es la organización independiente líder dedicada a salvaguardar los lugares más preciados del mundo para enriquecer la vida de las personas y construir un entendimiento mutuo entre culturas y comunidades. La organización tiene su sede en la ciudad de Nueva York y oficinas y filiales en Camboya, Francia, India, Perú, Portugal, España y el Reino Unido. 

Desde 1965, nuestro equipo global de expertos ha preservado el diverso patrimonio cultural del mundo utilizando los más altos estándares internacionales en más de 700 sitios en 112 países. En asociación con comunidades locales, financiadores y gobiernos, WMF se basa en el patrimonio para abordar algunos de los desafíos más apremiantes de la actualidad: el cambio climático, la subrepresentación, el turismo desequilibrado y la recuperación poscrisis. Con un compromiso con las personas que dan vida a los lugares,

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