Hoy quiero hablaros de una reciente experiencia en la que se han conjugado de una manera singular las políticas de vivienda y de renovación urbana con la conservación y de puesta en valor del patrimonio arqueológico... Una combinación difícil que, generalmente aunque no en este caso, se salda en perjuicio de la memoria histórica y de la cultura.
Me estoy refiriendo a una operación de reforma urbana en el distrito de San Miguel, en la ciudad de Lima (Perú), en los terrenos que en su día albergaron la Feria Internacional del Pacífico, en los que languidecían año tras años los restos de la Huaca Huantinamarca, un espacio sagrado reliquia del pasado preincaico peruano. Y en ella, de manera ejemplar, se han conjugado felizmente las tres necesidades que allí concurrían: en primer lugar las relacionadas con la recuperación de los restos arqueológicos; en segundo lugar resolver dignamente su integración urbana; y en tercer lugar hacer viable una operación de renovación urbana viable a todos los niveles. Es decir, la feliz conjunción de todas las necesidades presentes (patrimoniales, urbanísticas y empresariales), en contra de lo habitual ya que el contexto socioeconómico, legal y social actual suele ser de gran liberalidad y de ínfimo aprecio a la armonía urbana.
Me estoy refiriendo a una operación de reforma urbana en el distrito de San Miguel, en la ciudad de Lima (Perú), en los terrenos que en su día albergaron la Feria Internacional del Pacífico, en los que languidecían año tras años los restos de la Huaca Huantinamarca, un espacio sagrado reliquia del pasado preincaico peruano. Y en ella, de manera ejemplar, se han conjugado felizmente las tres necesidades que allí concurrían: en primer lugar las relacionadas con la recuperación de los restos arqueológicos; en segundo lugar resolver dignamente su integración urbana; y en tercer lugar hacer viable una operación de renovación urbana viable a todos los niveles. Es decir, la feliz conjunción de todas las necesidades presentes (patrimoniales, urbanísticas y empresariales), en contra de lo habitual ya que el contexto socioeconómico, legal y social actual suele ser de gran liberalidad y de ínfimo aprecio a la armonía urbana.
El alcalde del distrito de San Miguel, Salvador Heresi, ha querido resaltar las cuestiones identitarias del proyecto: “El proyecto, qué duda cabe, permite ese nivel de compromiso entre el vecino y el monumento arqueológico. El ejemplo diario del espacio público alrededor de la huaca como punto de referencia y factor de identidad no solo de los vecinos de “Parques de la Huaca”, sino de todos los samiguelinos, resulta un atractivo que merece destacarse.”
Hoy estamos en condiciones de decir que “Parques de la Hueca” no es solo una magnífica promoción inmobiliaria que facilita el acceso a una nueva vivienda de calidad a mas de tres mil familias, sino que simboliza nuestra experiencia como grupo constructor y a la vez nuestra capacidad de entender y valorar la rica trayectoria cultural del Perú.”.
Y según su criterio el secreto ha residido en la combinación feliz de tres ingredientes: "cariño a ese patrimonio y a cuanto significa en las raíces del pueblo peruano; esmero en la busca y recuperación de los restos que se pudieron salvar de la acción humana y del paso del tiempo, y esfuerzo económico para buscar exclusivamente la rentabilidad cultural y profundamente emotiva del proyecto".
Y otro de los agentes esenciales en este feliz proceso, el arqueólogo Luis Felipe Villacorta, resalta una de las cuestiones esenciales desde mi punto de vista: "el proyecto tuvo desde el principio una visión, un derrotero claramente trazado en cuanto al futuro del monumento y al tol protagónico que se le había reservado como parte del proceso de reconversión urbana en el que está integrado. De allí el nombre de “Parques de la Huaca".
“No resulta exagerado decir ahora que todo es nuevo en este antiguo monumento: el parque público que lo acoge, los ilustrativos paneles que informan a los visitantes sobre su historia, el amable cerco de los eucaliptos, el nuevo conocimiento de su pasado revelado por la arqueología, los cuentos de estrenados departamentos que lo rodean y los miles de nuevos vecinos que albergan. Si los monumentos forman también su entorno, pues nada más urbano que el nuevo paisaje de Huantinamarca con la huaca como el centro de este espacio. Gracias a la visión del proyecto, a su planificación y a su fiel ejecución, entendemos que los monumentos arqueológicos no son símbolos del pasado sino del presente.”
En definitiva, con este artículo os traslado mi felicitación y mi reconocimiento al reto de las autoridades locales por demandar que un proyecto que cualificase a la ciudad y que generase un entorno armónico; a la responsabilidad social de la empresa promotora que ha sabido armonizar inversión y rentabilidad con la investigación y la promoción del patrimonio cultural; y al trabajo comprometido y coordinado de arquitectos, ingenieros, arqueólogos, restauradores, historiadores, operarios... cuyas tareas de diseño, documentación, investigación, autorización administrativa, restauración y ejecución se han llevado, además, en apenas algo más de dos años.
Como podéis apreciar, se trata en definitiva actuación ejemplar que debe engrosar nuestro catálogo particular de buenas prácticas para la construcción de Ciudades Comprometidas.
Juan Carlos García de los Reyes,
Juan Carlos García de los Reyes,
arquitecto y urbanista,
director de GRarquitectos
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