Lo más cercano que Bolivia tiene como Machu Picchu de Perú es el sitio remoto y poco visitada de Incallajta (es decir, la tierra de los Incas), 132 kilometros al este de Cochabamba sobre un espolón de montaña plana por encima del Rio Machajmarka. Este fue el puesto de avanzada más oriental del imperio Inca y después de Tiwanaku es el sitio arqueológico más importante del país.
La característica más prominente es la fortificación de piedra inmensa que se extiende por encima de las terrazas aluviales del río, pero por lo menos 50 otras estructuras también están dispersas alrededor del sitio de 12 hectáreas.
Incallajta fue probablemente fundada por el emperador Inca Tupac Yupanqui, el comandante que había marchado con anterioridad en lo que hoy es Chile a demarcar los límites del sur del imperio inca. Se estima que Incallajta fue construido en la década de 1460 como una medida de protección contra los ataques de los chiriguanos en el sureste.
En 1525, el último año de gobierno del emperador Huayna Capac, el puesto fue abandonado. Esto puede haberse debido a un ataque de chiriguanos, pero era más probable el resultado de la creciente presión española y el debilitamiento del imperio, que cayó siete años más tarde.
El sitio está en una escala monumental, algunos investigadores creen que, además de servir como defensivo, fue diseñado como una especie de réplica ceremonial de Cuzco, la capital inca. La obra más importante, el kallanka, las medidas de un colosal 80m por 25m. El techo estaba sostenido por columnas inmensas. Fuera de ella esta una gran roca, probablemente, una plataforma para los oradores.
En el extremo occidental del sitio hay una curiosa torre de seis lados, quizás utilizado para la observación astronómica. En la cumbre, una enorme muralla en zigzag tiene una entrada defensiva.
Estas construcciones fueron dadas a conocer al mundo en 1914 por el zoólogo y etnólogo sueco Ernest Nordenskiöld, que paso una semana en el lugar, para medir y realizar una cartografía.
Sin embargo, fueron ignoradas en gran medida - a excepción de los cazadores de tesoros despiadados - por los próximos 50 años, hasta que la Universidad de San Simón en Cochabamba inició sus investigaciones.
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