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El complejo arqueológico tiene una superficie aproximada de 3000 m2 y se ubica en las inmediaciones de la laguna Pumacocha (3126 metros sobre el nivel del mar).
Según algunos investigadores, este sitio habría sido considerado una zona residencial y de descanso de la élite inca, ya que entre las construcciones destaca el palacio. Es una construcción bien acabada, sus muros de piedra están bien labrados y bien ensamblados. Al lado del palacio encontramos el reloj de sol o Intihuatana.
Ubicado en la parte más alta donde está el Intihuatana, encontramos otra construcción llamada "El Torreón". Este tiene forma semicircular con pequeños recintos en su interior, que se cree que servían para rituales.
El lugar cuenta también con los llamados “baños del Inca” los cuales están formados por piedras pulidas y unidas. Uno de ellos se caracteriza por presentar 13 ángulos. Este sistema de agua, aún en funcionamiento, cuenta con dos canales para la circulación del agua en la parte superior. Se cree que el conjunto fue construido en paralelo al de Vilcashuamán y que ambos tenían funciones complementarias.
El Complejo Arqueológico de Pumacocha se encuentra ubicado en el distrito de Vischongo, en la provincia de Vilcashuamán, en el departamento y región de Ayacucho; a una altitud de aproximadamente 3 126 metros sobre el nivel del mar.
Pumacocha, también llamada Intiwatana, ocupa una extensión de 3 000 m2 y habría sido construida como un centro urbano hecho por y para los Incas. Se encuentra ubicado dentro del Circuito de Vilcashuamán, junto con el Complejo Arqueológico de Huamanga, y ambos habrían servido para aumentar la vigilancia y poder de dominación incaica en la zona.
Pumacocha (o Pomacocha), significa lago de los pumas, y es un lugar en el que podemos encontrar uno de los más hermosos legados arquitectónicos incas.
En el sitio podemos observar la presencia de una laguna artificial junto con varias construcciones hechas en piedra, entre las que destacan: el torreón, el reloj solar o Intiwatana, los baños del inca, un palacio, y una piedra destinada a fines rituales, por lo que es conocido como “piedra del sacrificio”.
Estudios realizados en base a estas construcciones se presumen que aquellas habrían sido destinadas para la élite Inca, además de tener la finalidad de ser un Santuario de los mismos.
La justificación de que se trate de un lugar edificado para la nobleza se sustenta en el tipo de técnica de construcción de los muros, en la que se observa un acabado sumamente cuidadoso en el que las piedras están perfectamente ensambladas.
Acerca de las edificaciones de Pumacocha, el torreón es una edificación de base cuasi circular, misma que se cree que hubiera sido construida con finos religiosos y en cuyo interior se pueden apreciar recintos de menor dimensión; Los baños del Inca, están hechos también a base de piedra tallada y podemos observar en él la presencia de dos caídas de agua.
Es interesante observar también en la construcción de estos baños la presencia de una piedra de 13 ángulos, el conjunto de las piedras es tan perfecto que, al igual que las edificaciones de Machu Picchu es imposible atravesar por ella ni siquiera una hebra de cabello.
El Palacio que se encuentra en la zona, según algunos estudios, se cree que habría sido la morada de las acllas del Imperio, aunque hay quienes afirman, que se trataría más bien de un recinto destinado al descanso de la nobleza Inca y en especial del Incas Pachacútec.
A los sitios arqueológicos se les conoce comúnmente con el nombre de huacas, el cual proviene del vocablo quechua waka, que significa “sagrado”. Se trata de lugares y elementos considerados venerables, como tumbas, cerros, ídolos, ancestros, momias y templos. A su llegada, los españoles designaron el término huaca para todas las construcciones hechas por los antiguos peruanos, pues pensaron que al ser espacios sagrados, escondían algún tesoro. Sin embargo, no consideraron que quienes construyeron las huacas sacralizaban o daban valor a espacios y elementos muy distintos.
Ubicación y paisaje de Huaycán de Pariachi
Huaycán de Pariachi es parte del conjunto de sitios arqueológicos del valle medio del río Rímac, zona conocida también como Chaupiyunga, caracterizada por su clima cálido y seco, y donde las elevaciones andinas comienzan a tomar importancia a la vez que se estrechan los valles. Fue edificado en una quebrada de la margen sur del río, en lo que hoy conocemos como el distrito de Ate a la altura del km. 16.5 de la Carretera Central.
Los arqueólogos han identificado tres sectores que colindan con la comunidad urbana autogestionaria Huaycán, el Asentamiento Humano Horacio Zevallos y la urbanización El Descanso. El primer sector es el más extenso y es circundado por las avenidas Circunvalación y José Carlos Mariátegui. Ahí se encuentra la mayor parte de la arquitectura monumental del sitio, con edificios públicos, áreas de entierro, recintos de diverso tamaño y un gran edificio conocido como “El Palacio”.
En el segundo sector existen hasta hoy los restos de un antiguo camino amurallado que debió conectar Huaycán de Pariachi con otros sitios contemporáneos de la zona. El sector 3 alberga recintos con muros de tapia o piedra semi-canteada,7 pero están en muy mal estado.
El área protegida que contiene a los tres sectores es extensa, cubriendo aproximadamente 70 hectáreas. A diferencia de otros sitios arqueológicos de la ciudad, donde las edificaciones se encuentran acorraladas por construcciones modernas, Huaycán de Pariachi, sobre todo en el sector 1, tiene una gran planicie seca y pedregosa, con fragmentos de cerámica y restos de basura arqueológica dispersa, que la separa de la urbe. El paisaje facilita la capacidad de viajar fuera de este tiempo. Actualmente, los sitios arqueológicos resultan ser una pausa necesaria en nuestra experiencia habitual de colores, formas, texturas y materiales.
Gracias a las condiciones climáticas de la región y a las fuentes hídricas provenientes del río Rímac y de filtraciones subterráneas, se desarrolló en esta cuenca una intensa actividad agrícola. El agua de los ríos, proveniente tanto de las lluvias como de los glaciares andinos, era un bien preciado que sin una adecuada administración, no hubiera podido sostener a una población que llegó a los cientos de miles. Hoy no siempre somos conscientes de que nuestros centros sociales fueron originalmente construidos cerca de fuentes de agua como ríos o canales.
Historia de Huaycán de Pariachi
Parece difícil hoy imaginar la Huaca Huaycán de Pariachi como un lugar que miraba horizontes ininterrumpidos hacia las estribaciones andinas, en donde los alrededores eran bosques y campos de cultivo. La Huaca Huaycán de Pariachi convive con su entorno desde el año 900d.C (Periodo Intermedio Tardío), cuando el señorío de los Ychsma ocupaba los valles de los ríos Rímac y Lurín. La elección del lugar de su construcción tuvo que ver, muy probablemente, con el acceso a fuentes de agua y tierras de cultivo.
Los Ychsma la construyeron y la usaron por, aproximadamente, cuatro siglos hasta la llegada de los Incas, alrededor del año 1450 d.C hasta 1532 d.C. Como hemos visto, si bien éstos terminaron con la soberanía de los Ychsma, incorporaron muchas de sus prácticas cotidianas durante su ocupación, como las técnicas constructivas y el uso de materias primas, así como costumbres religiosas. La presencia de los Incas en los complejos Ychsma no fue tan larga debido a la conquista del Tahuantinsuyo por los españoles. Con el sistema colonial se instauró el formato de hacienda hasta bien entrado el siglo XX, cambiando los productos y el uso de las tierras de cultivo. Durante los años treinta, Julio C. Tello documentó y fotografió el sitio poniendo, además, en evidencia la existencia de un cementerio republicano, entre los que destacaban varios nichos con infantes en el muro de contención.
En los sesentas, Arturo Jiménez Borja excavó y restauró el palacio tal cual lo vemos en la actualidad, y retiró todos los cuerpos del cementerio republicano. Por mucho tiempo, esta parte del distrito mantuvo un uso exclusivamente agrícola. Pero desde los años ochenta se volvió la esperanza de muchos peruanos sin vivienda y de escasos recursos. En el año 1984, tres mil familias se asientan en los alrededores del sitio arqueológico y conforman la actual Comunidad Urbana Autogestionaria Huaycán. Este asentamiento humano, constituido por grupos obreros muy bien organizados, era también un punto estratégico de abastecimiento a la capital. Por estas razones, Huaycán no pudo evitar ser blanco de la guerra interna que afectaba al país y que duró casi dos décadas. No se ha podido borrar del muro de contención del sitio arqueológico una inscripción en rojo de ese entonces.
La historia no se detiene y vivimos un periodo más pacífico. El crecimiento de Lima genera la expansión de zonas urbanas y las tierras de Huaycán se transforman rápidamente en edificios, centros comerciales y escuelas técnicas. Todos estos eventos son parte de la historia del sitio arqueológico, la cual se sigue escribiendo día tras día. Aprovechemos que todavía queda muchísimo por hacer para que la convivencia con el sitio arqueológico sea armoniosa y constructiva. Esta es una tarea en la que todos podemos participar.
Descripción del Palacio
Uno reconoce el sitio arqueológico porque, caminando por la vía principal de Huaycán, de pronto la construcción de casas, comercios, escuelas y pistas se detiene. Conforme se avanza en esa dirección empieza a aparecer el Palacio de Huaycán de Pariachi en las faldas del cerro y sólo se le distingue por sus formas geométricas, ya que su color se camufla con la tierra. Antes de entrar, uno no imagina la complejidad arquitectónica que encontrará dentro. Un gran paredón deja ver a penas unos muros escalonados que se pierden en el cerro y un muro de contención deja entrever las huellas de una serie de nichos de tiempo republicano. El ingreso es a través de un largo pasadizo. Uno se siente ya abrigado y parte de un conjuro espacial mientras camina por ahí.
Esta sensación se repite durante todo el recorrido. Una tras otra, habitaciones y plazas se conectan por pasadizos y escaleras formando un gran laberinto de distintos niveles en el que uno no puede evitar sentir su tránsito por el espacio construido. Desde la cima del palacio da la impresión que toda esta gran forma elaborada por manos humanas no es otra cosa que la decodificación de los interiores del cerro.
Esta es la edificación más representativa del sitio debido a su imponente monumentalidad y a la ingeniería usada para aprovechar la topografía del cerro como lecho. Aquí vivía la élite, los alrededores pudieron ser usados como vivienda por los demás pobladores. Aunque la zona tuvo una larga ocupación Ychsma, los Incas la incorporaron como parte de la expansión de su territorio y es esta la huella del estilo arquitectónico que ha sobrevivido.
Las tapias, las rampas, las graderías o banquetas en la cima y la forma escalonada fueron reemplazadas por un conjunto de recintos conectados por infinitos pasajes. El nuevo poder mantuvo el estilo en la distribución de plazas interiores, a las que sólo se podía llegar en filas de a uno debido a los estrechos pasadizos. También, conservó la división entre lo público y lo privado. La concepción del espacio mantuvo los fines administrativos y religiosos en el que un curaca (o “señor principal”) resolvía temas vinculados a la organización y el acopio de cosechas y semillas, así como a las alianzas y pactos políticos, y rituales en honor a sus dioses.
El palacio tiene grandes depósitos de almacenaje de alimentos que, en algunos casos, llegan a medir 4 m de profundidad, por lo que se les incrustaban lajas a los lados a modo de escalones para facilitar el acceso. El uso de materiales de construcción encontrados en los alrededores, como el barro y la piedra, permitieron continuar con la estética constructiva de culturas yungas o costeñas durante la ocupación Inca.
En la zona periférica alta existe un complejo de terrazas, conocido como “los tendales”, que fueron de vital importancia para el sitio, pues aquí se secaban productos como el ají y el maíz, que luego se almacenaban y/o intercambiaban. El Palacio fue un gran centro de almacenamiento. Los Incas pusieron especial interés en este sistema y lo incorporaron dentro su organización política - administrativa del territorio de Huaycán de Pariachi.