Atardecer?
Manto en hilos de oro, que se tejen bajo el cielo, en donde al relajarme escucho, miro y admiro la briza de sucesos, momentos de duelo, además risas entre el viento, camino embriagada de dicha, me siento sobre la piedra a enmarcar con mi mirada sus caricias. Regreso cada dia a sus antiguas calles, camino despabilada, tranquila y segura, con una constante dicha que desencadena solo besos, nada de furia.
El pasado se guarda detrás de sus nubes desembocando cada dia miles de rebosados abrazos, se entrelasa en las figuras humanas y emana la empatia total de su luminosidad. Mientras desfila permite el albergue mental de cientos de cosas ardientes fuera de control, egos inflados, proceres homenajeados durante el tiempo, abraza y llora en nuestro lecho, mientras sonrie en la lejania, quemando u observando a miles y cientos dar sus ultimos suspiros en sus momentos de viejos, achaques e iras.
Escucho canta soprano el fuego en su cercania, durmiendo en la profundidad del cielo mientras despierta el concierto de campanas, que yase en el nido del que a él lo ilumina. Queda suspendida en el osono tanta dicha y juega en los reflejos del charco tanta vida, toma fotografias movedisas al asote de un pie pequeño corriendo entre la compañía de cubiertas y riachuelos, el juego de alcanzar su brillo con la pupila cristalina, entra por vanos al escape de las sombras para desalojar al desierto en lineas de los muros ya resueltos, aquella oscuridad apagada es una voz ensendida, en donde hace turismo en la noche y deslumbra de dia, empujado por la neblina corre colina arriba y deja en una estela de fervor a Popayán teniña de su fuerte anilina en su constante calor.
Promuevo la bienvenida a ver desde la lejania, un despertar y dormir de un solo dia, en donde una mirada perdida se llena de aquella luz que rebosa ardida nuestro interior dormido en la magia de esa inmensa dicha de lograr cautivar y arrebatar cientos de suspiros ante su forma y compasión.
Ofrezco un 2x1, una oportunidad para expresarle a un dia de estos el regalar un instante, solo un giro, ese segundo que puede perderce al emanar en medio de los labios neblina amarga y desaprovechar el sueño despierto de un atardecer tan grande en donde refleja el carisma natural cantante del silencio y dibuja la silueta de lo que en parajes variados lo enmarcan y resaltan como lampara aventurera, un safari a galope de una fotografia que contrasta su magestuosidad con tinta blanca colonial.
Ésta, mi pluma de siempre,
Hoy relata un sentimiento más puro y constante,
Desde que el amanecer lo mueve
Desde que una sonrisa lo inspira a pasear.
Aquella pompa,
Tiene una sazón precisa
Desde que su galanteo eterno
La sustenta y justifica.
Aquellos infinitos años de dominio
Responden a imponencia y jerarquia
Desde que su belleza confunde
El paraiso con la fantasia.
…Un atardecer en Popayán, el mejor papel regalo para envolver una vida, una sonrisa, una tarde junto a ti o junto a él. Miles de conceptos entre la acuarela del horizonte, entre un allá que se despide al anochecer, para volver a correr el telón en la mañana siguiente con el aplauso de las aves.
Con mucho cariño una fracción lo mejor de mi ciudad a nivel nacional, para APUNTES DE ARQUITECTURA.
Con mucho cariño una fracción lo mejor de mi ciudad a nivel nacional, para APUNTES DE ARQUITECTURA.
MARIA CECILIA CORONADO JIMENEZ
Arquitecta de 27 años, oriunda de Popayán-Cauca Colombia, autora de diversos poemas publicados en el periódico EL LIBERAL, revista Trazos y en un catalogo de cocina Caucana, realizado por el SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE (SENA) de su ciudad natal; ha realizado estudios sobre Gestión de Calidad y Pedagogía. Actualmente es miembro activo de la SOCIEDAD COLOMBIANA DE ARQUITECTOS REGIONAL CAUCA (S.C.A) y estudiante de FORMULACION DE PROYECTOS.
Interesante artículo, poesía y arquitectura. Con las dos, deja verse la belleza de Popayán.
ResponderEliminarinteresante....
ResponderEliminarla belleza de Popayán....
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