Durante años, uno de los rasgos más resaltantes de los edificios monumentales del centro histórico de Lima ha sido la gran cantidad de colores apreciables en fachadas de todo tipo, coloniales o republicanas, residenciales, institucionales o religiosas y, así, sin distinción, una gran variedad cromática se apoderó de dichos edificios.
Yendo más allá de toda consideración estética sobre el asunto, es importante considerar, al tratarse de bienes monumentales, el porque´ de este tratamiento de fachadas, su fundamentación e impactos en el bien monumental y su relación con la comunidad.
Por ese motivo, surge la necesidad de intentar conocer la forma en que se realizaban los acabados en los edificios monumentales de Lima, algo sumamente necesario, pues trasciende cualquier concepto de belleza y busca recuperar la memoria del edificio para que la forma en que se dé tratamiento a su fachada no sólo sea un mero elemento estético o funcional, sino que permita ver su real dimensión a quienes lo aprecian. Ha de ayudar a comunicar la historia que contiene dicho inmueble, pues los hábitos sociales y sucesos históricos acontecidos en un marco temporal se terminan reflejando tanto en la arquitectura como en la forma en la que se hacían los acabados.
En ese sentido, existen dos formas de conocer la forma en que originalmente estuvieron pintados los edificios: las calas y la investigación de archivo (sean visuales o escritos). En principio, las calas representan una aproximación directa al edificio, explorando las capas anteriores a la actual. Sin embargo, este método presenta un inconveniente, ya que, si en algún momento se hizo una limpieza o se cambió la superficie, se hará imposible llegar a la capa original.
De tal manera, la investigación de archivo realizada, en conjunto con las calas, logra suplir sus falencias, pues nos permite obtener descripciones o imágenes de un estado anterior (o en el mejor de los casos, el estado original), además de darle un marco temporal adecuado a las capas de pintura encontradas. Como resultado, un grupo de arquitectos, historiadores y conservadores del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (PROLIMA) decide desarrollar un proyecto para cuidar y recuperar la calidad arquitectónica de los inmuebles considerados históricos y monumentales.
En la historia de Lima, ha habido una serie de hitos que han determinado la arquitectura de la ciudad y es en el centro histórico donde se recogen la mayoría de las casonas de la época virreinal y colonial, así como otros monumentos.
Según ordenanzas, este tipo de inmuebles han de ser rehabilitados atendiendo a las características que tenían originalmente. A través del estudio realizado, se ha descubierto la evolución que ha tenido lugar con respecto al color en las fachadas.
A lo largo de los siglos, la tendencia ha sido el empleo de tonos claros con detalles ornamentales, pasando por superficies homogéneas con tonos pasteles, hasta los tonos más fuertes de la actualidad. No menos importante es el análisis de los colores según el elemento constructivo en cuestión. Las fachadas han ido conformándose de distintos elementos con el paso de los años y éstos han ido adaptando las tonalidades según la época.
Con la información obtenida, la municipalidad de Lima ha querido colaborar con Pinturas Isaval para desarrollar una carta de colores específica para el mantenimiento y la rehabilitación de los inmuebles del centro histórico.
Tal y como se recoge en esta revista, será necesario seguir las indicaciones de los colores a emplear según las distintas épocas por las que se han visto influenciados los acabados en los edificios y según el elemento de la fachada. Desde mediados del siglo XVI hasta la actualidad, se describen los hallazgos del estudio realizado que sirven como referencia para la rehabilitación del Centro Histórico de Lima.
A través del estudio realizado, se ha descubierto la evolución que ha tenido lugar con respecto al color en las fachadas. A lo largo de los siglos, la tendencia ha sido el empleo de tonos claros con detalles ornamentales, pasando por superficies homogéneas con tonos
pasteles, hasta los tonos más fuertes de la actualidad.
Existen pocos ejemplos existentes de la arquitectura residencial limeña de este periodo, los que, además, han sufrido intervenciones radicales que han suprimido tanto características originales como capas originales de pintura. Sin embargo, se ha conservado un rico acervo documental sobre los acabados dados a estas construcciones durante dicho periodo.
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