Bienvenidos a la nueva edición de nuestra REVISTA DIGITAL APUNTES DE ARQUITECTURA, correspondiente al Mes de Agosto del 2009. Estamos muy agradecidos por vuestra acogida, hace una semana nuestra revista paso a tener mas de 10,000 visitantes, esto nos alienta para seguir trabajando por mejorarla cada vez mas.
Arquitectura y Arquitectos, Patrimonio e Identidad, Urbanismo y Territorio, Normas y Novedades, Tecnología Ambiental y Naturaleza, Enseñanza y Actividad Académica, Sistemas Constructivos y Estructurales.
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15 agosto 2009
REVISTA DIGITAL APUNTES DE ARQUITECTURA - MES DE AGOSTO 2009
Bienvenidos a la nueva edición de nuestra REVISTA DIGITAL APUNTES DE ARQUITECTURA, correspondiente al Mes de Agosto del 2009. Estamos muy agradecidos por vuestra acogida, hace una semana nuestra revista paso a tener mas de 10,000 visitantes, esto nos alienta para seguir trabajando por mejorarla cada vez mas.
Tacna, los espacios urbanos del centro Arq. Alfredo Mujica Yépez
La Ciudad de Tacna, denominada con justicia Ciudad Heroica, ubicada en medio del Valle del Río Caplina, se organiza de forma longitudinal a lo largo de este valle, en medio del desierto costero del sur del Perú.
La ocupación de este valle tiene larga data, por las evidencias arqueológicas, hay presencia humana desde la época pre inca, hemos tenido la oportunidad de visitar las pampas de Miculla y ver interesantes petroglifos con escenas de caza de animales del lugar como camélidos, venados, suris (especie de ñandú nativa).
El Centro de la Ciudad que en realidad vendría a ser el eje central, tiene un conjunto de espacios muy característicos y que muestran edificaciones de diferentes etapas de la historia urbana de Tacna.
Considero que el espacio principal de la Ciudad, es el que resulta de la apertura de la Avenida San Martín a partir de la intersección con General Deustua hacia la Catedral en una extensión de casi cuatro cuadras. Dentro de este espacio están los principales monumentos simbólicos de la Ciudad, como son el Arco Parabólico que une las figuras de los Héroes de la guerra del Pacifico Grau y Bolognesi, la Pileta diseñada por el inglés Mac Cunliffe con esculturas del francés Paul Lliendhard, y para terminar la Iglesia Catedral, construida por la compañía de Eiffel.
En torno a este espacio existen diferentes edificios administrativos, comerciales, turísticos y de servicios, la población tacneña utiliza este espacio para realizar sus actividades económicas y de gestión, y también como lugar de encuentro, socialización y recreación. Los domingos es tradicional el izamiento del Pabellón Nacional y el célebre Paseo de la Bandera. Se aprecia mucho movimiento a toda hora, pero con mas intensidad en las tardes y noches, los tacneños se identifican mucho con este espacio alargado que hace las veces de plaza de armas.
Otro espacio importante de la Ciudad es la Alameda Bolognesi, que en sus primeras 12 cuadras da cabida a diferentes edificaciones comerciales, turísticas y de servicios, el espacio público es una amplia vía peatonal flanqueada de dos hileras de palmeras, con espacios para sentarse (bancas) y equipamiento urbano complementario. Esta Alameda esta sobre el río caplina, el cual esta canalizado. Actualmente gran parte de la actividad comercial de esta zona en las cercanías al Mercado, está orientada al visitante chileno, que debido a la significativa diferencia de precios, acude a Tacna a comprar productos para su alimentación, consumo diverso (libros, artefactos, etc.) como también en busca de servicios médicos, dentales, ópticos, entre otros. Los restaurantes de esta zona y de todo Tacna están frecuentados por visitantes del país del sur sobre todo los fines de semana.
Llama la atención la diversidad de estilos en las residencias dentro de este eje, pudimos identificar las antiguas casas con techo en mojinete, típicas de esta región, algunas residencias republicanas de los siglos XIX y XX, así como edificaciones contemporáneas , que muestran las diferentes etapas que ha pasado la Ciudad.
En general se pudo notar que es una Ciudad con habitantes que la quieren, que utilizan y dan vida a sus espacios, que respetan su patrimonio histórico monumental, y que gracias a su espíritu emprendedor esta desarrollando de una manera sostenida.
AREAS VERDES Y ESPACIOS PUBLICOS EN LIMA –Entrevista a Wiley Ludeña
Wiley Ludeña Urquizo
Arquitecto, Profesor universitario, doctor en urbanismo (Universidad Técnica de Hamburgo) Considerado por muchos como el investigador urbano más importante del Perú. Pionero en la construcción de una historia del paisajismo peruano, ha publicado 8 libros y más de 200 artículos sobre arquitectura, ciudad y paisajismo en publicaciones profesionales y científicas. Es profesor visitante en diversas universidades del Perú, América Latina y Europa.
Lima 15 de agosto del 2009
Entrevista realizada por por la Arquitecta Doraliza Olivera
Usted ha afirmado que la ciudad expresa a la sociedad que la produce. ¿Qué opinan sobre la relación entre los espacios públicos y la sociedad limeña?
La ciudad es lo que es su sociedad. Si una ciudad carece de espacios públicos es porque tenemos a una sociedad aun desintegrada, superindividualizada, sin redes sociales interconectadas y extensivas que no registran (ni necesitan) una experiencia colectiva de la esfera de lo público: es el mundo premoderno. Si las sociedades y ciudades no promueven la integración, la inclusión social, el intercambio colectivo de experiencias y la construcción de una ciudadanía basada en las nociones de lo público y el bien común, jamás se requerirán espacios públicos y de encuentro social. Si a este rasgo nacional le sumamos la persistencia inconsciente de la ideología y estética del llamado “urbanismo seco” de herencia colonial podemos explicarnos específicamente el por qué de la dramática carencia de espacios verdes y masa arbórea en la ciudad, entre otros síntomas. A diferencia del modelo urbano colonial anglosajón que se sostiene en un verde extensivo como parte de la ciudad interior, el modelo colonial hispánico se impone como una drástica oposición entre artificio y naturaleza: se es mejor ciudad cuanto más artificial sea. Recordemos que en el urbanismo colonial no existe el concepto de calles arboladas ni parque público hasta muy entrado el siglo XVIII. En este tipo de ciudad la noción de espacio público queda subsumida por la presencia excluyente de la Plaza Mayor como el único epicentro de la vida urbana y un conjunto de espacios semipúblicos (las plazuelas) desprendidos básicamente de la ritualidad eclesiástica. En esta ciudad, que seguimos reproduciéndola de una u otra manera, el verde urbano devino bien privatizado reducido al mundo familiar de las casonas, conventos y huertas, o como un verde artificializado asumido como la “decoración” verde de las plazas o plazuelas. La apuesta de muchos arquitectos por prescindir de árboles porque “afean la fachada” o la de muchos alcaldes por el letrero de “prohibido pisar el césped” se alimenta en última instancia de esta ideología y estéticas coloniales. El gran parque urbano público es un invento de la modernidad urbana del siglo XIX. Surge como reivindicación de la esfera de lo público sobre los dominios de un mundo privado excluyente. La desmantelación, desmenbramiento y consecuente reducción del área original del gran Parque de La Exposición de Lima fundada en 1872 representa en sí una perfecta metáfora de la vigencia y el acoso de sus pulsiones premodernas hoy cada vez más extensivas.
¿Cuáles son las principales características que deberían tener las aéreas de recreación pública para cumplir su función como espacios públicos? Que espacio existente en la Ciudad según su criterio cumple mejor con estas características?
Aquello que se denomina “área verde” en una ciudad está constituido entre otras cosas por una diversidad de tipos de espacios que van desde el jardín urbano hasta los parques en escala metropolitana. Para cada caso los requisitos pueden ser diferentes. Sin embargo, algo que no deberían ser en cualquiera de los casos, es el de pretender imponerse como un fragmento antinatural dirigido a formas hiperactuadas de recreación. Lamentablemente en nuestro medio carecemos de parques dispuestos para la distensión o la recuperación del stress físico y mental que la vida en la ciudad genera. Nuestro parques y jardines son en su gran mayoría espacios de un barroquismo autoreferencial, sobresaturados de “naturaleza envasada”, llenos de ruido visual y que padecen el síndrome del “parque de diversiones”. Son parques-espectáculo identificados mayormente con las funciones del deporte y el ruido urbano. No son espacios para el relax o la distensión en el cual la gente sin dejar la ciudad pudiera tener un contacto con la naturaleza en su estado mas esencial posible. Como se ha comprobado en numerosas grandes ciudades, social y ecológicamente sensibles los parques en su mayoría se constituyen como biotopos naturales dentro de la ciudad, funcionan a modo de “micro reservas naturales” y son capaces de crear biodiversidad en la ciudad. Son parques que se nutren de esa estética de la vegetación silvestre tan cara al ecodiseño paisajístico contemporáneo. Parques como el de la Loma Amarilla en Surco o muchos jardines de vegetación silvestre en las barriadas (ejemplos de jardinería popular) se acercan a este tipo de espacios. Y aunque parezca extraño decirlo, algunos parques-cementerio (con o sin los difuntos) deberían de estar abiertas en plena ciudad. En realidad los muertos no deberían ser los únicos con el derecho y el privilegio de vivir en paz.
¿De qué manera las aéreas recreacionales sirven a la integración e identificación de los vecinos con la ciudad? Como espacios para la construcción de ciudadanía ¿están aún en proceso de construcción?
Si observamos que hoy los parques se privatizan, se convierten en objetos de (y para) el espectáculo, que es otra forma de privatización como es el caso del Parque de La Reserva, entonces no todos aquello que sea un parque ayuda a construir una ciudadanía estable, democrática, solidaria y tolerante. Sin embargo, por esencia los espacios públicos deberían ser —como la ciudad misma— un espacio privilegiado para el aprendizaje ciudadano de aquello que exige la ciudad a todos: aprender a convivir en colectividad con el otro. El espacio público es la gran escuela en la construcción democrática de un pueblo. No hay sociedad cohesionada ni democracia, ni partidos políticos estables, sin espacios públicos coherentes y de uso democrático. Precisamente, en la actualidad la ciudad peruana se encuentra en ebullición, sin normas que respetar e incapaz de producir hitos unificadores de referencia colectiva. En lugar de constituirse en ciudad cohesionadora, registra los vicios de una incuestionable tribalización urbana con sus propios medios de auto representación. Desafortunadamente esta serie de espacios públicos y la ciudad peruana en su conjunto no son aun espacios de construcción legitimada de la esfera de lo público como sinónimo de ciudadanía solidaria y segura de sí misma, sino espacios de fuga y de desfogue vía la mediación pública. La vida cotidiana privada se ha trasladado casi sin mediación a la vida cotidiana pública. Ahí están los espacios públicos en tanto realidades de estéticas irresueltas, precarias y estridentes en los que la sociedad peruana resuelve su propio desarrollo y conflictos. Cuando los vicios privados reemplazan a las virtudes públicas, entonces tenemos lo que tenemos en el Perú.
Usted señala a los empresarios como los responsables de la falta de áreas verdes a lo que se pueden agregar las diferentes gestiones municipales ¿En qué medida la participación ciudadana puede convertirse en un poder que impulse la creación de parques?
Los indicadores históricos de área verde y masa arbórea señalan aquello que todos vemos a diario: que Lima es una ciudad con un enorme déficit en este aspecto que afecta su propia sostenibilidad en el tiempo. ¿Quién ha producido este tipo de ciudad? ¿El urbanismo estatal? ¿el urbanismo de barriadas? o ¿el urbanismo privado?. Queda claro que el principal actor y factor de la construcción urbana en el Perú de los últimos 180 años ha sido hecho bajo el mandato de la iniciativa, ideales e intereses de la inversión inmobiliaria privada. Desde La Chacrita (1857) la primera urbanización privada de la Lima republicana, los porcentaje de vías, área verde u espacios fueron gobernados por la anguria, la avaricia o la ignorancia urbanística. El objetivo siempre fue cómo aprovechar al máximo el metro cuadrado del terreno a costa de negarse o regatear los aportes de área pública establecidos por leyes u ordenanzas establecidas la mayoría de veces por ellos mismos como ocurre en la actualidad. Desconocer estos hechos significaría admitir que la Lima de hoy es una ciudad ordenada, afable, generosa en áreas verdes, de calles anchas y arboladas, además de cohesionada y con un buen balance entre área libre y construida. Todos sabemos que no es así. Ante esta situación los ciudadanos tenemos la responsabilidad de demandar más y mejores espacios públicos. No sólo porque se trata de contar de más espacios de recreación, sino que la ciudad y sus habitantes requieren para su propia existencia o supervivencia de tales espacios.
¿Existen iniciativas de arquitectos o distritos, como San Borja, que promuevan la integración de los vecinos con los espacios públicos?
Es una iniciativa importante. Pero no siempre aquello que surge del propio pueblo o de sus representantes en los distintos niveles de gobierno, asegura la posibilidad de un buen diseño y prácticas innovadoras. Los populismos de todo tipo juegan aquí también un rol cuestionable y antimoderno. La filosofía de “darle a la gente lo que le gusta a la gente” convertida en programa urbanístico trae como consecuencia la reproducción literal de los grandes defectos del diseño paisajístico peruano. En este caso, desafortunadamente, la ausencia de una cohesión estable entre los dominios de la sociedad y la ciudad, la preeminencia de los intereses individuales sobre los colectivos, así como la ausencia de prácticas democráticas en la toma de decisiones de orden proyectual, ha convertido a la ciudad y sus espacios en tierra de nadie donde puede perpetrarse de todo sin consultar ni responder a nadie. En estas condiciones cada individuo o familia, partido político, alcalde o gobierno de turno ha convertido a la ciudad en una extensión natural de sus intereses privados (culturales, estéticos y económicos) hasta transformarla en un espacio doméstico individualizado para honrar y perpetrar sus particulares fobias, filias, traumas o aspiraciones de auto representación, como si estas fueran del conjunto de la sociedad. Y algo de esto se reproduce en el caso y otros que se mencionan. Debo decirlo terminantemente: la arquitectura y el paisajismo peruanos no están aun a la altura de los desafíos sociales, culturales y ecológicos del mundo contemporáneo.
¿Cuál es la experiencia en otros países latinoamericanos?
La experiencia internacional es muy estimulante hoy en día. Desde luego que el paisajismo noreuropeo sigue registrando ejemplos valiosos de ese paisajismo opuesto a la redundancia artificiosa del paisajismo árabe-ítalo-ibérico que seguimos reproduciendo nosotros. Aun así lo que llama la atención es el grado de degradación estética y ambiental de los espacios públicos de las ciudades en el Perú a diferencia lo que acontece en el mundo urbano de países cercanos al nuestro como Bolivia y Ecuador, por mencionar dos casos. ¿Qué ha pasado que países con los que el Perú conserva similares grados de desarrollo relativo e historias culturales comunes no registren ciudades y estéticas tan deplorables y degradadas como si se producen en nuestro país?. Es un tema para la reflexión. Lo que es cierto es que la ciudad surgida de la reestructuración neoliberal y neopopulista de Fujimori ha terminado por convertir la miseria ética en miseria estética. La desestructuración social ha terminado por avalar el imperio del más desembozado populismo urbanístico de referencias kitsh y citas a un vacuo nacionalismo, cuando no adicta a las luces de esa estética de casino urbano y Disneylandia de cartón. En esta ciudad la escultura de mármol de antaño se ha transformado en una escultura de cemento a la que se le caen los dedos o brazos cada cierto tiempo. La única ciudad modelo es la que la rodea en su mas absoluta precariedad. ¿Qué se representa o puede simbolizar en esta ciudad que no sea la exaltación a los símbolos de una alienada cotidianeidad? Ahí están los parques dedicados a honrar con monumentos al choclo, a la papa, a las pelotas de fútbol y a los sombreros huancaínos, junto a los monumentos de escala cada vez más liliputienses dedicados a héroes militares, religiosos y civiles. A diferencia de lo que se genera en nuestras ciudades, se debe reconocer que ciudades como Buenos Aires, Bogotá, México o Santiago de Chile, entre otras, tiene una tradición sostenida de buenos parques urbanos por diversas razones, entre las cuales habría que mencionar la persistencia y el respeto a lo mejor de la tradición morfológica y estética de los grandes parques del siglo XIX construidos en casi todas las capitales de América Latina. ¿Qué sería de Lima si se hubieran construido dos a tres parques más del mismo tamaño y concepto que el Parque de La Exposición en su versión original?. La respuesta es obvia.
Ecourbanismo Un marco para la Sostenibilidad Bach. Arq. Tania Arevalo Lazo II
En el numero anterior, del mes de Julio presentamos una introducción hacia una palabra muy debatible por su significado a través de los tiempos, como lo es la SOSTENIBILIDAD.
Cómo podemos hablar de “sostenibilidad” en cada proyecto que realizamos, pero en la gran mayoría de estos sólo queda en palabras.
El concepto de “desarrollo sostenible” nos da un nuevo marco básico de referencia para todas las actividades humanas. Éste mantiene la calidad general de vida, asegura un acceso continuado a los recursos naturales y evita la persistencia de daños ambientales.
Sin embargo, como les mencioné anteriormente, la palabra sostenible corre el peligro de convertirse en un cajón de sastre, de ser trivializada por políticos y creadores de opinión para fomentar que todo siga igual y utilizada para reclamar una corrección ecológica que en buena medida es falsa.
La definición de 1987 es ambigua: “El desarrollo sostenible satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias.
Pero, ¿Cómo se definen esas necesidades y quién las define? ¿Qué patrones hay que usar como referencia? ¿Los del mundo desarrollado o los del mundo en vía de desarrollo? ¿Qué es una necesidad real, y qué es lo que hace que una necesidad sea superflua? Y por último, ¿Cómo medimos todo eso?
Para abordar estos y otros temas afines, se introdujo la noción de un capital a transferir de generación en generación. Este capital tiene 3 componentes: el capital artificial (edificios e infraestructuras), el capital humano (ciencia, conocimientos, técnicas) y el capital natural (aire puro, agua pura, diversidad biológica, etc.)
Ahora podemos entender mejor el término, enfocándonos desde una perspectiva diferente y más ordenada. En este orden de ideas, el concepto de desarrollo sostenible se traduce en que cada generación debe vivir de los intereses derivados de la herencia recibida, y no del propio capital principal.
No obstante, este concepto también ha traído discordias y controversias. Hay quienes sostienen que, mientras se preserve el valor del capital global, uno de sus componentes (por ejemplo el capital natural), puede gastarse siempre y cuando se incremente otro componente (como el capital artificial) en la misma medida.
Este punto de vista recibe el nombre de SOSTENIBILIDAD DEBIL, y frecuentemente (y convenientemente) muchos políticos y hombres de negocios se adhieren a él.
Los defensores de la SOSTENIBILIDAD FUERTE, argumentan que el Capital Natural no debe malgastarse aún más, ya que obviamente las consecuencias serán irreversibles. Como podemos saber todos nosotros, ahí entran la deforestación, la extinción de especies y recursos naturales, etc. Y no podemos definir el gran impacto a largo plazo sobre la vida humana y la biodiversidad, pero si sabemos que será inmenso y estaremos seriamente afectados.
Esta ultima forma de ver el concepto de Sostenibilidad, es la optada por la mayoría de científicos y ecologistas, pero el debate sigue abierto.
Tomemos conciencia, tú de qué lado estás?
BIBLIOGRAFÍA: MIGUEL RUANO, ECOURBANISMO, Entornos Urbanos Sostenibles, Edición 2000, España
Techos Verdes II parte Arq. Anita del Cisne
“Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido subir a los tejados
Y lo ha hecho cada vez que los climas Permitían las soluciones adecuadas”
Le Corbusier, “Theorie du toit-jardin”1927
En un artículo anterior hablamos de los techos verdes, de sustituir el pelado y frio cemento o tejado por la cálida frescura de la cubierta de tierra y plantas, Es decir de recrear la belleza de la naturaleza en nuestra casa. Según, recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es imprescindible 9 m2 de áreas verdes/ persona citadina, para su sano desarrollo y salud físico y mental, como por su reconección la naturaleza. ¿Qué estamos haciendo los arquitectos, para cumplir con esa recomendación?
En este articulo ampliaremos las ideas y ubicare a los techos verdes dentro del contexto actual, que demanda una preocupación mayor de respeto a la naturaleza, que desde hace una década moviliza y guía todo proceso social.
Dentro de este marco contextual, los techos verdes proporcionan un sistema de impermeabilizante de larga duración contra la radiación solar. Lo que desgasta el impermeabilizante de cualquier construcción son los rayos UV (Se denomina UV a la radiación ultravioleta que en niveles altos es muy perjudicial para la vida) y cuando se instala un techo verde se protege el impermeabilizante, aumentando su vida útil de (5-10) años a más de 30 años; lo cual se traduce en una alternativas barata de sustentabilidad y preservación del hábitat citadino.
Toda obra de arquitectura o ingeniería, implica una modificación, transformación o alteración del territorio sobre el que se asienta. Porque ejerce una presión que definitivamente compromete, los sistemas de la naturaleza del entorno.
Hoy a los arquitectos se nos plantea el compromiso diseñar proyectos que resonen con la naturaleza y con el equilibrio psicobiológico del hombre. Ya no podemos construir edificaciones que solo simulen la vida, como en un bodegón, sino tenemos que construir para la vida.
Construir para la vida tiene múltiples variables, el tipo de obra, la escala, su relación con el territorio y su forma de insertarse en el entorno, las políticas locales, etc. Este reto impone al arquitecto moderno, mayores habilidades y destrezas profesionales que antes. Porque nacimos y nos formamos para crear y plantear soluciones que generen un vínculo armonioso entre lugar y obra.
Ahora tenemos la oportunidad de reconstruir nuestro habitad, cambiando el concepto del techo de cemento (hacedor de desiertos) por los techos verdes hacedores de belleza viva.
Los arquitectos tenemos que liderar el cambio de viejos paradigmas de destrucción de la naturaleza, por nuevas perspectivas de construcción, desarrollo y vida. Esto es lo que significan lo techos verdes.
Los techos verdes son aislantes naturales del ruido y el calor, crean espacios más frescos debido a la transpiración de las plantas, nuestras azoteas grises “se transforman, en un lugar de luz y color”, un lugar verde, que armoniza con su entorno, y mejora la calidad de vida.
Pero como podemos construir estos techo verdes?.... “Las humedades, las grietas, las fallas estructurales, nos van a traer complicaciones”, Según la especialista, la Arq. Cora Burgin (Grupo Landscape. y Coordinadora Programa para Graduados: Arquitectura del Paisaje del centro de estudios de arquitectura contemporánea, UNIVERSIDAD TORCUATO DI TELLA: nos recomendó en la jornada de actualización profesional Lima -2007.
Factores técnicos de diseño que se deben tener en cuenta al instalar un techo verde:
- TIPO DE ESTRUCTURA Y CARGA ADMITIDA -. Para considerar que uso vamos a darle, estético, visual o si se va a transitar en ella, para poder planificar su accesibilidad.
· ESCURRIMIENTO Y UBICACIÓN DE LOS DESAGUES
· TIPO Y CALIDAD DE IMPERMEABILIZACION-. Membrana impermeabilizante.
§ PROFUNDIDAD Y TIPO DE SUSTRATO
§ MURETES DE CONTENCION, TIPO DE VEGETACION Y SISTEMAS DE RIEGO.
Y además, tener en cuenta también, Otras construcciones y/o instalaciones como: electricidad, pilares de iluminación, y instalaciones complementarias (ejemplo aire acondicionado, conductos de ventilación).
En un siguiente artículo comentaremos sobre la construcción de estos techos verdes y que plantas son más adecuadas cultivar.
Construyendo con sacos de arena y alambre
Nader Khalili, iraní de nacimiento, californiano de adopción, no es un arquitecto del montón. A finales de los setenta, en Cal-Earth, la organización en la que trabaja, desarrolló el superadobe ('superblock', en inglés), una técnica de construcción a base de sacos de arena y alambre de espino, a prueba de sísmos y probada por las exigentes autoridades de California.
En pleno desierto de Mohave, en Hesperia (a 70 km al Este de Los Ángeles), se encuentra la máxima expresión de su obra, una ciudad de arena donde muestra su técnica constructiva. Casas redondeadas, acabadas en cúpulas, amplias, de diferentes tamaños y formas. Una técnica que también ha aplicado en la construcción de un poblado en el corazón de Asia Central y en las zonas afectadas por el tsunami de Indonesia.
En 1984, Khalili presentó su proyecto ante los técnicos de la NASA bajo el título 'Bases lunares y actividades espaciales en el siglo XXI', viable en una hipotética colonización extraterrestre. Pero se cansó de esperar a que le llamasen para construir 'apartamentos lunares' y el iraní lleva años aplicando su método, las casas lunares son sólo un uso más.
El 'súper adobe' puede emplearse para construir cualquier tipo de vivienda. Hasta la fecha, su aplicación más extendida han sido los campamentos de refugiados de zonas afectadas por movimientos sísmicos. "El coste de una tienda de campaña, que es el sistema más habitual para estas situaciones, es superior al de una casa-refugio construida con el método 'super adobe'", comenta orgulloso Khalili, que calcula su coste en unos 200 dólares, menos de 150 euros.
Pero su técnica no sólo es aplicable a campamentos de urgencia. "Hemos construido casas de cuatro habitaciones, dos baños e incluso dos garajes", dice. "Toda España es muy seca y desértica, muchos lugares están perdiendo bosque muy rápidamente. Estas viviendas son útiles para preservar la naturaleza, limpiar el aire, etc. porque en su construcción no se utiliza absolutamente nada de madera", añade.
El proceso para construir una casa es simple: la tierra se deposita en bolsas tubulares que se disponen en círculo -en el modelo menos sofisticado-, levantando las paredes hasta conseguir una especie de cúpula. El alambre de espino sirve para unir las distintas capas de bolsas.
El tamaño de las casas variaría desde la más simple, que dispone de una sola habitación, a las más sofisticadas que pueden tener varias e incluso más de una planta, "en este caso no son recomendables para zonas que sufran sísmos", puntualiza Khalili. Las viviendas están equipadas con todos los servicios básicos, agua corriente, luz, etc., además aisladas naturalmente gracias a sus materiales de construcción, dice Khalili.
Khalili es asesor de la ONU para la arquitectura sostenible. Su método resiste terremotos, huracanes e incluso maremotos y ha sido avalado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que lo empleó en 1995 para establecer un campamento de personas desplazadas desde Irán a Irak