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14 septiembre 2022

EL JAGUAR EN LA COSMOVISIÓN ANDINA (SEGUNDA PARTE) - MARILYN FANNY VALDEZ RÍOS

 


El Templo de Chavín de Huántar 

Es un sitio arqueológico (o monumento arqueológico) ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari se ubica a 462 km al noroeste de Lima ya 86 km de Huaraz, a una altitud  de 3177 msnm, en la Sierra Oriental de Ancash al Este de la Cordillera Blanca. 

El complejo se ubica en la confluencia de los ríos Huacheksa y Mosna, en la cuenca alta del río Marañón, fue un punto muy importante, un “centro de reunión y peregrinaje del mundo pre – incaico”.   
 


Chavín de Huántar fue un centro administrativo y religioso de la cultura Chavín, construido entre los años 1500 y 300 aC (Período Formativo Andino) que fue un punto de encuentro entre la costa hacia la selva. Sus estructuras, tuvieron forma de una pirámide trunca, una base de piedra y argamasa de barro. 

La estructura más imponente es conocida como “El Castillo”, llamada también “Templo Mayor” o “Templo Nuevo”. Es una muestra destacada del arte y de la perfección en la ingeniería y la litoescultura. 
 

El templo de Chavín de Huántar si bien no es el sitio arqueológico más antiguo, ni el más grande, ni el más llamativo del Perú antiguo, pero fue considerado como el más importante centro de peregrinación del mundo andino en su tiempo y de acuerdo con el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras, una síntesis de las experiencias anteriores desarrolladas en la costa, sierra y selva, así como uno de los testimonios más tempranos de la civilización en América del Sur.

El Templo o mejor dicho los templos de Chavín está formado por diferentes tipos de edificios piramidales con galerías en su interior, fueron dedicados al “dios Jaguar celeste”. Los dioses de Chavín fueron representados en estelas, monolitos, cerámica, etc. 

Este templo fue dedicado al “jaguar celeste” o “Chinchay”, este jaguar corría entre las nubes, gruñendo fuerte (truenos), y exigía sacrificios y ofrendas. Los hombres le temían porque oían su voz entre las nubes a grandes distancias y veían sus ojos brillantes (rayos), esta deidad que para algunos arqueólogos como Kauffman Doig seria “Qoa”, era un “felino volador” que soltaba sus orines sagrados sobre los campos de cultivo cuando estaba feliz y conforme con las ofrendas. 

Llegar al templo debió ser una experiencia sobrecogedora en la entrada el peregrino vio cabezas de piedra con rasgos felinos ubicados en las partes altas de los muros, al pasar las puertas principales observaba músicos tocando y bailaban vestidos de jaguar y el sacerdote en la plaza principal, quien bajo los efectos del cactus San Pedro revelaba mensajes del futuro y otros sacerdotes abrían unas compuertas secretas y el agua del río entraba y se oía como un rugido, el peregrino no sólo veía a su dios, también lo oía rugir y era presa del miedo .

Los estudios arqueológicos revelan que este templo tuvo dos fases constructivas:
- El Templo Viejo (1200 – 600 dC).
- El Templo Nuevo (600 – 400 aC).


El Templo Viejo (1200 – 600 dC) 

Este templo está formado por 2 plataformas laterales orientadas de Norte a Sur y una plataforma central en forma de U con su respectivo atrio y una plaza circular. En la plataforma central presentaba en su interior una red de galerías o pasajes subterráneos. El pasadizo más importante se encuentra en el medio y tiene forma de cruz. Allí, en el centro se encuentra colocado un ídolo tallado en piedra el famoso “Lanzón monolítico”.

La plaza circular del Templo Viejo está inscrita en el atrio, rodeada por un muro interior, en cuyo frente occidental está orientado hacia donde nace el Sol. El interior de la plaza se puede apreciar losas con imagenes de felinos que se repiten y es posible que un monolito haya estado ubicado en la parte central de la plaza. 

En resumen, es un templo o templos está dedicado al culto del “dios Jaguar” un animal mítico, el cual estuvo representado en estelas, monolitos, cerámicas, etc. El jaguar era visto como un ser protector, propiciador de las lluvias y la llegada de la abundancia a las poblaciones cercanas y los peregrinos que llegan de reinos o tierras lejanas. 

El culto a esta deidad felina trascendió a otras tierras, los mensajeros y misioneros recorrieron y expandieron el culto al felino por toda la costa, sierra y parte de la selva del antiguo Perú, pero en diferentes funciones o representado como el “felino volador”.
 


La influencia del “culto al jaguar” deberá ser muy grande y abarcó muchos departamentos del Perú actual, por el norte hasta Cajamarca y por el sur hasta Lima e Ica edificios, cerámica y monolitos de piedra con imágenes de seres felinos y otros rasgos de influencia chavín, esto también incluye varias tribus de la selva, quienes traían en ofrenda plantas de ají y otras plantas psicoactivas (plantas narcóticas). 

El Templo Nuevo (600 – 400 dC)

Este templo fue la ampliación de las instalaciones anteriores que fueron cubiertas o aparentemente destruidas. Este edificio estuvo rodeado por una cornisa de piedras con imágenes de aves, serpientes y felinos grabados que estaban encima de las cabezas clavas. Las paredes de este templo fueron levantadas usando piedras grandes y sobre ellas hileras de piedras chicas y planas. Esta intercalación les dio más solidez a los muros del templo. 

En este templo se levantó un pórtico formado por dos columnas cilíndricas de piedra negra, grabado con imágenes antropomorfas que sostenían un dintel voladizo. La abundancia de imágenes de aves revela que el culto varió significativamente y la plaza ahora era cuadrada ya no circular. Esta plaza revela que otro tipo de sacerdotes y peregrinos visitaron el Templo Nuevo. 



Sin embargo, los días del Templo Chavín estaban contados y hacia el 400 aC se produjo una fuerte crisis que poco a poco produjo su caída y muchos pueblos sometidos por las creencias de los chavines, conservaron sus deidades, sin embargo, les agregaron otros seres y cambiaron varios rasgos y atributos sagrados. 

¿Por qué se produjo el abandono de los templos de la cultura Chavín? 

Existen varias propuestas sobre el motivo por el cual se produjo el abandono de los templos de la cultura Chavín. De todas las propuestas una de las más interesantes fue la lucha por el poder entre los diferentes centros sagrados, uno de los cuales puede ser Pacopampa (Cajamarca). Es posible que se haya dado un conflicto interno, pero no de poderes políticos, sino por la jerarquía religiosa. No se descarte la llegada de un “Meganiño”, cuyas lluvias intensas hayan provocado su colapso y posterior abandono de los templos. 

De cualquier forma, otros pueblos ocuparon los templos de Chavín después de su abandono (300 – 200 aC). Estos pueblos levantaron sus viviendas cubriendo los escombros con piedras y barro; estos pueblos fueron de la cultura Huaraz y Recuay.

Los principales monolitos de piedra donde aparece el jaguar sagrado fueron la Estela de Raimondi, el Obelisco Tello y el Lanzón Monolítico.  


La cultura Paracas

La cultura Paracas se desarrolló entre el 800 y 100 aC en un territorio comprendido entre el valle de Chincha (por el Norte) y el valle de Acarí (por el Sur), con centros importantes entre Ica y Pisco. Julio C. Tello separó a la cultura Paracas en dos épocas: 

Cavernas de Paracas (1 000 – 500 aC)
Necrópolis de Paracas (500 – 200 dC)   
Cavernas de Paracas (1 000 – 500 aC)

En esta época la cultura Paracas Cavernas recibió y desarrolló una fuerte influencia Chavín donde la imagen del felino fue muy recurrente en la cerámica, tejidos y otros soportes materiales. 

En esta época el jaguar aparece como un “felino sagrado”, sin embargo, hacia el 500 aC el jaguar o felino sagrado cambia y aparece como un “felino volador” con rasgos más humanos con pintura facial, los cabellos largos y trenzados y portando casi siempre una cabeza trofeo. 

Este tipo de cambio tal vez se deba a que el culto al jaguar disminuyo y los hombres paracas conservaron algunos rasgos del felino, pero le agregaron elementos propios o mas locales. 

Necrópolis de Paracas (500 – 200 dC) 

En esta época la influencia chavín tendrá más y aparece una influencia de otras creencias y aparece el felino volador con rasgos humanos, los halcones, orcas y otros seres marinos. Según la Dra. Jara los hombres de la cultura Paracas “posiblemente usaron sus símbolos e imágenes sagradas como una especie de escritura simbólica, cuyo significado no es desconocido, pero representa un gran avance dentro de las culturas del Antiguo Perú”. 

Sin embargo, el idioma, sus símbolos sagrados, así como los paracas o sus descendientes que nos pueden dar más luces sobre el misterio de la “escritura perdida”. Todos estos nuevos elementos serían continuados y repetidos en parte por los hombres de la cultura Nazca, quienes fueron en gran parte la siguiente de los hombres de la cultura Paracas.  
 

La cultura Nasca 

La cultura Nasca floreció en la costa sur peruana (valles de Ica, Nasca, Palpa, Pisco y Río Grande) entre los años 100 aC y 600 dC Fue una cultura que evolucionó directamente de la tradición Paracas. 

Un fenómeno importante en el desarrollo urbano fue la edificación del conjunto de Cahuachi, un centro comercial que congregaba millas de peregrinos, en su tiempo Cahuachi fue un centro ceremonial de gran importancia.

En esta cultura al igual que en la cultura Paracas, la imagen del “felino volador” aparece repetidamente, pero combinado con rasgos humanos y esta deidad llevaba una cabeza trofeo. 

Esta deidad fue conocida como “Kon”, el dios que no tiene huesos que según los mitos vuela por los cielos lanzando bendiciones a los hombres buenos y castigando a los hombres malos. Los mitos y leyendas señalan que las líneas o geoglifos de las pampas de Nasca fueron diseñados en homenaje al dios “Kon”.

Tanto en la cultura Paracas como en la cultura Nasca la imagen del jaguar o “felino volador” aparece repetidamente y en diferentes actividades junto a otros seres sagrados ya los seres humanos en diferentes lugares en un código críptico muy difícil de comprender para los arqueólogos y especialistas del siglo XX y XXI.

Si bien existieron deidades masculinas, es posible que también hayan existido deidades femeninas y que hayan estado asociadas con las cabezas trofeo. Las cabezas trofeo están vinculadas con la religión, y eran un símbolo recurrente en los enterramientos. Esta costumbre fue iniciada por los Paracas y seguida por los Nasca. Sin embargo, el “felino volador” siguió jugando un rol muy importante para atraer las lluvias y la abundancia, pero aún hay muchos misterios sin resolver.



El culto al dios jaguar en las culturas del norte

El culto al dios jaguar en las culturas del norte del Perú fue muy diferente al culto de las culturas sureñas. El jaguar fue usado como un símbolo de poder, prestigio que fue llevado por los principales gobernantes, sacerdotes, gente de la nobleza y los guerreros de alto rango, quienes se adornaban con objetos de oro y plata. Sin embargo, las culturas norteñas solo usaron el rostro, las garras y rara vez representaron al felino de cuerpo entero. 

El culto al jaguar eventualmente y aumento el culto a los dioses marinos. Los gobernantes principales llevaban grandes toques de oro o plata con rostros felinos en la frente. Estos dioses marinos aparecen junto con seres míticos con rasgos de zorro en varias escenas temáticas. El dios principal fue el dios Ai – Apaec. 

La realeza moche vivía rodeada de arte fino y mostraban su riqueza objetos que llevaban tocados de oro, plata, joyas finas y ropas suntuosas. Cuando la realeza moche morían eran enterrados con sus riquezas, animales, mujeres, criados y su guardia personal, como en el caso del Señor de Sipán. En cambio, los campesinos vestían y vivían una vida más sencilla y los inválidos eran mendigos.

Las construcciones más importantes fueron: Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, también lo fueron Huaca Cao Viejo, Huaca Rajada, etc.

Esta organización social sigue vigente en la cultura Chimú, cultura que fue la siguiente de la cultura Mochica. Durante el gobierno de la cultura Chimú prevaleció el culto al jaguar como un animal sagrado, usado sólo por la clase dominante, sin embargo, hacia el año 900 se aproximaron cambios a las norteñas.
 

La cultura Wari

Entre los 900 al 1100 dC apareció en la cultura Wari. Esta cultura estaba conformada por guerreros que conquistaban otros pueblos mediante alianzas estratégicas o la fuerza de las armas. La cultura Wari impuso la creencia en el “dios de los báculos” y el jaguar fue cambiada por el puma, y ​​otros animales sagrados, y cuando cayó la cultura Wari los chimú retomaron el culto al “jaguar mítico”.  

Hacia 1450 llegó otra cultura mucho más grande y organizada, los incas. Los incas conquistaron con mucho esfuerzo y tenaces luchas a los chimúes que para entonces se habían convertido en un reino grande de la costa norte del antiguo Perú.

Así después de casi dos mil años el jaguar fue desplazado por un felino foráneo y sus templos, tejidos y ceramios, así como sus sacerdotes fueron cubiertos por el polvo y el olvido de los siglos, y sus mundos y ritos sólo sobrevivirían en los mitos y leyendas, mitos y leyendas en los cuales el jaguar celeste recorría los cielos nocturnos cubiertos con estrellas y aquellos rugidos se escuchaban a varios kilómetros de distancia y ahora había caído en un largo sueño convertido en piedra.  

Conclusiones

Se concluye que jaguar fue un “ser sagrado” por varias culturas pre – incaicas, era visto como el “dios proveedor” de las lluvias estacionales necesarias para la agricultura.

El jaguar fue también un símbolo de poder y de estado para la clase tanto dominante en las culturas del sur y del norte, quienes plasmaron el jaguar en objetos de oro y plata, cerámica, textiles y otros soportes materiales.

Finalmente, el jaguar fue usado como parte de un lenguaje y escritura perdida iniciada por los hombres de la cultura Paracas, seguido por la cultura Nasca y que perduró hasta la cultura Moche y parte de la cultura Chimú. Esta escritura se perdió con la llegada de los Wari y los incas, esta escritura nos ha dejado muchas preguntas y pocas respuestas. 

Bibliografia 

Del Busto José Antonio (1994) “Perú Preincaico” –pp 72 – 88.

Revista de arqueología “Sumaq Rumi” Nro. 15 - (2004) “El papel mítico del jaguar en el mundo andino”- pp168-172.

Bauer Brian S “Las culturas del sur del Perú” (1998)” - pp 67-74.   

El Comercio (2006) “Culturas del Antiguo Perú”- pp 65-78. 

Universidad Alas Peruanas (2002) “Cuando los desiertos eran bosques” - pp 36 – 45.



La Dra.
Marilyn Fanny Valdez Ríos abogada de profesión Con estudios concluidos en Post – Grado en la UNSAAC, Maestría en Derecho Civil y Procesal y Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas (2018). Talleres de Investigación Aplicada (2015) – Facultad de Ciencias Sociales UNMSM (2014). Taller de Quipus y Tocapus UNMSM (2015). Escritora de la Revista Rumbos (2020).

                                                  
                                                  
                                       


  





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