Design & A Publishers, editorial que organiza concursos internacionales de arquitectura y diseño para estudiantes y graduados, convocó al Concurso Internacional de Arquitectura Centro de Conservación del Amazonas, el cual investigó propuestas innovadoras para emplazar un Centro de Conservación del Amazonas, buscando generar un punto de encuentro multidisciplinario en un edificio de carácter icónico y memorable.
Como consecuencia de los problemas de deforestación rampante, el programa arquitectónico del concurso tiene que responder a dos funciones, concientización e investigación. Por eso se propone un puesto de avanzada en la selva que albergará un grupo de científicos y conservacionistas, por un lado, y recibirá visitantes por el otro, cumpliendo la función de concientización y difusión de la problemática.
Jurado del Concurso:
Arq. Agustina Kreutzer
Barcelona, España
Se especializa en Sostenibilidad y artes visuales. Fundadora del estudio de arquitectura donde hacen diferentes proyectos, especialmente reformas integrales. Colabora con una fundación de bioconstrucción, BAM (bioarquitectura mediterránea).
Arq . Maximiliano Degli Adimari
Buenos Aires, Argentina
Estudió Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA) y Fotografía con Aldo Bressi (entre otros). Desde 2015 dirige el área de Diseño y Desarrollo de Producto en KRETHAUS, a la vez que participa de diversos proyectos culturales gráficos.
Arq. Victoria Löwy
Barcelona, España
Se especializa en diseño digital. Actualmente trabaja en un proyecto de investigación que fusiona disciplinas artísticas, arquitectura y crítica social.
Proyectos Ganadores
Primer Puesto
Byron Esteban Cadena Campos, Rafael Suárez Molina, Carlos David Arcos Jácome, Angélica Sofía Nogales Trujillo (Ecuador)
Según el filósofo Jacques Derrida, la deconstrucción es aquella búsqueda por desmontar los modos en que vemos y hacemos las cosas. Asimismo, la forma en que el equipo abordó el proyecto partió de “poner en crisis” la manera en que mayoritariamente se ha venido haciendo arquitectura. Factor especialmente importante en un contexto tan complejo como la Amazonía. Lugar al que le urgen formas más adecuadas de intervención que contrasten con las tantas heridas que le ha propinado la humanidad.
Bajo esta premisa, el primer paso es criticar parte de los requerimientos del concurso. Se anula voluntariamente la posibilidad de ocupar un terreno deforestado que representa, precisamente, una huella más de las formas inadecuadas de intervención del ser humano. Posteriormente, se decidió ocupar la menor cantidad de espacio en el suelo. De forma que, la vía, elemento indispensable para el funcionamiento del centro de conservación, se convirtió en nuestro nuevo terreno.
Una vez designado el espacio, el programa se dispuso bajo dos ejes rectores: la regeneración del terreno deforestado; y la generación de recorridos de intercambio. Esta manera de hacer las cosas, permitió al equipo proyectar con la motivación y la seguridad de que el ecosistema del lugar mejore. Es así que la acción humana se convierte en sinónimo de contribución al medio ambiente y evidencia la posibilidad de un futuro en el que el arquitecto es pieza clave para la reparación del mundo.
Byron, Rafael y Carlos
La convivencia equilibrada entre el ser humano y la naturaleza ya no es una opción, es una necesidad urgente. En este caso, los requisitos del proyecto demandan la intervención de un área deforestada. Una huella mas de la intervención antrópica en la Amazonia.
A lo largo de la historia, la naturaleza ha sido devastada debido a modelos de desarrollo basados en el consumo excesivo de recursos no renovables, y la Amazonia es testimonio de ello. Hasta el primer semestre del 2020, su nivel de deforestación creció hasta cerca del 65%.
Tal es el daño, que los expertos aseguran que el 2020 romperá récords históricos de daño ambiental. Ante este contexto y la inminente necesidad de un proyecto arquitectónico, es indispensable preguntarse: ¿la intervención antrópica debe ser siempre sinónimo de daños a la naturaleza? Y, mas importante aun, ¿se puede hacer de la intervención arquitectónica una herramienta para recuperar el ecosistema?
Las estrategias y decisiones proyectuales del proyecto toman estos cuestionamientos como punto de partida. A través de la disposición longitudinal del programa arquitectónico sobre la vía de ingreso, define un borde que visibiliza el contraste entre el área intervenida y la naturaleza.
Esta distribución lineal posibilita una costura entre ambos lados, por medio de la implementación de espacios con los que los usuarios podrán recorrer todo el proyecto. Esta distribución del programa permite disponer del predio deforestado como un espacio para la regeneración de la vegetación perdida. Si bien, el solo hecho de no intervenir este espacio haría que eventualmente la naturaleza se recupere, el proyecto busca ir mas allá.
Mediante la implementación de superficies plásticas, se complementan los recorridos del proyecto. Lo cual permite potenciar la regeneración del ecosistema en etapas a corto, mediano y largo plazo. En consecuencia, gracias a la aplicación de estas estrategias, es posible restablecer el ecosistema y recuperar el enclave producido por las dañinas injerencias del pasado.
En la Amazonia existen millones de enclaves con similares características. La mayor parte de estas son consecuencia de las pésimas operaciones del ser humano. Sin embargo, el proyecto expone las potencialidades de un cambio de paradigma. Demuestra que es posible cambiar los modelos de desarrollo en el que servimos a la naturaleza. Un modo de hacer las cosas en el que la acción humana es sinónimo de contribución al medio ambiente. Un futuro en el que el arquitecto es pieza clave para la reparación del mundo.
Segundo Puesto
Erika Ramos, Alessia Aliaga, Tracy Depaz, Edgar Salas
La selva amazónica es un ecosistema ancestral que no solo es el «pulmón del planeta», sino también es el hábitat de una gran diversidad de especies que coexisten y sobreviven en base a lo que el entorno proporciona, tanto refugio como alimento, la Amazonia es el lugar en donde la fauna y flora han convivido armónicamente por siglos.
Sin embargo, la sostenibilidad de la zona y la vida que alberga se ve amenazada por una deforestación rampante y progresiva por el avance de la ciudad informal y las industrias que afectan el equilibrio ecológico.
Debido a esto, el proyecto WOOD WORM integra el paisaje mediante límites difusos inmateriales y formas alargadas retorcidas abiertas a distintas visuales, a la vez que se mantiene una técnica constructiva adaptada a las formas tradicionales de autoconstrucción en madera de secciones pequeñas dadas en Manaos.
Con ello buscamos insertar el proyecto en un tiempo determinado conectado al imaginario actual del lugar. Así, se tiene una propuesta sistémica ecológica sino también sostenible en su entorno social.
A partir del estudio de la zona, se determinaron estrategias de diseño bioclimático pertinentes para poder desarrollar una propuesta arquitectónica articulada por los requerimientos del clima húmedo y caluroso. El proyecto WOOD WORM se compone de dos partes: la volumetría principal y el mirador.
En un primer momento, y con la finalidad de generar ambientes que gocen de ventilación natural y el aprovechamiento máximo de luz solar, la volumetría principal distribuye el programa público y privado en conjuntos separados por lugares de estar intermedios, los cuales se conectan mediante un recorrido longitudinal, el cual te permite interactuar visualmente con las actividades interiores y con el paisaje adyacente.
Igualmente, esta volumetría consta de una estructura de cubierta que protege a los usuarios de las lluvias, genera sombra y unifica la totalidad de la forma. Y luego se tienen recubrimientos lineales que permiten la ventilación, protección de la radiación y visuales del paisaje en todo el perímetro.
Paralelamente, el recorrido que te lleva a través del volumen o por un camino paralelo rodeado de vegetación, te conduce hacia una plaza pública con tratamiento paisajístico en donde el mirador se alza sobre un entorno diseñado para aprovechar los sistemas de captación de lluvias.
El sistema estructural de madera del mirador permite la generación de sub espacios semiabiertos y abiertos en un recorrido circundante, de esta manera se consigue una diversidad de experiencias visuales que te permiten percibir la selva amazónica de distintas maneras.
El WOOD WORM está diseñado para articular la diversidad de funciones y situaciones mediante un recorrido y espacios que te permiten una constante relación visual con el entorno con la finalidad de que la concientización y preocupación por preservar el Amazonia, nazca de la constante interacción con la naturaleza.
Tercer Puesto
Cinthya Karina Ortega Corral, Mario Paul Uribe Núñez, Christian Manuel González Zúñiga
«Es evidente que la arquitectura «enriquecedora» tiene que dirigir todos los sentidos simultáneamente y fundir la imagen del yo con nuestra experiencia del mundo. La arquitectura articula las experiencias del ser-en-el-mundo y fortalece nuestro sentido de realidad y del yo; no nos hace vivir en mundos de mera invención y fantasía (…)» Pallasmaa, Juhani. Los ojos de la Piel. La arquitectura de los sentidos. Barcelona: Ed. G.Gili 2006, pp. 10-12. (1º ed. Chichester: Wiley Academy, 2005).
Proponemos un proyecto que propicie la experiencia directa con el contexto, de tal manera que, al ser vivido por el usuario, este penetre tanto en su percepción que lo haga consiente de su condición humana y de la importancia que tiene la preservación del lugar para la preservación de la vida. Entendiendo esto, hay un interés por conservar el contexto y trabajarlo como fuente de inspiración para el usuario.
Traducimos esta idea a un proyecto arquitectónico que se separa del suelo y reduce al máximo su huella de desplante, que genera espacios en altura que funcionan como referencia para el usuario y que además propician el contacto y la vista directa al paisaje durante toda la estadía en el sitio. Generamos un pasillo perimetral a manera de recorrido que va penetrando el paisaje lo cual permite vivirlo constantemente.
Elegimos un material permeable como lo es el carrizo para envolver las diferentes torres que componen el proyecto y de esta manera propiciar las vistas además de generar un entendimiento del paisaje permanente para los usuarios. De igual manera el material nos ayuda a conservar la temperatura ya que permite el flujo constante del aire y aminora la concentración de humedad en el espacio.
La estructura del proyecto está propuesta a base de concreto reforzado con trabes ahogadas en losa y núcleos de escaleras, baños y/o bodegas que funcionan como columnas que soportan los niveles superiores.
Con ayuda de la estructura interna de concreto, el exterior del proyecto es integrado de una estructura de madera y carpintería que sigue respetando la materialidad del lugar y al mismo tiempo aprovecha las técnicas locales, propiciando la apropiación por parte de la población.
1º Mención de Honor
Alexandre Tarín Flores, Sebastian Reyes, Felipe Salgado, Alejandra Villegas
El centro de conservación Adolpho Ducke, pretende relacionar el paisaje y la naturaleza que lo rodean con una propuesta arquitectónica lo menos invasiva posible, reinterpretando la arquitectura tradicional amazónica con materiales locales como el bambú y la guadua, recubriendo los muros de estilo vernáculo que van a proteger al volumen de la humedad y los rayos solares.
El proyecto se concibe como un elemento dividido en dos partes, la conservación y concientización y la contemplación; es decir, el volumen principal y el mirador. Ambos proyectos bajo el concepto de la radialidad para generar una experiencia sensorial de 360º, para así captar todas las vistas y perspectivas del lugar. El círculo permite generar versatilidad al momento de crear espacios diversos, donde sus recorridos permitan relaciones particulares, teniendo sensibilidad por la biodiversidad del lugar en el que se implanta.
Se plantea una comunión entre la naturaleza del entorno y espacios contemporáneos que respeten el lugar, retomando la esencia de los elementos naturales, y vincularlos en todo momento a la experiencia del proyecto, dividida en tres partes: acceso, recorrido y culmen, para concientizar a los usuarios de la belleza e importancia del paisaje Amazónico de Manaos.
El circulo perfecto es la base de este proyecto, que, mediante operaciones de diseño logra separar las funciones y articular el proyecto al lugar. Sustracciones y adiciones, generan miradores y recorridos experienciales con la naturaleza; el patio central que define no solo la organización de las funciones, sino que también es una forma de decir que la naturaleza es el eje central del proyecto.
Estas simples operaciones, permiten que la arquitectura fluya en su entorno, y se pueda difuminar el límite entre lo construido y lo natural, adaptando los conceptos locales de construcción y materialidad, se logra mimetizar el proyecto en el paisaje.
La articulación definitiva entre este proyecto y la selva, se da gracias al mirador ya que a pesar de ser un elemento que prevalezca sobre la copa de los árboles, gracias a que está construido en materiales autóctonos se camufla y se vincula mejor que un elemento metálico, la radialidad de la circulación permite experimentar vistas no solo desde la cumbre, que es el mismo recorrido, sino que a través del mismo se puede interactuar con el paisaje.
2º Mención de Honor
Demián Flores, Fernando Gutiérrez, Maximiliano Colorado, Mikhail Ortíz
La idea de construir un edificio «sustentable», resulta contradictorio. Cualquier construcción, por más mínima que sea, implica un consumo de recursos, y subsecuentemente un efecto negativo en el medio ambiente.
La fabricación de materiales, la generación de residuos y la extracción y uso irresponsable de recursos naturales, la ponen como una de las industrias más contaminates y que más amenazan al planeta. Varios estudios científicos estiman que este sector, en general, es responsable en un 50% del cambio climático que estamos atravesando actualmente.
Con esto en mente, nos preguntamos ¿Qué tanto conservamos haciendo un centro de conservación?
Independientemente de la propuesta, al construir, estaríamos participando en una práctica que ya tiene consecuencias, bastante considerables, en el medio ambiente y de igual manera estaríamos fomentando el desarrollo de una zona que, por su ubicación, ya pone en riesgo la integridad de las Amazonas, nuestro «pulmón del planeta». Y entonces, ¿Qué vamos a mirar haciendo un mirador?
Aunque el proceso de construcción de un edificio resulte lo más sustentable posible, es difícil saber si las consecuencias que este traería para la zona sean igualmente «sustentables» o en todo caso, éticas. Políticas de desarrollo ponen en peligro el medio natural y los que viven y dependen de él.
Por más radical que pensemos una propuesta, la realidad es que esta se construye y se desenvuelve en un sistema, tanto económico como político, en donde un consumo ético no es posible.
Partiendo de este pensamiento, es que desarrollamos las siguientes imágenes. Poner a un lado la idea de que algo no es arquitectura si no se construye, una idea que escuchamos comúnmente desde nuestra formación como arquitectos. Esto no quiere decir que los arquitectos dejemos de construir, sino, simplemente, que podemos ver las cosas un poco diferente.
Dejar atrás la idea de querer forzosamente llenar los vacíos, y voltear a ver lo que ya tenemos (límites, objetos, otros edificios) y como podemos trabajar, diseñar, jugar con eso, por el bien de todos.
No pretendemos atacar a nadie, solo estamos planteando una idea que se nos ocurrió de manera repentina durante el desarrollo de nuestra otra propuesta, y nos tomamos la libertad de presentarla.
Fuentes de información:
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