Este proyecto habitacional y comercial forma parte de una de las más crecientes zonas residenciales de la Rivera Maya, lo cual requiere de mucha consciencia puesto que cenotes y selva suscitan a su alrededor. La intención es que no se perciba la diferencia con el contexto natural, que la arquitectura sea parte de la selva, como sucede en las estructuras Mayas abandonadas.
El concepto nace desde una postura de gran respeto por las condiciones naturales, topografía y vegetación nativa. Se propone una construcción con el menor impacto posible, como un palafito que coexiste con su contexto natural utilizando la mínima huella al alzar la estructura del terreno. Esta decisión detonó todas las características formales del complejo.
A lo largo del terreno, tres volúmenes paralelos resguardan un selecto programa comercial, mientras que los siguientes tres niveles se destinan a uso habitacionales que se entretejen en direcciones opuestas para formar una retícula y originar espacios abiertos intermedios.
Dichos espacios abiertos se convierten en jardines, terrazas y patios como resultado del cruce de los volúmenes y se acondicionan para producir atmósferas naturales particulares, en donde la naturaleza se apodera de la arquitectura de tal manera que posibilita la habitabilidad de estas áreas públicas, como si fueran extensión de lo privado. Al mismo tiempo se aprovecha y controla la gran incidencia solar en un juego de sombras
Los 38 departamentos, de 90 m2 hasta 150 m2, cuentan con terrazas y con habitaciones de acceso independiente y conviven por medio del último nivel que presenta amenidades al aire libre (Roof Bar, área de hamacas, albercas, asoleaderos y grill).
Uno de los grandes desafíos de construir bajo el clima tropical de Tulum es la reducción de la ganancia solar y la maximización del flujo de aire para mantener al edificio fresco. Varios sistemas pasivos, como aleros con vegetación por sobre las ventanas, protección por medio de celosías y pérgolas naturales (a partir de hilos de madera de origen local llamados Jiles), dictan la condición sustentable principal del complejo.
El diseño de paisaje le da un papel destacado a la vegetación nativa, que bordea todas las losas del edificio y se apropia de las circulaciones internas. La mayor parte de la flora existente se protegerá durante la construcción en un vivero temporal, para que posteriormente se trasplante y se vuelva parte del edificio.
La estructura principal es de concreto armado, así como de sistemas pos-tensados en losas, mientras que los materiales y acabados son de técnicas artesanales locales, también como una manera de integrar la economía del lugar al proceso constructivo. Todas las superficies interiores están acabadas en Chukum, un acabado liso de cemento creado con savia de un árbol nativo; la madera de Tzalam utilizada por su resistencia a la luz solar y la humedad; y todas las persianas tejidas por lugareños con Jiles, una madera local con similitudes a un hilo.
Según la publicación Designboom sobre este interesante proyecto "Con su diseño para el proyecto residencial y comercial de Amelia Tulum, Sordo Madaleno Arquitectos (SMA) fue la única oficina mexicana con un proyecto ganador en WAF 2018. La propuesta pasará a formar parte de una de las áreas urbanas de más rápido crecimiento entre las selvas costeras de La península de Yucatán"
Como se sabe el World Architecture Festival (WAF) es el evento arquitectónico en vivo más grande, anual, internacional. incluye el programa de premios de arquitectura más grande del mundo, dedicado a celebrar la excelencia a través de presentaciones en vivo ante una audiencia de delegados de alto perfil y jurados internacionales.
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