BERLIN-TEMPELHOF FENT
Berlin-tempelhof rollerblading por Tony Webster (https://flic.kr/p/tkxnaN/) (CC BY 2.0)
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AEROPUERTO INTERNACIONAL Teniente ALEJANDRO VELASCO ASTETE - CUSCO
Cusco airport por Ynsalh (https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=38080638)(CC BY-SA 4.0)
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Para Eva y David,
berlineses con coraje
Visitar el hoy desactivado histórico aeropuerto Berlin-Tempelhof nos remite inmediatamente a la suerte futura del aeropuerto del Cuzco Alejandro Velasco Astete una vez que empiece
a funcionar el nuevo aeródromo internacional de Chinchero.
Desactivado desde octubre del 2008 el mítico aeropuerto Berlin-Tempelhof fue objeto de múltiples propuestas sobre su futuro. Desde construir en sus terrenos una urbanización extensiva, densa y multifuncional, hasta convertirlo en un gigantesco parque urbano con nombre incluido “Tempelhofer Feld” (el campo de Tempelhof).
Berlín sigue siendo Berlín: una ciudad de varios mundos en fricción con desenlaces siempre inesperados. Sofisticada y a la vez alternativa. Conservadora pero siempre contestataria: esa es la Berlín que en un plebiscito del 25 de mayo del 2014 consiguió un triunfo social inobjetable contra casi toda la clase política y empresarial berlinesa y alemana que insistía cada vez con mayor presión por la privatización de parte de los terrenos del ex aeropuerto. El argumento: el fomento de la inversión privada, la construcción de vivienda social y todo el discurso típico del gran capital inmobiliario que se mueve desde Berlín a Lima y el Cuzco con el mismo estilo entre arrogante, filantropía fabricada e hipocresía social.
DOS VISIONES DE CIUDAD EN CONTRASTE
SUPERIOR: Propuesta del Municipio de Berlín y los inversores que incluye la construcción de viviendas y equipamiento urbano, así como un espacio impreciso de área libre. Fuente: www.scrapercity.com
INFERIOR: Propuesta ciudadana: prohibir cualquier edificación nueva y destinar los terrenos del ex aeropuerto como un espacio público de uso libre irrestricto. Fotografía del autor.
Los resultados del referéndum convocado por la iniciativa “100% Tempelhofer Feld”, se tradujeron en la aprobación automática de una Ley en virtud del la cual se cancelaba definitivamente cualquier iniciativa de privatización y conversión de los terrenos del ex aeropuerto en algo que no fuera de uso público irrestricto. Desde el alcalde socialdemócrata de Berlín, Klaus Wowereit, hasta diversos dirigentes políticos nacionales reconocen que los resultados del referéndum fueron un “fuerte golpe”, una “crítica abierta” o un “ya basta” a la estrecha connivencia registrada entre la política urbana oficial y los grandes inversores o especuladores urbanos que ha caracterizado el desarrollo de Berlín tras la caída del muro. Han sido noticia de todos los días las operaciones gigantescas de especulación urbana con terrenos adquiridos a mínimo precio y luego valorizados en millones de euros, así como obras de modernización urbana con procesos consiguientes de Gentrification (expulsión de la gente residente) y reducción de los espacios públicos. Berlín sigue siendo Berlín: una ciudad de varios mundos en fricción con desenlaces siempre inesperados.
Lo que parece haberles afectado mas a la clase política y empresarial alemana parece no ser siquiera la derrota de su posición en la consulta popular, sino el hecho de una iniciativa calificada de ‘informal’ y ‘anárquica’ impulsada por cientos de ciudadanos de todas las edades de los barrios aledaños al aeropuerto. Hay sin duda un sentido épico en esta gesta ciudadana que pese al desdén y arrogancia de las autoridades y la clase empresarial, logró convertir una movida de barrio en una abierta cuestión de Estado y en un referéndum de múltiples significados de orden político, social, cultural y urbanístico. De ahí su sentido épico. Otra vez más la mítica lucha entre David y Goliat convertida en triunfo histórico de los marginales, ciudadanos casi sin voz y miles de jóvenes dispuestos a construir un nuevo sentido de lo público.
Las dos preguntas centrales formuladas por los promotores del referéndum y que recogía
la boleta de votación era muy claras: ¿Está usted de acuerdo con que el Estado federado de Berlín prescinde de la venta, urbanización y privatización parcial de Tempelhofer Feld? ¿Está de acuerdo que el Tempelhofer Feld sea en su totalidad y sin restricciones un espacio permanentemente disponible para el uso público?
SI EL VECINO QUIERE…!
IZQUIERDA. Movilización de vecino y habitantes de Berlín contra la privatización y en pro del proyecto de hacer del ex aeropuerto de Tempelhof un gran parque público: el Tempelhofer-Feld. Fuente: www.tagesspiegel.de.
DERECHA. Volante del triunfo: en color verde todo lo que la ley emanada del plebiscito permite en el nuevo Tempelhofer-Feld. En rojo todo aquello que está prohibido. Fuente www.thf100.de
En cambio las preguntas elaboradas por el gobierno de Berlín fueron formuladas con la típica deliberada ambigüedad que todos saben el destino que procrea. ¿Está de acuerdo
con un área libre de al menos 230 hectáreas que será de forma permanente de uso público
como zona verde en el Tempelhofer Feld, el cual seguirá siendo de propiedad del Estado de Berlín? ¿Está de acuerdo con la posibilidad de que la franja del borde del Tempelhofer Feld se urbanice y se ocupe con vivienda, industria, recreación y espacios para el ocio y el deporte fuera de la superficie libre?
La iniciativa de los promotores recibió la aprobación de 739124 berlineses votantes, un 64.3%.Triunfo inesperado pero inobjetable.El resultado final: el Tempelhofer Feld en sus casi 380 hectáreas quedará en adelante como un gigantesco parque público.
Al ver hoy a los cientos de berlineses, inmigrantes, jóvenes, niños, adultos, jugando, paseando, sentados o recostados en la extensa llanura verde convertida en una vital pampa social, no puedo sino evocar casi la misma imagen cuando a mitad de la década de 1960 veía como cientos de cuzqueños ‘bajaban’ a las pampas y puquiales de Quispiquilla aledañas a la urbanización Tío (hoy ocupado por el aeropuerto) para convertir los fines de semana en una extensa área de recreación masiva, espontánea y festiva.
Una de las grandes carencias de la ciudad peruana no solo se remite la reducida área verde que existe por habitante, sino a la inexistencia de parques públicos de gran formato para el disfrute de la población. Por ello resulta paradójico que mientras Berlín, que es una de las ciudades del planeta con la mayor cantidad de área verde y enormes parques públicos, siga luchando por ampliarlos en número y extensión.
En el caso del Cuzco el 'botín' (mejor dicho, los terrenos ocupados actualmente por el aun aeropuerto Alejandro Velasco Astete) empiezan a ser ya canibalizados en proyecto por cada metro cuadrado para destinarlo a los usos y desusos que el gran capital inmobiliario anhela o tiene previsto y que no pasan ciertamente por el interés del bien común o la defensa de los espacios públicos. Cuzco no se merece este futuro. Como tampoco se merece continuar siendo una ciudad sin un gran parque público.
EX AEROPUERTO NUEVO GRAN PARQUE DE BERLÍN: EL TEMPELHOFER-FELD
1. El terminal, que es monumento histórico, se ha convertido en activo y diversificado centro de usos
múltiples de carácter cultural, social y político. Fuente: www blog inberlin de.
2. Un día de parque en el exaeropuerto. Fuente: www.storyal.de
3. Nueva pista para caminatas y todos los deportes de velocidad y viento. Fuente: www.clique-sued.de.
COTA FINAL
¿Quién es el dueño de la ciudad? No obstante que en los hechos la ciudad pareciera “tener un dueño” en quienes (autoridades, grupos de poder o instituciones públicas y privadas) pretenden a veces actuar como tales, en sentido genérico aquello que llamamos ciudad carece de un dueño particular.
A diferencia de algunas formas de ‘ciudad privada’ como los burgos medievales o las company towns del siglo XIX, la ciudad moderna ha dejado de ser un bien privado y, por consiguiente, una realidad no pasible de apropiación individual. Nadie puede ser dueño de los bienes muebles e inmuebles y, mucho menos, de los habitantes y las múltiples dinámicas que conforman y le otorgan existencia a la ciudad. Esto es un imposible jurídico y ontológico. Pero, sin embargo, si habría que pensar en la posibilidad de existencia de un ‘propietario’ de la ciudad, el único demandante tendría que ser la sociedad misma con todas sus tensiones e intereses en pugna. Por ello es que aun las diferentes formas de “propiedad privada” en la ciudad, deben regirse en su transformación y construcción a normas establecidas por la esfera de lo público, independientemente de que éstas aparecen siempre como funcionales a los interés de los que detentan el poder económico
y político. Pero esto es otro tema.
¿A alguien se le ocurriría inscribir una partida en la SUNARP como propietario de Lima, Cusco o Arequipa? Esto no es posible. Ni los cientos de miles o acaso millones que poseen viviendas o propiedades inmuebles en la ciudad cuya única propiedad se agota técnicamente en los linderos del terreno o el departamento, porque hasta su construcción está regulada por reglamentos o normas reguladas por el Estado en representación nominal de la sociedad.
Ni tampoco pueden ser dueños el gran capital que invierte en la ciudad y mueve la economía de una urbe. Como tampoco pueden hacerlo los miles de ciudadanos que reclaman como derecho inalienable el uso irrestricto de los espacios públicos de la ciudad. Tampoco los alcaldes u otras autoridades elegidas o designadas para administrar la ciudad por un tiempo determinado pero que pretenden actuar como ‘dueños’ de la ciudad. La ciudad, por tanto, no tiene un dueño, ni tampoco tantos propietarios como habitantes existen en la ciudad: su única propietaria es la propia sociedad convertida en un tenso campo de fuerzas.
El ‘dueño’ de la ciudad es y debiera serlo la sociedad como el desenvolvimiento urbano debería supeditarse siempre al interés del bien común y a una valoración preeminente de lo público sobre el interés de la esfera privada. Ello no solo en términos abstractos, sino reales y concretos. Tarea y desafío complejo porque la historia de la ciudad ha sido y será siempre la historia de una pugna recurrente entre los intereses privados y públicos o entre el gran capital y los ciudadanos de a pie.
Lo cierto es que aquellas ciudades que se han convertido en espacios de convivencia civilizada donde el valor de lo público ejerce el rol efectivo de articulador racional de la vida colectiva y privada (y no al revés como propone el paradigma neoliberal), ha sido posible no solo por la labor de un “gran alcalde” o algún empresario “con sensibilidad”, sino fundamentalmente por la acción crítica y la lucha emprendedora de los ciudadanos.
Siempre ha sido así. Aquellas ciudades que hoy lucen índices de bienestar o mejor calidad de vida urbana, son aquellas que precisamente acogen en su historia una ciudadanía crítica y una juventud contestataria. El caso del Tempelhofer-Feld como la conversión del ex aeropuerto de Los Cerrillos en Santiago de Chile en el Parque Bicentenario en el(2011) o el recientemente inaugurado Parque Bicentenario de Quito en el ex aeropuerto internacional Mariscal Sucre, son testimonios de un descollante triunfo social. Solo posible cuanto la ciudadanía pasa de la pasividad e indiferencia a una vigorosa y legítima defensa por el derecho a la ciudad respaldada por una condición esencial: ser habitante de ella y, también, sentirse su ‘propietaria’en tanto un bien colectivo.
¿Quiénes deciden qué hacer con los bienes del Estado, como es el aeropuerto del Cusco y
otros bienes privatizados o por privatizarse en medio de la corrupción mas desvergonzada de nuestra historia republicana?¿Quién o quiénes son los ‘dueños’ del Cusco, Huancayo o Chiclayo?
Berlin-Tempelhof no está muy lejos del Cusco. Los cuSqueños tienen un extraordinario referente en esta experiencia plebiscitaria. Después del triunfo de los berlineses no hubo pánico ni los empresarios hablaron de “perros del hortelano”. Ni los capitales fugaron a Luxemburgo. Ni la ciudad se convirtió en una Berlín anárquica y descapitalizada. Todos comprenden que una parte de la identidad de la capital alemana está incluso hecha de esta Berlín crítica, contestataria y vanguardista. Tanto que esta movida social en el Tempelhofer Feld se ha convertido también en objeto turístico al que acuden seguro los que incluso no estuvieron de acuerdo con el referéndum. Maestra ciudad.
¿Qué será de este aeropuerto en el futuro?
Los cusqueños tienen la palabra. •
ARQ. WILEY LUDEÑA URQUIZO
Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma. Master en Diseño Arquitectónico en la Universidad Nacional de Ingeniería, doctor en Urbanismo en la Technische Universität Hamburg-Harburg. Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Privada Antenor Orrego. Ejerce la docencia en la Universidad Nacional de Ingeniería, es fundador y director
de la Maestría en Renovación Urbana.
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