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15 febrero 2023

HISTORIA DE LAS PRIMERAS PINTURAS EN EL ANTIGUO PERÚ (PRIMERA PARTE) - MARILYN FANNY VALDEZ RÍOS

 




Introducción 

Las pinturas rupestres son representaciones o símbolos que pueden estar conformados por figuras elaboradas sobre las paredes de las cuevas o abrigos rocosos, así como también en piedras o bloques agrupados o aislados. 

Las pinturas rupestres se diferencian de los petroglifos por su tamaño y desplazamiento. Las primeras evidencias sobre las pinturas rupestres del Perú se remontan al siglo XVI cuando varios cronistas españoles oyeron de boca de los soldados y nobles incas la existencia de lugares con pinturas rupestres, sólo mencionaron los lugares sin verificarlos. 

En el siglo XIX varios científicos y exploradores tales como Antonio Raimondi además de registrarlos también los dibujaron en hermosas acuarelas, pero no hicieron un estudio detallado. En el siglo XX varios arqueólogos tanto extranjeros como nacionales comenzaron a realizar un registro más preciso y detallado, registros que comenzaron las fotos.

Desde H. Disselhoff (1955) hasta Ravines (1967), quien estudio las pinturas de Caru, Diablomachay y Toquepala. Sin embargo, los aportes de Jean Guffroy resultan una valiosa ayuda para la arqueología peruana. 

El arte rupestre de tradición andina se divide en cuatro estilos: - Estilo naturalista, - Estilo seminaturalista, - Estilo antropomorfo. – Estilo geométrico estereotipado. 

Breve historia de las primeras pinturas rupestres 

Las pinturas rupestres son representaciones que pueden ser de figuras o no figuras realizadas sobre las paredes de las cuevas o abrigos rocosos, así como en piedras o bloques, agrupados o aislados. 

Las pinturas rupestres se diferencian de los petroglifos por su tamaño y su movilidad. Mientras las pinturas rupestres permanecen fijas en una cueva, abrigo rocoso o una pared aislada, los petroglifos son piedras pintadas o talladas de variados colores y tamaño que pueden ser movidos o desplazados de un lugar a otro dependiendo de la actividad que el chamán o personaje de ejercía de alto rango. 



Otro concepto sobre la pintura rupestre nos dice que son los rastros de la actividad humana o imágenes variadas que han sido grabadas o pintadas sobre las superficies rocosas. Estas imágenes en especial las de animales eran consideradas mágicas y los cazadores capturaban a las presas en la pintura después salían a capturar a la presa de verdad. Naturalmente esto es solo una interpretación que puede ser correcta o incorrecta.

Las primeras evidencias de las pinturas rupestres en nuestro país datan del siglo XVI. Diversos cronistas como P. Cieza de León (1550) y J. de Acosta (1580) acerca de los petroglifos de Viñaque (Ayacucho), Calancha (1638) quien se refirió a los petroglifos de Calango (departamento de Lima). 

Después llegarían Raimondi, E. Middendorff, G. Squier y otros científicos y viajeros más, quienes en su mayoría solo los mencionaron la ubicación de los lugares o en el mejor de los casos presentados dibujos de cada lugar con su dibujo respectivo (acuarelas), pero carecen de un estudio formal de cada pintura rupestre, así como la posible función que cumplía cada pintura rupestre.      

                                 
Recién a comienzos del siglo XX se pudo registrar las pinturas rupestres con más precisión y exactitud científica las pinturas rupestres, así como su estudio respectivo. El desarrollo de la fotografía, así como el surgimiento de la arqueología como ciencia en el Perú ayuda grandemente a un estudio más preciso de las pinturas rupestres. 

Los trabajos más destacados fueron los de H. Disselhoff (1955), H Horkheimer (1944), Mejía Xesspe (1985), J. Pulgar Vidal (1962; 1976), J, Rondan Salas (1969), Luis Valcárcel (1925; 1926) ) y P. Villar Córdoba (1935). 

Siendo los más notables son los estudios emprendidos por Duccio Bonavia (1968; 1972, en colaboración con R. Ravines) sobre Cuchimachay, A. Bueno (1982, en colaboración con A. Lozano) sobre las pinturas y grabados del río Chinchipe, A. Cardich (1962; 1964) sobre la zona de Lauricocha, E. Linares Málaga (1960;1973;1978) sobre Toro Muerto, J. Muelle (1969).

Sobre Toquepala, M. Neyra (1968) sobre Sumbay. M. Polia (1986 – 87) sobre Samanga, V. Pimentel (1986) sobre los petroglifos del Jequetepeque, R. Ravines sobre las pinturas de Caru (1967). Diablomachay (1969) y Toquepala (1986, en colaboración con J. Muelle), así como las obras de A. Toribio Mejía Xesspe.


               
Pinturas rupestres ¿imágenes rituales o registros históricos? 

Las pinturas rupestres según la arqueología tradicional son imágenes rituales, que propiciaban o atraían una buena caza, sin embargo, no debe descartarse que también pueden ser registros históricos o historias representadas mediante distintas imágenes, cuyo significado y mensaje claro aún no comprendemos del todo, pero cuyas imágenes han llegado hasta nuestros tiempos y nos invitan a estudiarlos y adentrarnos en un período desconocido, período en el cual aún no se registraron las historias en archivos de papel o se pasaron a horribles libros para que sirvan de memoria a las futuras generaciones. 



Estilos de las pinturas rupestres en el Perú 

En nuestro país no existen ensayos de análisis e interpretación del arte rupestre. Cardich ha tratado de clasificar el arte rupestre en seminaturalista, no figurativo y esquemático, con una secuencia cronológica. También existen algunas interpretaciones sobre Toquepala hecha por Muelle, quien señala ritos mágicos propiciatorios de la caza, sin mayores fundamentos que lo sustenten. 

Sin embargo, en el viejo mundo (Europa) los estudios sobre arte rupestre están muy adelantados, mientras que en el Perú estamos logrando avances interesantes, pero a paso muy lento. Un ejemplo valioso de este tipo de estudios lo constituye el realizado por Jean Guffroy y con los petroglifos de Checta. 

Según el profesor Daniel Morales Chocano en su obra “Historia arqueológica del Perú (del Paleolítico al Imperio Inca)” (1992), menciona: “en base al Seminario de Arte Rupestre, dictado por Jean Guffroy en los cursos de maestría para arqueología de la Universidad Católica queremos presentar aquí un ensayo de interpretación y desarrollo del arte rupestre en el Perú, trabajo elaborado por el suscrito para el curso de arqueología del Perú I, que dictó en la Universidad de San Marcos” (p.138).  



Siguiendo la investigación realizada por el Licenciado Morales Chocano: “el arte rupestre tiene estilos y épocas diferentes, percibidos claramente en todas las representaciones de costa, sierra y selva. Cada época tiene un estilo diferente, no obstante secuencial o evolutivo. 

Tanto la costa como la sierra presentan características propias; en la costa lo más común son los petroglifos, en la sierra las pictografías y la selva comparte ambas tradiciones” (p.139). 

La tradición andina de arte rupestre tiene cuatro estilos, claramente diferenciables: 

-   Estilo naturalista (10.000 a 12.000 aC).
-   Estilo seminaturalista (7.000 a 2.000 aC).
-   Estilo antropomorfo (Período Formativo).
-  Estilo geométrico estereotipado (Período Intermedio al Tardío).  



Estilo naturalista (10.000 a 12.000 aC). 

- Este es el estilo más antiguo, existe en Chile, Bolivia, Argentina y Perú, pertenece a finales del Pleistoceno. Los sitios peruanos más antiguos y destacados son: Toquepala, Moquegua, Lima, Junín y Arequipa. De difícil acceso, en las partes medias y altas de la cordillera, como son los casos de Piscoma a 3.800 msnm, Cuchimachay a 4.200 msnm y Lauricocha a 3.100 msnm.

Su área de representación son los Andes centro sur del Perú y están vinculados a puntas foliáceas de la tradición serrana, con antigüedades que van desde los 10, 000 a 12, 000 aC El estilo naturalista manifiesta claramente la silueta del animal con sus cuatro patas, con la diferencia de que las pezuñas no son claramente expresadas o no aparecen, como en los casos de Chuquichaca y Toquepala. 

 

Estilo seminaturalista (7.000 a 2.000 aC). 

- Este estilo es descrito y señalado por Cardich, es posterior al primero y pertenecería a los cazadores del Holoceno, con antigüedades que están entre los 7,000 a 2, 000 aC Este estilo se concentra en Huánuco y Cerro de Pasco y lo encontramos en la cueva III de Lauricocha, asociado a cazadores y recolectores. Se trata de siluetas desproporcionadas, cuellos largos, cuerpo pequeño, aparece solo con dos patas. 
                                                                                                    Continuara… 

                                 
La Doctora Marilyn Fanny Valdez Ríos abogada de profesión con estudios concluidos en Post – Grado en la UNSAAC.
Maestría en Derecho Civil y Procesal y Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas (2018). Talleres de Investigación Aplicada (2015) – Facultad de Ciencias Sociales UNMSM (2014). Taller de Quipus y Tocapus UNMSM (2015). Escritora de la Revista Rumbos (2020) y Chasquis (2020).


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