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23 enero 2013

Movilidad Urbana Sostenible - Dra. Paula Gonçalves (Portugal)



Los problemas de movilidad en las zonas urbanas tienen implicaciones directas y efectos en la calidad del medio ambiente en la ciudad y en la calidad de vida de las personas que allí viven, trabajan o estudian, en el desarrollo económico, garantizando la igualdad de oportunidades para la población; etc.

La movilidad urbana sostenible debe ser una apuesta estratégica clave para el siglo XXI  y en consecuencia ayudará a mejorar la calidad de vida de los residentes. Teniendo en cuenta estos aspectos es necesario encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de las personas desplazadas en las zonas urbanas (ajustar la oferta a la demanda de transporte),  y fomentar y fortalecer los vínculos sin problemas entre los diferentes modos de transporte (peatonal, ciclístico, el transporte público y el transporte privado).

La tasa de crecimiento urbano exponencial del parque automotor  en la segunda mitad del siglo XX, asociado con la creciente urbanización de la población europea y el crecimiento urbano difuso y fragmentado los grandes centros urbanos, han dado como resultado el desarrollo de una movilidad cada vez más dependiente del automóvil (CE/UE, 2007). 

Los primeros espacios urbanos (BANISTER, 1995) al sufrir de esta explosión de "automobilidad", fueron las áreas centrales tradicionales. Que debido a la imposibilidad de que su morfología urbana pueda adaptarse a la presión del transporte individual (por ejemplo, las emisiones de gas, la congestión, el ruido y otros contaminantes, etc.)  

Pronto empezó a perder algunas de sus funciones más representativas y se fue despoblando. La pérdida de la calidad del medio ambiente urbano, donde las crecientes dificultades de acceso en automóvil y la externalización progresiva de estos espacios, que poco a poco llevaron a estas áreas comenzarán a transformarse en espacios mono funcionales y la vida urbana con un período de trabajo cada vez más reducido.



En el otro extremo, las periferias urbanas desarrolladas de manera discontinua y fragmentada capturaron la mayor parte del crecimiento residencial, basado principalmente en la accesibilidad que ofrecen las  nuevas infraestructuras viarias. La eliminación progresiva de estos nuevos espacios urbanos en relación a las tradicionales grandes ciudades y la red más densa de transporte público, se limita a hacer hincapié en la dependencia de la población mayor de transporte individual. 

La mala calidad del servicio y la misma escasez de transporte público existente en estas áreas, originaron una disminución significativa del comercio y de la falta o la mala calidad de las instalaciones comunitarias existentes aquí, entre otros, vinieron a acentuar una mayor dependencia y el uso del transporte privado en lugar de otros modos de transporte. Tanto la causa como la consecuencia de estos cambios profundos en el patrón de uso de la tierra y el tipo de urbanización, lograron que el automóvil  finalmente se imponga como el principal modo de transporte.

Todos estos aspectos han llevado a la destrucción de lo que quedaba del modelo tradicional de la ciudad, caracterizado por su continuidad, la alta densidad urbana, la multifuncionalidad y la diversidad de espacios y experiencias en la calle y la plaza que constituían  los elementos estructurales del espacio público y la identidad morfológica el tejido urbano.

El desarrollo de una nueva urbanidad menos dependiente del medio de transporte individual, en particular en lo que respecta al movimiento pendular de la naturaleza, con lo que se basará en la promoción y la complementariedad entre el transporte individual y el transporte público (autobús, metro y tren) y los modos ligeros (DIJKSTRA, et al, 1998) de movilidad (peatones, bicicletas), contribuyendo así a una mayor vitalidad económica de las ciudades, lo que lleva a una mayor equidad social en estos espacios, la promoción de un urbanismo de proximidad, con redes de movilidad diarias excelentes para una población con múltiples búsquedas (FRANK et al. 1994).



El término de movilidad sostenible es esencial para fomentar el respeto de los criterios de sostenibilidad, que a su vez conducen a una visión global, integrada y sistémica de la planificación del uso del suelo,   el diseño urbano,  la accesibilidad del sistema y la movilidad (HALL, 1999). La relación entre los modos de transporte y las políticas de uso del suelo es mutua, es decir, tanto el uso de la tierra influye en el desplazamiento de la población, como el sistema de transporte influye en el uso del suelo. 

En vista de lo cual,  el objetivo de la sostenibilidad de la movilidad urbana debe ser: garantizar la accesibilidad multi modal, disminuir el uso de vehículos privados y promover su uso común, mejorar el atractivo del transporte público; preferir los sistemas ligeros de transporte (peatones y bicicletas); la asignación equilibrada de los espacios públicos para los diferentes modos de transporte, y en particular garantizar un viaje seguro.



La aplicación del concepto de movilidad urbana sostenible surge así, en la actualidad, con carácter de urgente y significativo social, económico y ambiental. Urge encontrar respuestas satisfactorias a las necesidades básicas de la movilidad de las personas, con seguridad y de manera consistente con la salud humana y el medio ambiente.


Bibliografía

- CE/UE (2007)- “Livro Verde – Por uma Nova Cultura de Mobilidade Urbana”, Comissão Europeia, Bruxelas; 
- DIJKSTRA, A. et al (1998)- “Best Practice to Promote Cycling and Walking: Analysis and Development of New Insight into Substitution of Short Car Trips”, in Relatório do Projecto ADONIS, Danish Road Directorate, Copenhaga; 
- BANISTER, David (1995)- “Transport and urban Development”, editor E & FN Spoon, Londres; 
- FRANK, L.; PIVO, G. (1994)- “Impacts of mixed use and density on utilization on three models of travel: single-ocupand vehicle, trasit and walking”, in Transportation Research nº 1466, pp. 44-52, Oxford : Pergamon;
- HALL, P. (1999)- “The Future of cities”, in Computer, enviroment and urban systems, nº 3, Elsevier, volume 23, pp. 173-185, Londres. 

Autora:  Dra. Paula Gonçalves
Doctor en Geografía Humana en la Universidad de Coimbra.
con Maestría en Geografía Humana - Planificación y Desarrollo de la Universidad de Coimbra.  
Licenciada en Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad Nova de Lisboa (Portugal) 


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