El proyecto de Vivienda social productiva está pensado sobre todo para personas que son propietarias de un lote de terreno o una vivienda precaria en los barrios tradicionales del centro histórico. Esa propiedad, claro, debía estar inscrita en registros públicos; es decir, contar con saneamiento físico legal.
Otras condiciones para convertirse en beneficiario del proyecto eran no ser propietarios de otro lote o vivienda en cualquier localidad del país, tener por lo menos cuatro familiares dependientes, estar en la capacidad de afrontar un porcentaje del costo total de la inversión y asumir los compromisos que el proyecto exige en cuanto a aporte propio, participación en todas las actividades de capacitación y gestiones ante las autoridades competentes.
La señora Miguelina Venero nos cuenta cómo asumió estos compromisos: “Pese a que no es nada fácil comprometerse a cumplir lo que se le pide a los que somos beneficiarios de este proyecto, yo me decidí y me esforcé. He anhelado este sueño desde los quince años. Soñaba tener una casa cómoda para casarme y traer al mundo a mis hijos, pero las condiciones económicas en las que viví hicieron que, antes de tiempo, se rompan mis ilusiones. Los sueños nunca son imposibles de realizar cuando se trabaja con el corazón”.
El proyecto está construyendo nueve módulos en distintos predios seleccionados. Estas construcciones tienen dos niveles independientes con todas las comodidades. Uno de esos niveles es conocido como “zona de uso complementario productivo” para la generación de ingresos. Allí, según lo disponga el beneficiario, se podrá desarrollar talleres artesanales, tiendas de comercio barrial o pequeños negocios afines. Si el propietario no se dedica a ningún negocio, puede alquilar estos ambientes para recibir un ingreso extra.
Esto último es por lo que optó la señora Venero: “Yo no soy profesional, soy comerciante ambulante. Mi esposo es chofer, no tiene carro propio. Nosotros no tenemos seguro. Y aun así no ha sido imposible hacer este sueño realidad. Primero quise convertir el primer piso en una galería artesanal, pero luego decidí alquilar el segundo piso. Con el dinero que recibo, estoy terminando las cosas que le faltaban a mi casita”.
Este es un buen ejemplo de lo que se busca: impulsar el desarrollo económico y social de los barrios tradicionales del centro histórico. Los especialistas del Centro Guaman Poma de Ayala han desarrollado un “módulo tipo”; sin embargo, este módulo se adecúa en conjunto con las familias de acuerdo a sus necesidades particulares. Además, el diseño considera la ubicación del predio y su orientación.
AQUI EL VIDEO
En este reportaje audiovisual se conocen, a través de sus propios beneficiarios y participantes, los resultados del proyecto de “vivienda social productiva y saneamiento en tugurios del Centro Histórico del Cusco” ejecutado por el programa Hábitat y Ciudadanía del Centro Guaman Poma de Ayala del Cusco.
Fragmento de artículo por Carlos Salas
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