24 julio 2013

El camino ... Arq. Efraín Calderón


Parte 1

Sábado 21 (madrugada)... era inevitable que después de algunas jarras de cerveza, que no tocáramos un tema muy manoseado, poco explicado, difícilmente asimilado y pesadamente de tratar... EL CONCEPTO ... como parte fundamental en el proceso de diseño, entendiéndose que el Arquitecto inicia su proceso de diseño a través del pecaminoso, laberíntico, inhóspito camino del Pensamiento (algo de lo que habla Derrida) ... 

... en mi opinión es un ejercicio riguroso y de importancia académica tener la posibilidad de elaborar CONCEPTOS, pues no son más que definiciones respecto de un tema o ítem en particular, para ello es necesario el análisis e investigación (de ahí lo riguroso e importante) sin estos pasos previos, que tiene que ver mucho con un proceso de reflexión inicial, prematuro, pero importante cuando se trata de dar inicio a la creación de IDEAS... 

... entonces todas estas ideas necesitan un orden (en aras de un entendimiento mejor) en esta etapa podemos hacer uso, efectivamente, de METÁFORAS, ANALOGÍAS, y otros recursos (depende mucho del oficio del pensador)... pero metódicamente vamos ordenando, jerarquizando, relacionando éstas singulares ideas, que no son más que la representación escrita, gráfica y demás (llámese en música acordes - notas, en dibujo trazos - líneas, etc.) de nuestra particular postura frente a un tema, 

... es necesario discutir, sustentar, intercambiar ideas, no es nada fácil y no debe ser tomado a la ligera esta etapa, pues será en base a la solidez de ésta que entonces, tal vez podremos decir que hemos construido un CONCEPTO,

... así este ejercicio tiene que ver con el PENSAMIENTO, que es el inicio, para el creador, en general de una obra de arte, entonces, es el punto de partida para hacer arquitectura...

... No obstante, quizá pueda haber un camino del pensamiento, todavía por descubrir, que pertenecería al momento de concebir la arquitectura, al deseo, a la invención...





Parte 2

... Luego hablaremos del laberinto. Previamente, me gustaría bosquejar cómo la tradición filosófica ha utilizado el modelo arquitectónico como metáfora de un tipo de pensamiento que, en sí mismo, no puede ser arquitectónico. En Descartes encontramos, por ejemplo, la metáfora de los fundamentos de la ciudad, y se supone que tales cimientos son los que propiamente han de soportar al edificio, la construcción arquitectónica, la misma ciudad...

Entonces, debemos iniciar un nuevo viaje en este camino, para que las ideas se materialicen, se hagan perceptibles a nuestros sentidos, sin perder la fuerza de la connotación, del significado.

Así debemos hacer uso de imágenes, sonidos, olores, formas, colores... utilizar nuestras manos con fuerza... con dramatismo... exagerando... para sacar de nuestra furtiva mente con garras todo lo que tenemos y debemos expresar 


... Por ello me pregunto cómo pudo haber existido una forma de pensamiento relacionada con el hecho arquitectónico antes de la separación entre teoría y práctica, entre pensamiento y arquitectura...

Un camino, para poder materializar nuestros pensamientos, es entonces la construcción de objetos mediante volúmenes, planos, líneas; reparando en los materiales a utilizar, los cuales deben despertar nuestros dormidos sentidos, a través de los cuales se podrá materializar nuestros pensamientos, es una manera de expresión, que no es ajena a otras ramas en las artes. Estos objetos nos acercarán a las formas, volúmenes, que luego se transformaran, seguramente, es el caso de la arquitectura, en espacios, primero, y luego en edificios.

Es en este camino, que el arquitecto, busca y encuentra un lenguaje formal que ayude a esclarecer el laberinto que son sus ideas, sus pensamientos, es ahí donde encuentra cabida la plástica como lenguaje formal, es aquí donde el arquitecto asume riesgos a cambio de expresión pura de sus ideas.  Utiliza entonces teoría compositiva, pero sin trasgredir el objetivo principal de expresar sus ideas.

No deben existir límites en la creación de estos objetos primarios cargados de conceptos, de ímpetu pues el objetivo es que el arquitecto expulse todas esas ideas mediante formas, texturas, materiales, demostrando la sensibilidad que lo caracteriza.




... No hay edificio sin caminos que conduzcan a él o que arranquen de él, ni tampoco hay edificios sin recorridos interiores, sin pasillos, escaleras, corredores o puertas. Pero si el lenguaje no puede controlar la accesibilidad de esos trayectos, de esos caminos que llegan a este edificio y que parten de él, únicamente significa que el lenguaje está implicado en estas estructuras, que está en camino, «de camino al habla» [Unterwegs zur Sprache], decía Heidegger, en camino para alcanzarse a sí mismo. El camino no es un método; esto debe quedar claro. El método es una técnica, un procedimiento para obtener el control del camino y lograr que sea viable...

... La cuestión de la arquitectura es de hecho el problema del lugar, de tener lugar en el espacio. El establecimiento de un lugar que hasta entonces no había existido y que está de acuerdo con lo que sucederá allí un día: eso es un lugar. Como dice Mallarmé, ce qui a lieu, c'est le lieu. En absoluto es natural...

Es indudable, que este primer producto, el OBJETO, tiene toda una carga expresiva, y ese es su valor, a partir de aquí el arquitecto empieza a incluir otros aspectos que empiezan a moldear la propuesta arquitectónica, la propuesta espacial, lo complejo de las relaciones entre espacios, el lenguaje formal empieza a tomar consideraciones importantes como la participación del usuario y su desenvolvimiento a través de acciones, actividades, consolidación de los espacios en su uso...





Arq. Efraín Calderón 
Docente UAP

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