POR QUE PARTICIPAR
1. En la actualidad hay pocos concursos a los que presentarse, y los que hay son poco atractivos
2. Uno nunca termina de creerse que los concursos no estén 'amañados', no exista 'enchufismo' y sean a 'dedo'
3. La arquitectura que se proponen es, en muchas ocasiones, poco propositiva, normalmente mermado por el obligatorio cumplimiento de un urbanismo obsoleto
4. Es la mejor manera de demostrar lo que 'uno' vale al tiempo que permite crear un buen porfolio para captar promotores.
5. Hay muchas opciones de publicar el trabajo en revistas y blogs de gran impacto mediático.
Cambiar de respuesta es evolución.
Cambiar de pregunta es revolución
La naturaleza es compleja, llena de variantes y microprocesos donde cada
interconexión produce un paisaje único e irrepetible. Esta complejidad se
traduce en fragilidad en cuanto se actúa en ella, ya que el mínimo cambio
puede producir desde una mejora radical en su funcionamiento, hasta su
destrucción, perdiendo, entre otras cosas, su singularidad.
Ahora bien, ¿cómo es capaz la arquitectura de hacer frente a esta
problemática?, ¿cual es la base para hacer arquitectura?
El concurso Viewpoint in Pulpit Rock busca un concepto: EL EQUILIBRIO. Pero
¿cual es la línea que separa lo superfluo de lo necesario?. Eso es lo que el
concursante deberá investigar.
Actualmente la naturaleza se usa como excusa o base en la gran
mayoría de proyectos de arquitectura. Es cierto que la arquitectura
es un medio de conexión intimo con el hombre, ya que a través de las
diferentes atmósferas diseñadas, producimos una gran sinergia entre
el ser humano y el espacio que le rodea. Pero no podemos olvidar
que esta arquitectura está por ende relacionada con su implantación,
con su paisaje inmediato, con sus visuales exteriores, con el medio
ambiente, la ecología etc. En definitiva con su naturaleza inmediata.
Por lo tanto, si verdaderamente queremos realizar buena arquitectura no
podemos tocar con dos manos distintas melodías, más
pensamiento para interpretar una gran y única sinfonía.
Cuando hablamos de paisaje, pensamos instintivamente en la belleza de
un espacio natural virgen. En muchos casos relacionamos el término con
su representación, en un cuadro o una fotografía. Nuestra propuesta es
integrar el paisaje con el objeto arquitectónico, cómo interpretar algo tan
complejo desde una obra creada por el hombre.
Un lugar de contemplación de la naturaleza, donde la altura se alcanza
sin mecanismos urbanos y el límite se convierte en el elemento primordial
del enclave.
Las imágenes bajo estas líneas hablan por sí solas. Los fenómenos geológicos
han creado una perspectiva única de paisaje, donde el aire es lo único que
separa al hombre del vacío. Esta sensación de libertad pocas veces se da
en el mundo actual donde vivimos. En contraposición a la saturación de la
ciudad donde el horizonte no es visible ya que todo está construido a lo
alto y ancho, los paisajes que ofrecemos son totalmente opuestos haciendo
que el juego con los límites sea una clave a estudiar.
El lugar escogido no es para nada azaroso, su formación y vistas únicas
hacen que, a pesar de su aislamiento, sea uno de los lugares más apreciados
por los amantes del paisaje y la naturaleza. Como paisaje natural es frágil
y por ende la profundidad de la intervención debe ser justificada.
Hay que buscar lo contrario de lo que el hombre hace normalmente. No
hay que modelar y hacer humano el paisaje. Lo que presentamos es tan
inmenso que es difícil de medir o abarcar, por lo tanto es necesario que nos
desprendamos de intentar encajonar las vistas, la naturaleza,.. más bien
debemos comprender que somos un grano más dentro de la gran montaña
que conforma The Pulpit Rock. Con nuestras acciones y arquitectura está la
clave para que siga preservándose de forma salvaje y libre.
¿Cómo actuar sin sobreactuar? ¿Cómo construir sin destruir? ¿Cómo
ayudar a interpretar y comprender al humano la escala de lo no humano?
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