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23 septiembre 2012

Arquivideo 1 - La Arquitectura Organica





La arquitectura orgánica, también llamada "organicismo", nació en Estados Unidos  en los años 40, cuando se produjo una crisis del racionalismo, aunque acepta muchas de las soluciones técnicas aportadas por éste.

Fue una forma de ir en contra la escuela de Bauhaus. Para la arquitectura orgánica, las construcciones no deben desafiar a la naturaleza, sino que ser una proyección de ésta. La principal premisa es que el arquitecto se pone al servicio de la obra que ejecuta, interpretando a los usuarios, al entorno, los materiales, con amor y humildad. El arquitecto internaliza que él y su obra son parte de un todo y que sin ese todo él no es nada.











Los materiales utilizados son fundamentalmente naturales (arcilla, piedra, madera) y, ojalá, del mismo lugar en donde se hace la obra. La idea es utilizar materiales en su estado más natural posible. Si no es el caso, la opción es elementos reciclados o que hayan demandado un bajo nivel de energía en su fabricación.

Otra característica de la arquitectura orgánica es que la forma de las construcciones debe estar en armonía con el entorno natural y aceptar las modificaciones que éste induzca.







Sus principales exponentes son:


Frank Lloyd Wright: Para muchos es el precursor de la arquitectura orgánica, pues reaccionó con fuerza contra la arquitectura funcional y racional, fundando el movimiento organicista.
“La arquitectura orgánica es el ideal moderno y la enseñanza tan necesaria si queremos ver el conjunto de la vida, y servir ahora al conjunto de la vida, sin anteponer ninguna tradición. No exaltando ninguna forma fija sobre nosotros, sino exaltando las sencillas leyes del sentido común. ¿La forma sigue a la función? Sí, pero lo que importa más ahora es que la forma y la función son una”, dijo el norteamericano.


Lo que hizo Lloyd fue humanizar la arquitectura, hacer que la estructura se extendiera de adentro hacia afuera y de acuerdo a las necesidades reales de quien la habita.
Una de las grandes influencias que tuvo el arquitecto fue durante un viaje a Japón. Esto queda de manifiesto en el uso que hace de los espacios interiores: deben ser amplios y continuos, con los materiales en su estado natural. Su obra más representativa es “La casa de la Cascada”.



Ludwig Mies van der Rohe: Su consagración se produjo en 1929, cuando realizó el pabellón de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona, considerado su obra maestra y una de las obras arquitectónicas más influyentes del siglo XX.
En esa construcción vemos rasgos de la arquitectura orgánica. ¿Uno de los principales? La simplicidad y la continuidad de los espacios, que parecen no tener principio ni fin.


Le Corbusier: Es considerado como uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna (que engloba a la arquitectura orgánica) y uno de los más influyentes del siglo XX.
Le Corbusier hablaba de ir “hacia una arquitectura”, y por eso, produjo una arquitectura polémica, a ratos utópica, donde  se plasmaban prototipos de la arquitectura del futuro. En sus construcciones se aprecia a la arquitectura como capaz de diseñarlo todo.
Es conocido por su definición de La machine à habiter (la máquina de habitar) Con esto, Le Corbusier ponía énfasis no sólo el componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debe estar destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. Para él, la arquitectura debía generar belleza y ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los edificios.


Oscar Niemeyer: Este arquitecto transmite en su obra el espíritu de la existencia y de la búsqueda de mutaciones prodigiosas.
Una de sus más famosas obras es la Casa das Canoas, su residencia familiar. Para los expertos, la casa es la síntesis de la arquitectura moderna de libre creación autoral.
La característica más particular de su obra es la fusión de la arquitectura orgánica y la arquitectura minimalista. Se atrevió a romper con la monótona racionalidad imperante por los años 40. Destaca en su obra la originalidad de su trazo y su imaginación a la hora de proyectar los edificios, siempre sinuosos y revolucionarios, como su propia personalidad.
Da especial énfasis a las líneas curvas: “No es el ángulo recto el que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible. Lo que me atrae es la curva libre y sensual. La curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las nubes del cielo, en el cuerpo de la mujer amada. De curvas está hecho todo el Universo”, decía.
A la pregunta de cual es el papel de la arquitectura en el siglo XXI, responde: “el papel del arquitecto será luchar por un mundo mejor, donde pueda hacer una arquitectura que sirva a todos y no sólo a un grupo de hombres privilegiados”.


Frank O. Gerhy: Este arquitecto es conocido por las innovadoras y peculiares formas de los edificios que diseña.
Una de sus obras maestras es el Museo Guggenheim de Bilbao, donde se destacan las formas retorcidas y curvas deformadas por exteriores de titanio que le dan una forma  de arquitectura orgánica característica.
Los edificios de Gehry se caracterizan por su énfasis de las características de los lugares en que son construidos. El arquitecto usa constantemente metal, piedra y agua.
Gehry considera que la arquitectura es un arte, en el sentido de que una vez terminado un edificio, éste debe ser una obra de arte, como si fuese una escultura. 





MAS INFORMACION EN:

http://www.altonivel.com.mx/arquitectura-organica-armonia-entre-construccion-y-naturaleza.html

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