“Polis (en griego πόλις) era la denominación dada a las ciudades estado de la antigua Grecia, surgidas desde la Edad Oscura hasta la dominación romana”.
En el artículo anterior analizamos la polis oligárquica y la democrática, ahora en el mes de octubre, les presento un análisis de la constitución democrática de Atenas, sus principales instituciones y momentos históricos, sus aspectos más representativos, para luego ver a macedonia y el fin de la polis.
LA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA DE ATENAS EN SUS PRINCIPALES INSTITUCIONES Y MOMENTOS HISTÓRICOS
En contraposición a Esparta, Atenas es la ciudad democrática por antonomasia. La constitución democrática de Atenas se formó seguramente por grados; la tradición ha destacado por esta razón algunos momentos fundamentales, vinculados con las mayores personalidades políticas.
Dejando de lado a Dracón, en el que la crítica moderna tiende a ver no al autor de una constitución sino más bien de una codificación del derecho, la primera figura de gran importancia en la historia de la democracia ateniense es sin duda la de Solón. Solón obtuvo el arcontado (que era la magistratura epónima) en 594-593, con el encargo de reordenar la constitución y de eliminar los contrastes entre las clases en lucha.
En efecto, elaboró toda una serie de medidas: en primer lugar abolió con efecto retroactivo la servidumbre por deudas (y declaró también la nulidad de las hipotecas sobre los bienes indispensables para la vida del deudor), pero, al mismo tiempo, se negó a autorizar nuevas distribuciones de tierras; en segundo lugar, y en un plano más directamente constitucional, procedió con base en las distinciones ya existentes, a la división de los ciudadanos en cuatro clases (la de los pentakosiomedimnos, de los hippeis, de los zeugitai y de los thetes), atribuyendo luego el electorado pasivo sólo a las tres primeras clases (y para ciertas magistraturas sólo a la primera y a la segunda clase) y el electorado activo a todos los ciudadanos indistintamente; en fin, también en un plano constitucional, dio vida a nuevos órganos, como la heliea, o tribunal del pueblo, cuyos miembros se elegían por sorteo entre todos los ciudadanos, y bajo cuya competencia recaían las acusaciones públicas.
La valoración de la actividad de Solón y de su línea política siempre ha interesado mucho a la historiografia moderna; entre las interpretaciones extremas de Solón como fundador de la democracia ateniense o, viceversa, como simple conservador iluminado, el juicio más frecuente y equilibrado es aquel según el cual él realizó una revolución moderada, no todavía en sentido plenamente democrático, pero seguramente preparatorio de la democracia.
Después de Solón, Atenas conoció muchos años de luchas civiles, y luego largos años de tiranía con Pisístrato y con su hijo Hipias. Se trató no obstante de una tiranía bastante respetuosa de la constitución. Luego de la caída del gobierno de Hipias (que había sido provocada por los aristócratas con la ayuda de los espartanos) surgió otra figura de gran relieve: Clístenes. También él era un aristócrata (como por otra parte lo era Solón),
Pero su acción política y sus reformas (que comenzaron alrededor de 510), después de su nombramiento como arconte) fueron dirigidas claramente a favor del demos. Clístenes dividió el país en diez tribus territoriales; cada tribu estaba formada por tres distritos (o trittys), y cada uno de esos distritos, a su vez, por distritos menores (o demos).
Esto no sólo quebró los derechos que eran naturales de las antiguas tribus gentilicias sino que constituyó también la base para la instauración de un nuevo órgano, la bulé de los Quinientos, en la cual participaban cincuenta ciudadanos sorteados por cada tribu: la bulé, magistratura colegial, se convirtió en el máximo órgano administrativo de la ciudad y tuvo también una función probuleumata que comportaba la redacción de la orden del día de la asamblea popular.
Por lo demás Clístenes no modificó sustancialmente la constitución de Solón; debe señalarse sin embargo la creación de la institución del ostracismo que aumentó aún más los poderes de la asamblea popular (si bien los estudiosos no están todos de acuerdo en la atribución del instituto a Clístenes).
La constitución de Clístenes permaneció prácticamente invariable pro varios decenios, hasta el advenimiento de Pericles; una de las novedades más importantes de este período (aunque marcado por eventos como las guerras persas y las renovadas divergencias entre los partidos) es la reforma del sistema de nombramiento de los arcontes, elegidos en ese entonces por sorteo (aun cuando esta novedad coincidió con una disminución de importancia del arcontado, y con el aumento de influencia de la estrategia, magistratura creada por Pisístrato y destinada a convertirse en la más importante de la ciudad). Otra innovación de relieve fue la reducción de la competencia del Areópago (órgano naturalmente conservador, ya que estaba compuesto por miembros elegidos de por vida) sólo a los homicidios premeditados, realizada por Efialtes en 461 a.C.
La era de Pericles, que comenzó en 460 con su primer elección como estratega, fue marcada por una compleja e intensa relación entre quien representaba una especie de jefe de gobierno (en cuanto reelegido estratega de la asamblea alrededor de treinta veces) y la misma asamblea popular. Las innovaciones de este período son en efecto muy indicativas: por un lado se introdujo la acusación pública de paranomia, que se puede experimentar contra quien propone un decreto en divergencia con las leyes (con el claro objetivo de disminuir el peligro de continuas abrogaciones a la ley por parte de la asamblea); por otra parte se concedió una indemnización (mistoforia) a aquellos que cubría un cargo público (con el fin evidente de permitir también a los menos ricos, ya admitidos al sorteo para las magistraturas, la participación en el gobierno de la polis).
Durante el predominio de Pericles comenzó también la guerra del Peloponeso que opuso principalmente a Atenas contra Esparta, haciendo luego estallar de manera violenta también la divergencia entre democráticos y oligárquicos dentro de cada una de las ciudades. Se produjo de ese modo un temporal retorno a la oligarquía en Atenas: el mayor episodio en este sentido fue el gobierno de los Treinta. La restauración del régimen democrático se realizó en 403, con el retorno a la constitución de Clístenes y de Pericles; el régimen democrático, aun entre los continuos conflictos entre poleis y entre clases sociales, fue sólido en Atenas hasta el 338, es decir hasta la batalla de Queronea (que marcó, como se sabe, el predominio de los macedonios sobre los griegos).
ASPECTOS SALIENTES DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE.
La constitución democrática de Atenas ha sido juzgada de distintos modos incluso por los mismos griegos (como habíamos ya dicho), y luego por los estudiosos modernos. Más allá de las polémicas no hay duda de que el régimen democrático ateniense presentó muchos aspectos positivos (y todavía dignos de meditación); pero hay que reconocer que la exasperación de algunos principios implicó significativos inconvenientes. Se hace necesario, a título puramente de ejemplo, señalar algunos puntos. El primero de ellos (crucial para toda valoración de un régimen político y de un ordenamiento jurídico) se refiere a lo que en la actualidad se llama poder judicial.
Si por un lado tenemos presente la composición del máximo tribunal de la Atenas democrática (la heliea en la cual todos los ciudadanos tenían derecho a participar), y por el otro la no figuración del estado como persona jurídica, vemos inmediatamente que no puede hablarse de poder judicial en el sentido moderno (y mucho menos de separación de poderes); en sustancia, el ciudadano, participando en el desempeño de las funciones judiciales, participa directamente en la soberanía de la p. (entendida como sociedad de politai).
Resulta claro que la no profesionalidad del juez puede presentar algunas ventajas, sobre todo porque evita que el cuerpo judicial tienda a aislarse como una "casta" (casi siempre custodia de ordenamientos superados); pero no puede desconocerse que abre también el camino a la incompetencia y en algunos casos a la corrupción. Otro punto significativo lo representa la relación entre ley y decreto (en el sentido, completamente griego, de deliberación de la asamblea), en un ordenamiento constitucional en la cual la asamblea popular ocupa un puesto de gran importancia. Es evidente que la asamblea tenderá con frecuencia a modificar la ley existente mediante una simple deliberación.
Es decir sin haber abrogado antes la ley vigente. Justamente para evitar una continua inversión del ordenamiento jurídico (inclusive las mismas normas constitucionales) se crean algunos remedios, y en primer lugar la ya recordada acusación pública de paranomia (que se debía presentar a la heliea. Más allá de los remedios estaba siempre, sin embargo, la realidad de una asamblea numerosa, en la cual funcionaban bien las presiones momentáneas, y en la cual la legalidad, para ser salvaguardada, tenía necesidad de encontrar defensores.
LA VICTORIA MACEDONIA Y EL FIN DE LA POLIS.
La democracia, restaurada en Atenas a fines del siglo V a.C. encuentra en el siglo IV su decadencia. Como destacan los mismos griegos, las causas de la decadencia pueden reducirse a una sola, es decir al predominio del individualismo más desenfrenado, de modo tal que hasta la participación en la asamblea no se entiende más como contribución al bien común sino como medio para obtener beneficios personales. Por otra parte es muy significativo que el misthos lo pague el estado no sólo a los titulares de una magistratura sino también a los simples participantes de la asamblea. Es la señal más evidente de un clima político cambiado, pero el cuadro general es aún más rico de elementos negativos. En la asamblea participan ahora sobre todo los desposeídos; esto sin embargo basta para poner en crisis los recursos de un estado en el que las magistraturas financieras son cada día más importantes. Se configura cada vez más la inclinación de una parte considerable del pensamiento político hacia el régimen monárquico, al cual únicamente se le daba crédito en cuanto a la posibilidad de traer orden nuevamente al estado.
Las guerras contra los macedonios aceleran este proceso de decadencia; las condiciones de paz impuestas por Filipo II, con la creación de la liga de Corinto, dan gran contribución a la afirmación de la idea panhelénica. En ese entonces puede considerarse terminada la época de la ciudad-estado griega, aun sin formalmente continúan subsistiendo las poleis y sus particulares ordenamientos. El nuevo ideal político es decididamente, para muchos, el monárquico.
En el artículo del mes de noviembre, les ofreceré un análisis específicamente de Atenas y Esparta, las polis principales de Grecia antigua, y realizaremos un cuadro comparativo entre ellas.
Bibliografía
Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino: Diccionario de Política. Siglo Veintiuno Editores.
http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd98/HisArtLit/01/grec.htm
http://www.santiagoapostol.net/latin/gobierno_grecia.html
Sociedad Espacio Cultura (KAPELUSZ)
Con Vivencia Hoy (CIENCIAS SOCIALES 7)
Antigua Grecia (Biblioteca para la Familia)
Arq. Tania Arevalo Lazo
Universidad Ricardo Palma
Premio Koriwasi 2009
a la mejor alumna de la carrera de Arquitectura
Proyectos y Obras en Tarapoto.
ex alumna de la Universidad Autónoma de México por intercambio.