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22 septiembre 2019

LIMA EN LOS DIBUJOS DEL JOVEN EMILIO HART-TERRÉ- ARQ. JORGE CARLOS ALVINO LOLI





1. Introducción

Emilio Hart-terré es reconocido como un gran arquitecto diseñador e investigador de la historia peruana pero pocas veces se le reconoce su valor como artista gráfico o dibujante. En esta ocasión intentamos rescatar este aspecto tan inherente al espíritu del arquitecto y más aún, pretendemos aproximarnos a la persona que va estudiando y admirando su ciudad (nuestra ciudad), Lima, y que encuentra en sus edificios más notables la excusa para practicar el arte y además consolidar su compromiso personal con su propia identidad. 

Hemos delimitado el tiempo que abarca nuestro estudio sobre los dibujos de Emilio Hart-terré en dos momentos importantes que sin duda fueron también trascendentes en la inquietud del joven arquitecto: el Centenario de la Independencia del Perú (1921) y el Cuarto Centenario de la Fundación de Lima (1935); también hemos utilizado fuentes documentales vigentes en ese contexto: la revista Mundial, la revista Variedades y un folleto sobre la Inauguración del Palacio Municipal de Lima; sin embargo hay que considerar que existen otros documentos que contienen dibujos de Hart-terré: artículos, proyectos, etc., y que serían importantes en cualquier estudio sobre su labor artística de manera integral.

La brevísima muestra que exponemos se circunscribe a tres exponentes gráficos de un mismo tópico artístico: el apunte urbano o el dibujo a pluma de paisajes urbano-arquitectónicos, es decir dibujos hechos en áreas públicas desde un aspecto estilístico libre y hasta podría decirse evocador. No son dibujos técnicos (que muy bien sabía hacerlos nuestro primer diplomado en arquitectura del Perú), tampoco son dibujos arquitectónicos de edificios por construirse o planos detallados en dos dimensiones. Nos interesa en este caso el apunte arquitectónico como forma de expresión contextualizada inherente al oficio de arquitecto, pero también como la captación de una imagen de parte de un ciudadano limeño observador y sensible. 

2. El joven Hart-terré y la ciudad de Lima

El arquitecto Juan Nicolás Emilio Hart-terré, nació en Lima el 28 de marzo de 1899, hizo sus primeros estudios en el colegio de los Padres Jesuitas de esta ciudad, terminando su instrucción media en el Liceo Chaptal de París. Se casó el 28 de diciembre de 1924 con Sofia Elsa Schofield Budge (1898 - 1986), con quien tuvo dos hijas: Jacqueline (1925 - 2014) y Lorraine Joan (1927). En la sección biográfica de la Monografía del departamento de Lima (1935), se considera que Hart-terré ingresa en 1915 a la Escuela de Ingenieros  (1) y se diploma de Ingeniero Civil en 1922, continuando hasta 1925 los estudios de arquitecto, “siendo el primer arquitecto titulado en la Escuela de Lima y por lo tanto el decano de los mismos” (Mariátegui, J. y de la Fuente, G. 1935, s.n.).

En tiempos de los estudios de Hart-terré era director de la Escuela de Ingenieros el Ingeniero de Minas Michel Fort, un distinguido profesional, otros profesores que entonces enseñaban eran el ingeniero y arquitecto Enrique Bianchi, profesor de los cursos de Arquitectura general y Perspectiva y, Ricardo de Jaxa Malachowski, arquitecto polaco que enseñaba Historia del arte, estética, y teoría de la arquitectura, además de Metrado y presupuestos; finalmente el profesor de Dibujo y croquis fue Enrique Góngora.

Es importante considerar epistemológicamente este momento en la disciplina arquitectónica pues dentro de la escuela se consideraba que la Ingeniería Civil “…estaba orientado a la construcción de las vías de comunicación mientras el trabajo de los arquitectos estaba orientado a las construcciones urbanas” (López 2003: 52); de esta manera los arquitectos  eran “… los que se distinguían del resto, aunque incluso ellos recibían una sólida formación en ingeniería (López 2003: 52).

Hart-terré es aún estudiante cuando publica un artículo titulado Collcapampa (1921) (2) , al que seguirá otro titulado La fortaleza de Chuquimancu (1923); en ambos se descubre al arquitecto investigador: preciso en las observaciones de lo general a lo específico, en los detalles estructurales y en las interpretaciones simbólicas, en la dialéctica que intenta colegir los pocos datos históricos con las formas arquitectónicas, pero sin duda también se nos presenta como el talento que puede observar y leer las formas ruinosas para que posteriormente y con virtuosa precisión manual reconstruir o proponer una propuesta arquitectónica(3) . De este temprano acercamiento al registro de arquitectura arqueológica deja excelentes planos que son una muestra de diligencia y eficacia en el uso de técnicas de graficación.

Apenas graduado prestó servicios como arquitecto de ornato público en la Municipalidad de Lima (1922-1923), y también fue ingeniero del Concejo distrital de La Victoria (1928-1930), posteriormente será asesor técnico de Urbanismo en el I Congreso Nacional de Alcaldes para el IV Centenario de la Fundación de Lima. Durante este tiempo también ganó algunos concursos de diseño como el de 400 casas para empleados en San Miguel (que presentó junto a Enrique Rivero), en donde firma con el seudónimo de Argus (Mundial Nº 76. 28 de octubre de 1921). También existe información que indica que Hart-terré conocía a finales de la década de los veinte sitios arqueológicos en las cercanías de la ciudad de Lima, como por ejemplo en Maranga (Ramón 2013); esto es comprensible pues su interés histórico por la información empírica de campo, esto se ratifica por su participación en las excursiones a valles de Lima que realizó con la Sociedad Geográfica de Lima cuyos miembros presentaron informes en donde se insertan varios dibujos y planos de levantamiento por Hart-terré de sitios como por ejemplo Cerro La Horca y Paramonga en el valle de Fortaleza  o de Tambo Colorado en el valle de Pisco.

Pero Hart-terré asiste a los tiempos de una sociedad cambiante y que repercute en la ciudad misma, son tiempos de la Reforma Universitaria, la dictadura de Leguía, la aparición del Indigenismo, etc. La ciudad de Lima entonces mantenía en gran medida la configuración de los anteriores siglos, es decir el trazado de damero y la escala arquitectónica expresada en el ancho de sus calles y la altura vertical de sus edificios; sin embargo décadas antes ya se habían iniciado ciertos cambios que serían decisivos para su reconfiguración, por ejemplo ya se habían demolido casi la totalidad de las murallas y se había dado paso al trazo de amplias avenidas, por ejemplo las actuales Alfonso Ugarte, Paseo Colón y Grau, todas estas periféricas al centro de la ciudad de entonces; también se trazaron otras avenidas en función a su futura articulación urbana con los actuales distritos del Callao, Chorrillos y Barranco, en este caso por medio de las avenidas hoy llamadas Arequipa, Venezuela y Argentina. 

Desde una perspectiva formal los edificios también habían iniciado un proceso de cambio al dejar de construirse los antiguos balcones de cajón y al abordar nuevos tipos arquitectónicos en función a nuevas funciones sociales, por ejemplo el Hospital 2 de Mayo, La Penitenciaría, El Hospicio Manrique, y algo posteriormente, la estación de Desamparados, la Casa de Correos y Telégrafos, etc., esto además de incluir nuevas tecnologías constructivas. Lima estaba cambiando.

3. Hart-terré dibujante

Sin duda una de las actividades más deslumbrantes del joven Hart-terré es el dibujo artístico. En este pequeño ensayo hemos escogido tres edificios que fueron dibujados a pluma en dos momentos distintos. El primero momento es cuando tenía veintidós años de edad(4)  y con motivo de una publicación especial de la Revista Variedades de Julio de 1921 y, el segundo momento, cuando tenía 36 años, probablemente con motivo del Cuarto Centenario de la Fundación de Lima(5)  y que posteriormente serán publicadas en un catálogo sobre el Palacio Municipal de Lima en 1944. Son catorce años que separan las obras hechas por un mismo artista sobre un mismo tema, esto nos permite aproximarnos a cierta interpretación gráfica que mantenía Hart-terré sobre los edificios antiguos, así como consolidar algunas hipótesis sobre su desarrollo artístico. 






-Iglesia de San Francisco

Un atardecer de verano, aparentemente por la trayectoria y contraste de las sombras, Hart-terré registró a pluma la Iglesia de San Francisco. La perspectiva es muy conocida, de hecho la ubicación esquinera de la plazuela presta vocación pública a la misma; la iglesia terminada en el último tercio del siglo XVII por Francisco de Escobar (San Cristóbal 1995: 57) representa el inicio del barroco limeño y la adaptación a nuestro contexto geográfico y telúrico.   

El dibujo de 1921 fue realizado a nivel de vista de peatón de tal manera que da una imagen realista reforzada por la presencia de dos personajes anónimos pasivos que le dan una escala algo irreal a la verdadera magnificencia de los sólidos cuerpos de las torres muy marcados por el denso almohadillado; esta versión delata además el agregado de los zócalos actuales. La oscuridad de la portada señala otro material así como la profundidad del barroco limeño, esto no aparece en el dibujo de 1935 en donde además parecieran haber desaparecido algunas gradas del atrio de ingreso.

En la versión de 1921 el reloj pareciera marcar las 11:40 am., por lo cual las sombras caen casi perpendicularmente, al contrario del de 1935 en donde la línea prevalece sobre las sombras, tanto en la portada como en el almohadillado mismo. En ambos dibujos existen los referentes de la naturaleza, un exuberante árbol (el cual estuvo presente hasta la década de 1960) y las nubes cúmulos del cielo son resueltas de forma diferente, estas últimas se presentan con más decisión y fuerza en el dibujo de 1935 que además prescinde de las formas humanas y el mobiliario urbano.






-Iglesia de Santo Domingo

Dibujo que presenta la vista hacia el sur de la calle Pescante cuyo perfil este se encuentra fugada hacia la izquierda y remata en la Plazuela de Santo Domingo; la composición es dinámica por el cambio de perspectiva de la calle y ligera por la asimilación en la composición de la torre la que a su vez remata en la pequeña escultura de un ángel. La sensación de lejanía y profundidad, así como la ausencia de escala humana y la distribución de diversos elementos arquitectónicos distribuidos en las superficies arquitectónicas, hacen de esta escena una de las más equilibradas como composición arquitectónica.

La torre original, ubicada en la esquina del conjunto, fue un diseño del alarife Fray Diego Maroto, de claro estilo barroco y cuyo concierto notarial es de 1659. Su diseño es único y “…podemos denominar los dos cuerpos superiores de la torre de Maroto como torre-retablo, porque en ellos aparece dispuesta la ornamentación característica de las entrecalles de los retablos de mediados del siglo XVII”. (San Cristóbal 1996: 85). Sin embargo debido a los terremotos sufrió reconstrucciones aunque manteniendo su escala y singularidad, a inicios del siglo XX era aún uno de los referentes arquitectónicos más altos de Lima.

En ambos dibujos aparece también un adelantado pórtico neoclásico, provisto un gran óculo, pináculo y frontón, que hoy ya no existe más; el edificio de dos pisos que aparece en el primer plano a la derecha se encuentra sin embargo casi inalterado.

Al igual que en los otros dibujos de 1921 los elementos lejanos se presentan con mayor detalle pero oscuros, así también el suelo del primer plano, aunque poco atrayente, se representa incluyendo las sombras arrojadas sobre él. En síntesis, en la versión de 1921 la torre posee cierta estilización y ligereza y el suelo posee mayor relevancia por lo que se deduce el espacio estrecho de la calle; en la versión de 1935 las líneas y sombras son más valoradas y marcadas geométricamente




-La casa de Oquendo

Sin duda una de las mansiones más ricas de las postrimerías del Virreinato y, sin duda, de imponente volumetría en la calle de Veracruz (hoy Conde de Superunda) de la ciudad de Lima de 1921 y que entonces pertenecía a la familia Oquendo; este edificio es significativo pues representa el cambio de ideas estéticas representativas del absolutismo hacia un pensamiento reformista sin que por esto pierda la gracia y una refinada expresión arquitectónica. 

En el segundo dibujo se presenta como Casa Colonial, y es que lo es, pues aunque construida durante el declive del Virreinato es un edificio que mantuvo su prestigio vigente durante el siglo XIX, de hecho es uno de los dibujos que el viajero francés Leonce Angrand (1808-1886) publica en su obra Imagen del Perú en el siglo XIX (1972), por lo tanto su atractivo estético fue permanente.

Concluida en aparentemente en 1808, el edificio posee una combinación especial de tendencias estilísticas de calidad, como las “…huellas rococós en los graciosos balcones de cajón, de más pequeñas dimensiones que los limeños de tiempos anteriores, y sobre todo los posteriores republicanos, pues semejan vitrinas con ondulados bastidores de cristal y ornamentaciones de fines guirnaldas” (Pacheco 1985: 200). 

Considerando ambos dibujos podemos decir que el edificio mantenía aún sus vanos como portones de tiendas (aunque en el dibujo de 1921 presentan un dintel con arco rebajado que ya no aparece en el de 1935) y su mirador encaja en el remate norte de la calle llamada entonces Afligidos, este es mucho más ligero y grácil en el dibujo de 1921. 

La tridimensionalidad es más lograda también en el dibujo de 1921 debido a que detrás del oscurecido zaguán se adivina el patio interior. Nuevamente Pacheco es quien describe mejor la portada: “La airosa portada se eleva por las tres plantas y tiene sobre el gran portalón un gracioso balcón de antepecho con los hermosos maceteros que se levantan sobre un apilastrado jónico que enmarca el portalón en arco rebajado del primer piso, y otro balcón similar la, menos adornado, la tercera planta…” (Pacheco 1985: 201).

Una tarde de verano impone el uso de toldos y proyecta una diversidad de sombras más disímiles incluso que en otros dibujos. El cielo es resuelto en el dibujo de 1935 de la misma manera: nubes cúmulo se elevan del centro y hacia la izquierda trazadas con líneas francas y continuas. 




4. Algunas observaciones

Aunque Hart-terré coincidió con las fases finales de un sistema educativo en donde el positivismo y el espíritu del progreso científico (con gran repercusión en el ámbito de la ingeniería) eran de gran influencia no es menos cierto que en los dibujos que presentamos se evidencia no sólo la técnica eficaz sino también un espíritu evocativo propio de un romanticismo tardío, muy acorde en la Lima del Centenario; este espíritu lo podemos identificar en la literatura; ya en 1919 había fallecido el gran Ricardo Palma (1919) dejando un legado escrito evocativo de la ciudad de Lima y era el momento en el que José Gálvez Barrenechea publicaba las crónicas evocativas en Una Lima que se va (1921)

En la arquitectura misma ya habían aparecido nuevos tipos extranjeros dentro del academicismo e incluso nuevos sistemas constructivos, sin embargo es relevante la aparición del Neocolonial el cual descubre una fuerte resistencia social al aparente progreso. Hart-terré mismo eventualmente experimentará diseñar con estos lineamientos.

¿Qué sucede con el dibujo? El dominio del dibujo a mano para los arquitectos era a principios del siglo XX fundamental, se enseñaba como un curso independiente y las representaciones gráficas de los proyectos en los concursos de arquitectura requerían una destreza inmanente a la praxis misma del oficio arquitectónico, ejemplos de esto podemos apreciarlo en los arquitectos formados en la Beaux Arts, es decir a la forma francesa (Ricardo de Jaxa Malachowski, Claude Sahut, etc.). Hart-terré es testigo y partícipe de estos momentos, pero también podemos aventurarnos a incluir otras posibles influencias en sus dibujos.

 Algunos antecedentes en los dibujos urbanos podemos identificarlos durante el siglo XIX cuando Lima fue registrada mediante dibujos y pinturas de artistas, principalmente viajeros que venían inspirados por un espíritu romántico de captar costumbres y lugares singulares del antiguo centro virreinal. Leonce Angrand y Maurice Rugendas, además del diplomático George Squier, son personajes que trazan perspectivas urbanas interesantes, en cada caso con un particular estilo y enfoque. 

Otro referente más cercano aún es la serie de dibujos a pluma que realizó de Lima el pintor Francisco González Gamarra (1890-1972); el  conocido acuarelista y caricaturista cuzqueño había realizado una serie de diez dibujos de las calles de Lima titulado “Dibujos de pluma” (1910-1915). Al revisar sus obras se aprecia una notable convergencia con los dibujos del arquitecto, principalmente al captar el escenario urbano y su dominio religioso expresado en sus altas torres sobre la ciudad.  

Sintetizando algunas características en la obra gráfica del arquitecto Hart-terré en esta limitada cantidad de dibujos urbanos que comprenden, llamémosle, una primera etapa de su vida que será acompañada significativamente también con el surgimiento del estilo llamado neocolonial.

El uso de la perspectiva de espacios urbanos como escena significativa, es decir el intercambio entre la calle o la plaza con el edificio, principalmente público, lo cual hace que esta perspectiva urbana sea fácilmente reconocible por cualquier limeño. La antigüedad de los edificios que grafica se encuentra registrada en la memoria colectiva y de esta manera el espectador se identifica inmediatamente con la imagen, a esto lo denominamos significativa. El gráfico posee un contenido familiar.

La individualización del edificio es importante, pues a pesar de existir otros elementos en cada dibujo, es obvia y natural la definición de un edificio que sería el componente individual que posee carácter y es registrado marcadamente, si bien no siempre en su totalidad, sí lo suficiente para completar su identidad en la escena urbana, en este caso por ejemplo basta con exponer el perfil de la torre y fachada o exponer la portada principal. El edificio es individualizado.

El manejo de la escala es trascendente pues Hart-terré dibuja lo que en su contexto eran los edificios más altos que existían en Lima, incluso el Palacio de Oquendo es una de las casas civiles mayores existentes; son pues hitos urbanos. Los pequeños perfiles humanos que pocas veces se dejan aparecer solo sirven para sostener más esta cualidad monumental y desaparecen incluso en los dibujos de 1935.

Se puede contrastar algunos cambios en la búsqueda de la atmósfera urbana, más real en su primera etapa y más gráfica o lineal en la segunda; algunos cambios en la fuerza del trazo, más modulada inicialmente y con mayor valoración después; en todo caso el tema se mantiene presente con mayor seguridad y limpieza arquitectónica.

5. Epílogo

¿Cuál es la reflexión que despiertan las obras gráficas, específicamente las imágenes arquitectónicas? ¿Por qué este tipo de expresión nos debe de hacer reflexionar casi cien años después?

Los edificios son obras que desafían a veces el tiempo, muchas veces extienden su período de vigencia más allá de una vida humana, son testigos de la historia y representan (en discordancia o no) la forma de pensar de las personas de un tiempo. ¿Qué sucede en el nuestro? Pues nos encontramos con una herencia que constantemente nos recuerda el pasado, sin embargo muchos ciudadanos desprecian este tipo de referentes en virtud a problemas actuales y por tener la libertad de opinar o actuar. 

En nuestro tiempo en el que aparecen discursos que incentivan el distanciamiento y la fragmentación social, en donde se intentan destruir las identidades nacionales para someterse a otros proyectos y se impulsan los conflictos sin mayor trascendencia para enfrentar a los grupos de ciudadanos la destrucción de los monumentos se hace común; destruir los referentes que quedan en pie, como los edificios que en un tiempo simbolizaron las creencias sociales, es también destruir aquello que simbolizaron alguna vez, por ejemplo las iglesias y también lo que significaron, pero también otras instituciones de la ciudad.

Las obras del arquitecto Emilio Hart-terré, aunque juveniles, poseen una característica que es parte importante en las ideas dentro de un contexto singular, este momento es el Centenario de la Independencia del Perú, y aunque cien años es finalmente un tiempo arbitrario posee también un significado simbólico, es un tiempo durante el cual la gente ha tenido la oportunidad de entenderse o entendernos, de madurar, es un recordatorio de que el tiempo pasa y somos parte de la historia misma. 

Todo eso se sintetiza en una palabra que quizás es muy corta para representar racionalmente todas las complejidades que encierra, y es la palabra Perú. De esta manera quisiéramos terminar citando al redactor que en 1921 escribía sobre estos dibujos y sobre Hart-terré: “… gusta de poner en todas sus obras el sello de un arte absolutamente peruanista… Los dibujos de Hart Terré que ofrecemos con estas líneas expresan  mejor que cualquier comentario las excelentes aptitudes del artista” (Variedades. Número complemento de la edición Centenario. Julio 1921).


6. Referencias bibliográficas 

Barriga, M. y Barbosa, E. (recops.) (1982). Emilio Hart-terré. Catálogo bio-blibliográfico. Universidad de Lima. 183 p. Lima.

Concejo Provincial de Lima (1944). Inauguración del Palacio Municipal Lima. Talleres Gráficos Casa Sanmartí y Cia.

Mariátegui, J. y de la Fuente, G. (1935). Lima en el IV Centenario de su Fundación. s/n. Editorial Minerva. Lima.

Martín-Pastor. E. (1938) De la vieja Casa de Pizarro al Nuevo Palacio de Gobierno. Publicación hecha por el Ministerio de Fomento y Obras Públicas del Perú. Lima. 314 p. Talleres Gráficos “Torres Aguirre”.

Milla Batres, C. (edit.). (1972). Leonce Angrend. Imagen del Perú en el siglo XIX. 285 p. Lima.

Mundial. Revista Semanal Ilustrada. Nº 53. 29 de abril de 1921. Lima.

Mundial. Revista Semanal Ilustrada. Nº 76. 28 de octubre de 1921. Lima.

Mundial. Revista Semanal Ilustrada. Nº 191. 11 de enero de 1924. Lima.

Pacheco, C. (1985). Memoria y utopía de la Vieja Lima. Ediciones de la avispa blanca. Universidad del Pacífico. 309 p. Lima.

Ramón, G. (2013) El inca indica Huatica. Simbología precolonial e intervención urbana en Lima, 1920-1940. En Aguirre, C. y Panfichi, A. (Edits.), Lima, Siglo XX. Cultura, socialización y cambio, pp. 21-46.  Lima: PUCP.

San Cristóbal. A. (1995). Manuel de Escobar. Editorial Brasa S.A. 123 p. Lima.   


(1996). Fray Diego Maroto alarife de Lima. 1617-1696. Epígrafe S.A. editores. 230 p. Lima.   
Variedades. Revista Ilustrada. Número Complemento de la edición Centenario. Julio de 1921. Lima.

Notas:

 (1)La Escuela de Ingenieros fue fundada el 18 de marzo de 1876 y algunas de sus reformas más importantes se dieron entre 1909 a 1911 con el objetivo de cubrir las necesidades nacionales de entonces, entre estas necesidades se encontraban las de contar con especialistas en arquitectura; de esta manera los arquitectos tenían que seguir, aparte de cursos generales con las otras ingenierías, cursos específicos como construcción industrial, máquinas eléctricas, hidráulica urbana, construcción, etc.

 (2)Durante su juventud llegará a publicar algunos libros como Estética urbana. Notas sobre su necesaria aplicación en Lima (1926). Librería Francesa Científica y Casa Editorial E. Rosay, Lima. El escudo de armas de la Ciudad de los Reyes (1928) y, Orientaciones urbanas (1931). También son conocidos varios artículos: “Colcahuasi” 1921. Memorias de la sociedad de ingenieros, “El futuro urbano de la ciudad de Lima” (1927), “La ciudad filantrópica” (1930), “Orientaciones urbanas” (1931).
“Conceptos del urbanismo modernos” (1931), “El problema del desarrollo de las ciudades” (1932), “Lima y su Plan Regulador” (1932), “Organización y evolución de la ciudad moderna” (1933), “Informe sobre el Plano Regulador de la ciudad del Cuzco” (1934), “Decálogo urbano” (1935).

 (3)La labor de Hart-terré en el campo arqueológico es un tema complejo y que requiere su estudio pues forma parte de la historiografía de los grandes investigadores nacionales del pasado. Creemos que es uno de los peruanos que consideró el Perú como una totalidad a partir de sus investigaciones. Consideramos que parte de esta característica personal se debe a su interés multidisciplinario y al contexto histórico social que le tocó vivir la parte inicial de su carrera.  

 (4)No son los primeros dibujos publicados por Hart-terré, al menos hemos registrado un dibujo sobre la Estación del tren en Chosica fechado el ocho de mayo de 1920 y otro de la Plazuela de Santo Domingo fechado el dieciséis del mismo mes y año, es decir cuando tenía veintiún años. Ambos se publicaron en la Revista Mundial nº 53 del 29 de abril de 1921.

 (5)Esta información la deducimos por el fechado que va adjunto a la firma Hart-terré y que indica solo el año: 35.


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