El arquitecto peruano José Carlos Ortecho trabajó durante un tiempo en el estudio de Oscar Niemeyer en Río de Janeiro. Aquí cuenta su historia al lado del artista de las líneas curvas.
Fue el creador de lo imposible. Su capacidad para imaginar hizo de él uno de los iniciadores de la arquitectura moderna en nuestro continente. “Era curioso, bromista e inquieto”, así lo recuerda José Carlos Ortecho, actual catedrático de la Universidad Ricardo Palma, quien pasó agradables momentos de su vida aprendiendo de Oscar Niemeyer.
¿Cómo lo conoció?
Fui a estudiar a Belo Horizonte y como él tenía muchas obras ahí siempre iba de visita. También se interesaba por conocer lo que hacíamos los estudiantes. Como en toda facultad los muchachos hacíamos de todo, teníamos garabatos, y él miraba lo que trabajábamos y a todos nos decía que estaban muy bien nuestras propuestas. Sus palabras eran un honor para nosotros, aunque solo fueran para alentarnos.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo con él?
Cada vez que iba a Brasil lo visitaba. La última vez que lo vi fue en el 2010. Lo llamé del aeropuerto y me dijo que vaya a su oficina, la misma donde trabajé con él durante un mes, pero no me dejaron entrar los guardianes, entonces me tuve que escabullir. Él estaba sentado en una silla, rodeado de periodistas. Uno de ellos le pidió su opinión sobre Gorbachov, delante de su secretaria le respondió puras groserías sobre el ruso, lo odiaba. Era un personaje, era muy natural. Esa fue la última vez que lo vi. Sentí mucho su muerte. Como él decía: la vida es un soplo, es un instante. Es un poeta de la arquitectura, siempre estaba cambiando, inventando, nunca ha repetido nada.
¿Sabe de dónde le nació esa inventiva?
Tenía esa personalidad. Era movido y palomilla desde chico. Por naturaleza era muy juguetón. Tenía varios hermanos y su papá era un funcionario modesto. Pasó mucha pobreza, pero era un hombre muy audaz desde joven. Terminó la secundaria tarde, a los 21 años, porque se escapaba o no hacía nada. Ese mismo año se casó sin tener ni un trabajo. Durante años trabajó con Lucio Costa – su maestro y autor del plano de Brasilia – sin ganar nada. Era un loco, pero talentoso.
¿Cómo fueron recibidas sus innovaciones?
Los antiguos fueron sus enemigos. Decían que lo que hacía no era arquitectura, sino decoración. En Argentina pasó este fenómeno parecido con Amancio Williams. Como la arquitectura es arte tiene que estar siempre innovando, entonces aparecieron los antiguos apegados y rígidos que lucharon contra este señor y acabaron con él. En cambio en Brasil, Niemeyer tuvo el apoyo del ministro Capanema y después del gobernador de Minas Gerais, un hombre progresista al que le gustaba la innovación. Claro que él luchaba, pero si no tenía apoyo era imposible.
Tras su muerte, dejó varios proyectos a medio camino…
Alrededor de seiscientos, y eso que estaba a unos días de cumplir ciento cinco años. Trabajaba incansablemente con una capacidad extraordinaria, como cuando creó el Museo de Niteroi. Un día el alcalde lo invitó a almorzar en un restaurante y le dijo: “Quiero hacer un museo sobre la roca y quiero saber qué idea tienes”. Sobre una servilleta hizo unos bosquejos y respondió: “Aquí está tu museo” y hoy en día ese es el museo. Así hacía las cosas, era un gran artista.
Era un creador veloz…
Oscar lo llevaba todo listo, en un minuto lo tenía pensado. Cuando Berlín fue destruido después de la guerra, los alemanes quisieron reconstruirla y convocaron a los 6 mejores arquitectos del mundo entre ellos estaba Oscar Niemeyer. Como tenía miedo a viajar en avión fue en barco durante 20 días. Mientras los demás arquitectos iban a sus oficinas en Berlín, Oscar tomó un dibujante y un maquetista y en el barco hizo el proyecto. Cuando llegó lo entregó listo, fue elegido como el mejor y fue el que construyeron: un multifamiliar económico, bonito y funcional que está en Hansaviertel distrito de Tiergarten en Berlín
Entrevista publicada en el Suplemento "El Dominical" del Diario El Comercio de Lima, 16/12/2012.
por Diana Gonzales Obando
Fotos: ROLLY REYNA A.P. REUTERS
por Diana Gonzales Obando
Fotos: ROLLY REYNA A.P. REUTERS
EL ARQUITECTO ORTECHO VISTANDO EL MUSEO DE NITEROI EN BRASIL |
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