Hace muchos años atrás, le regalé un crucifijo a mi comadre, la señora Helena de Gámez. Cómo yo le parecía una persona poco religiosa, el presente le produjo curiosidad. Ella me preguntó: Fruto qué es Dios para ti? Le respondí: Señora Helena, Dios es hacer. Porque todo, el universo y el hombre, supone la presencia de un gran creador. Este pensamiento me ha llevado a preguntarme cada día:Qué he hecho yo para ser merecedor de Dios?.
Y diariamente me respondo: Para hacer a Dios presente, el verbo más importante para conjugar es crear. Creo que esto explica mi más profunda convicción de que el hombre debe aplicar su inteligencia para transformar su mundo. Mediante la producción de lo útil y lo bello, el ser humano se apropia de su mundo y de su vida. Y es en la creación de su propia vivienda, donde el hombre manifiesta su libertad y su autonomía. La razón fundamental de este libro es poner ideas transformadoras al alcance de las manos de las grandes masas desamparadas.
Esas ideas constituyen un grupo de técnicas, lo que yo he bautizado como tecnología de la necesidad. Esta tecnología permitirá que ellas se apropien de todas esas técnicas necesarias para ayudarlas a salir de la limitación y así hacerse dueñas de su propio destino.
La tecnología de la necesidad compendia muchas experiencias exitosas que han nacido al calor del apremio y, en algún modo, contribuyen a superar gran parte de sus dificultades. Todas estas ideas sólo son posibles dentro del mayor amor social. El espíritu solidario es el camino que deben seguir todas las comunidades para salir de la pobreza. Por esa razón, debemos rescatar la herencia cultural de las formas de asociación, perdidas en el proceso de transculturización de las sociedades.
Las comunidades tradicionales tenían muchas formas de cooperación. También los indígenas poseen un legado valioso que aportarnos. Además de amor social, se necesita también amor por la naturaleza. De allí la importancia de desarrollar la cultura de reciclaje. Vivimos en países con altísima producción de desechos, así que tenemos que aprender a aprovecharlos al máximo.
La sociedad capitalista flota en el mundo del despilfarro. Millones de toneladas de residuos urbanos van a los depósitos de basura. Estos residuos tienen grandes posibilidades de gozar de una nueva vida. Por ejemplo, los materiales plásticos, que atestan los basureros, es posible clasificarlos y reutilizarlos.
En Bello Horizonte Brasil, en una comunidad muy pobre, se organizó una cooperativa de reciclaje de plásticos. Todos los días reciben los desechos plásticos de la ciudad. Cuentan con maquinarias para mezclar dichos plásticos. Este material es aprovechado adquiriendo diferentes usos. Lo cual, les brinda la capacidad de abastecer el mercado nacional brasileño.
Dentro de las expectativas del reciclaje de los termoplásticos, es posible fabricar infinidad de productos necesarios en la vida cotidiana tales como: botones, ceniceros, tiradores, vasos, envases diversos. Y esto se puede hacer gracias a pequeños termo inyectores, máquinas simples de fabricación artesanal. Vale la pena crear un centro experimental demostrativo de esta tecnología altamente sencilla.
El amor a la naturaleza se expresa, además de cultivar el reciclaje, al construir con respeto a la ecología. Y la mejor forma de respetar a la ecología es que la misma vivienda sea ecológica. La característica más resaltante de una eco vivienda son los materiales con los que está construida: barro, bambú, madera, piedra, entre otros productos de la naturaleza.
Además de los materiales de construcción, es fundamental la adecuación bioclimática de la vivienda. Dicha adecuación supone el aprovechamiento de la brisa para una ventilación adecuada, así como el uso de artilugios técnicos para crear sistemas biotérmicos para soportar altas y bajas temperaturas. Esta es la ocasión donde la etnocultura, estudio de las culturas tradicionales, así como la biónica, estudio de las estructuras naturales, nos brindan sabias lecciones, sobre la bioclimática, la rama de la arquitectura que estudia las condiciones climáticas para disminuir los impactos ambientales.
Los Incas, en sus viviendas, utilizaron rocas para absorber el calor . por el día, para luego irradiarlo por la noche. Es el mismo principio que se aplica a las saunas finlandesas. También es lo que sucede con el biobarro, el cual absorbe la humedad del aire en los vasos capilares de la materia orgánica que contiene, y al calentarse los muros con el sol y así evaporarse el agua, baja la temperatura en el interior. El mismo proceso ocurre a la inversa, al enfriarse por fuera los muros, irradian al interior todo el calor recibido en el día. En la naturaleza encontramos el manejo de las corrientes
Extracto del texto "Las Casas más sencillas"
del Arquitecto Fruto Vivas Venezuela
ENTREVISTA AL ARQUITECTO FRUTO VIVAS
En Entrevista con RT, el destacado arquitecto venezolano Fruto Vivas cuenta por qué se considera el "más inculto" de los arquitectos, y dice qué papel desempeña la naturaleza en su obra. Desafiando retos clave de su profesión, confiesa por qué siempre optó por construir casas humildes y ultraeconómicas para el pueblo. Y revela en qué se inspiró para crear su famosa "Flor de Venezuela" .
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