“Una casa vacía. Muchas casas vacías.”
Desde el 2008, el mundo está atravesando una fuerte crisis financiera que se ha traducido en una crisis de valores. La gran recesión originada en Estados unidos, encuentra una de sus causas en el colapso de la burbuja inmobiliaria y un posterior problema crediticio e hipotecario.
Las repercusiones se contagian primero al sistema financiero estadounidense y después al internacional, generando una crisis económica a escala internacional. El pesimismo global estaba instalado y las bolsas de valores se desplomaban a diario. Los índices de confianza del consumidor se situaron en sus más bajos niveles históricos y se produjo un alza del
desempleo en Estados Unidos y otros países desarrollados.
Los países del sur de Europa fueron los más afectados por la situación financiera mundial y su propia situación de burbuja inmobiliaria interna. A principios de siglo XXI la península ibérica se había transformado en una fábrica a cielo abierto.
La construcción se había transformado en la industria más redituable y el valor de los pisos subía de manera exponencial. Solo en España se construían más viviendas al año que en Francia, Alemania e Italia juntas y los ayuntamientos convocaron grandes concursos intentando imitar la exitosa estrategia del Guggenheim de Frank Gehry en Bilbao.
Tras desatarse la crisis, se han impuesto numerosas medidas de austeridad y contención del gasto público, entre ellos recortes en los presupuestos de sanidad y educación. Esto dio lugar a movimientos ciudadanos convocados por diferentes colectivos como el “movimiento del 15M” o “de los indignados”.
Uno de los países más afectados por la crisis financiera fue Portugal. En Mayo de 2011, los
líderes de la Eurozona aprobaron un paquete de rescate de 78.000 millones de euros para el país luso. Desde entonces una de las mayores problemáticas es el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes.
Se propone un gran contenedor de actividades que albergue diferentes usos. De esta manera la inversión pública se reduce y se optimiza el gasto público, cobijando muchas actividades en un solo equipamiento. Una sala abierta a la ciudadanía que active el espacio público del histórico barrio de la Alfama. Una pieza de arquitectura con vistas al estuario del Tajo que permita articular las piezas existentes con escasos recursos.
Un contenedor que pretende reaccionar con la arquitectura de espectáculo que se había estado generando y se encuentra más relacionada con el contexto histórico del lugar, las condiciones socio económicas y la sostenibilidad moral de la propuesta. Una arquitectura de valores que busca sus referentes en la historia, la arquitectura vernácula y en los maestros portugueses.
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