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30 enero 2018

Diseño bioclimático en altura - la Casa Caliente ( K´oñichuyawasi) de Langui en Cusco - PUCP







El Grupo de Apoyo al Sector Rural de la PUCP ha recibido su segundo National Energy Globe Award gracias a su proyecto Casa Caliente Limpia para los Andes. Gracias al proyecto, familias como la de Octavia y Esteban han cambiado sus vidas.

En Langui, distrito cuzqueño ubicado a más de 3900 msnm, el frío es cruel. Allí, la temperatura puede llegar rápidamente a negativo y congelar el agua que se acumula después de la lluvia. Los animales tienden a protegerse, aunque muchas veces terminan muriendo víctimas de las bajas temperaturas. Dentro de las casas la situación no era mejor: con los techos congelados, las paredes débiles, las ventanas mal encajadas, el frío se convertía en el peor enemigo.

A Esteban Huayllani el recuerdo de esa época le causa aún escalofríos. Él tiene 40 años y, en los nueve años que conoce a Octavia Ccahuata, se han convertido en padres de seis hijos: John, Zaida, Jerson, Romina Jasmín, y los gemelos Antony y Jamil, de un año y medio.

La numerosa familia vive en Langui, frente a la laguna de Languilayo, y se dedican a la siembra, el pastoreo y la pesca para la subsistencia. “Hoy día he cocinado cuy chactado con papas. Tengo ochenta cuyes”, cuenta risueña Octavia en su cocina, que se ha convertido en el nuevo centro de reunión familiar. Ellos fueron unos de los primeros beneficiados con las Casas Calientes del Grupo de Apoyo al Sector Rural de la PUCP. “No solo hemos construido un cuarto caliente en el que nos protegemos del frío, sino que con las cocinas mejoradas nuestros hijos están más sanos, se resfrían menos”, comenta Esteban. “Antes yo tenía una cocina muy mala. El humo se tenía dentro de la cocina salía hasta por la puerta. Peor era cuando nosotros cocinábamos hojas de eucalipto, eso humea más fuerte y te hace arder los ojos. Yo antes no pensaba en estas cosas. Cuando llegó la cocina mejorada todo cambió”.

Pero no se refiere solo a la dinámica familiar en torno a las comidas. Son dos, principalmente, los problemas que tiene el poblador de las zonas más altas de nuestra serranía: el frío y las enfermedades respiratorias producto de la inhalación del humo por cocinar a fuego abierto. Según la Revista América Renovable, editada por el Grupo PUCP, al año mueren más de 500 personas y se reportan más de 20 mil casos de enfermedades respiratorias debido a estas dos situaciones.
Por ello, las casas que implementa Grupo tienen dos objetivos primordiales: elevar la temperatura al interior de la casa y evitar la ingesta del humo que se produce al cocinar para evitar las enfermedades respiratorias. “Ver cómo antes hemos podido vivir en esa casa era tan triste y en ese entonces yo ya tenía dos chibolos, dos hijos. Igual mis hijos vivían así, se paraban enfermando siempre porque el humo entraba a los pulmones y decíamos que se habían resfriado y no era eso, ¿no? Porque el humo realmente estaba malogrando a mis hijos. Pero ahora viven muy tranquilos, son bien despiertos”, explica Esteban.

El trabajo de Grupo
Miguel Hadzich sabe que su trabajo y el de su equipo está cambiándole la vida a miles de personas. Lo sabe pero no lo dice, porque es un hombre generoso y desprendido. En 20 años oficiales de trabajo ininterrumpido, el Grupo de Apoyo al Sector Rural, Grupo PUCP, ha desarrollado más de 55 tecnologías aplicables al sector rural en el Perú que utilizan energías renovables para mejorar la calidad de vida de las personas. Estas tecnologías que han sido trabajadas por los técnicos del Grupo PUCP, desde el bosquejo inicial hasta la instalación final en la casa de alguna familia altoandina, se ofrecen a bajo costo y libre de patente, lo que significa que cualquiera puede replicar el modelo utilizando sus propios recursos. “Varios gobiernos regionales y otras instituciones se han mostrado interesadas por tecnologías como la cocina mejorada, la pared caliente o muro Trombe y el techo sellado”, explica Hadzich. “Incluso sé que varias ONG han ganado financiamiento internacional por replicar nuestros diseños en sus zonas. Mientras se cumplan con las características técnicas requeridas y esto sirva para ayudar a la gente, estamos felices de que se haga”, agrega.

Hadzich es ingeniero mecánico, fundador y actual coordinador de Grupo PUCP. Él recuerda, como si fuera ayer, los primeros trabajos y las inquietudes que lo llevaron a formar esta unidad académica junto con sus alumnos de mecánica y sus compañeros de ingeniería civil. “Nuestro primer proyecto fue la Casita Ecológica en la que mostrábamos las máquinas que hacíamos que tenían una característica fundamental: trabajaban con energía renovable, es decir, viento, agua y fuego, principalmente”, comenta el ingeniero Hadzich, quien tiene además un MBA en Energía y Medio Ambiente por la Universidad Twente en Holanda.

Los primero miembros de Grupo PUCP fueron ingenieros; sin embargo, se dieron cuenta pronto de que, para generar un verdadero impacto en las comunidades a las que querían llegar, no solo era necesario un buen producto, eficaz y eficiente, sino establecer un enfoque cultural al acercamiento. “Nos dimos cuenta de que había muchas costumbres enraizadas que no se podían cambiar, por lo que consideramos importante tomar en cuenta el factor cultural para mejorar nuestros productos”, expone Hadzich. Por eso se convocó especialistas egresados de las Ciencias Sociales, especialmente sociólogos y antropólogos. “Ganamos mucho con el aporte de ellos, pudimos ampliar nuestra visión técnica”, explica. Un ejemplo simple: varias instituciones han intentando aportar con cocinas que hagan poco humo por combustión; sin embargo, si bien se trata de buenas cocinas, la mayoría de ellas está preparada para instalarse en el medio de la habitación. “En los Andes, quien se encarga tradicionalmente de cocinar es la mujer, ellas usualmente ubican sus cocinas de fuego abierto en las esquinas y les cuesta mucho cambiar de lugar. Nosotros nos dimos cuenta de ello y les ofrecemos cocinas mejoradas que pueden ubicarse en las esquinas. Tal como ellas acostumbran”, comenta Hadzich. Un cambio simple que ha traído excelentes resultados.

K´oñichuyawasi

El Premio que Grupo ha recibido este año se suma a la larga lista de reconocimientos recibidos a lo largo de sus dos décadas, y es gracias a su proyecto de Casa Caliente Limpia para los Andes, K´oñichuyawasi, que implica la combinación de varias tecnologías trabajando juntas para mejorar la calidad de vida del poblador altoandino.
Para combatir el frío y las enfermedades respiratorias, implementan lo que se denomina un Paquete tecnológico que consta de: Pared caliente (muro Trombe), Techo sellado y Cocina mejorada.

El trabajo de Grupo es un ejemplo de cómo la labor universitaria no se desvincula de la aplicación práctica que tenga efectos positivos y reales en familias como la de Octavia y Esteban. Importante reflexión ahora que el frío arrecia.
















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