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15 noviembre 2010

Lima, una barriada global con fragmentos de ciudad consolidada, Entrevista al Dr. Wiley Ludeña - Arq. Doraliza Olivera

.Publicado en la Revista de IDEELE, Nro. 202, Octubre 2010.


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Ésta es la visión del urbanista y arquitecto que ve, con una extraña mezcla de impotencia y esperanza, cómo Lima es zarandeada por todos, a veces con buenas intenciones pero con una clamorosa falta de sentido común, por no hablar de los desatinos arquitectónicos y estéticos.


—Lima cambia a pasos agigantados. Los especialistas, al referirse a la urbanización del litoral sur, hablan de una suburbanización tribalizada de la ciudad.
—Esta Lima de inicios del siglo XXI se acerca ahora a la imagen de una “global barriada” con algunos fragmentos de ciudad consolidada y arquitecturas de buen diseño. Todo ello en medio de un cuestionable proceso de desregulación normativa.


—¿Se refiere a la ley 29090, de habilitaciones urbanas y edificaciones?
—Sí. Bajo la coartada de “crear empleo”, esa ley cuestionable nos remite a lo peor de la ciudad liberal de pestes y carbón del siglo XIX. Si antes de la ley cerca del 50% de la ciudad se construía de manera informal, con esta norma el 90% de la ciudad se construirá de la misma manera, solo que con el ropaje de la formalidad ilusiva.



—Hay un boom de edificios multifamiliares. ¿Qué impacto tienen en la transformación de la ciudad?
—Mucho. La proliferación de multifamiliares y edificios de altura representa uno de los signos más visibles de la dramática transformación de Lima. Estamos ante un segundo ciclo histórico de densificación urbana.


—¿Pero es un fenómeno positivo?
—Ésta es la era de los megaproyectos como el de Collique o la avenida Argentina. Se registra una vuelta inexplicable al diseño de los años 40, sin asumir los fundamentos contemporáneos del diseño urbanístico ecológicamente sostenible. Se levantan conjuntos de viviendas “condomizados”, renuentes a hacer ciudad para todos, con déficits de áreas verdes y una discutible calidad en su construcción. Son una especie de crónica de un desastre anunciado.


El actual proceso de verticalización de Lima se produce en medio de una especie de “esquizofrenia morfológica”: se construye una ciudad vertical de viviendas colectivas sobre la base de un primer piso urbano planificado para usos de lote de vivienda individual, con veredas y anchos de calle calculados para lotes individuales.



—¿Y los grandes centros comerciales?
—Toda ciudad requiere de ellos. La experiencia internacional demuestra que pueden construirse grandes centros comerciales en medio de la ciudad, solo que no deben circundarse de enormes playas de estacionamiento, ni se conciben como “cajas de zapatos” cerradas y autorreferenciales. En otras ciudades se plantean como arquitecturas que hacen vereda y calle, como espacios públicos de vida dinámica. En Lima, los incandescentes nuevos centros comerciales se han convertido en el nuevo y excluyente eje de desarrollo, y esto empobrece la calidad de vida urbana. Lima cambia para no cambiar.


—No todas las ciudades cuentan con un centro histórico. ¿Las que lo tienen ofrecen mayor interés para el visitante?
—Claro, son ciudades con una historia densa y compleja y, por lo tanto, ofrecen una experiencia urbana estimulante. En Lima, la noción de centro histórico se hace realidad solo a partir de los años sesenta del siglo pasado. Es un indiscutible valor agregado de la ciudad. Gran parte de la personalidad de Lima reside en ese centro histórico que para algunos es pesadilla y para otros paraíso potencial.


—¿A escala urbanística y empresarial, el centro de Lima está mejorando?
—Todos los expertos en el tema coinciden en que lo que ha acontecido con el centro histórico es un auténtico milagro limeño. A fines de los 80, en medio de los coche-bomba y los casi 20 mil ambulantes saturando las calles e intersticios, todos creímos que el destino del centro era su propia implosión y cancelación urbana. No tenía ningún futuro, a pesar de su declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1991. El gran mérito de Alberto Andrade fue revertir esta tendencia al convertirlo en objeto de voluntad política y cultural. Desde entonces, los cambios en el centro han sido desiguales en calidad e impacto.



—¿Qué políticas y planes están detrás de las obras que se realizan en el centro histórico?
—Es que no hay políticas. Lo que existe es un mercado de inversiones especulativas que apuesta por la mayor desregulación y por la expulsión de los pasivos históricos del centro, es decir, los callejones, conventillos y población pobre. Y junto a él se observa un desenfadado populismo cultural y urbanístico inmerso en la lógica posmoderna de la llamada sociedad del espectáculo y la privatización de la vida urbana. El caso del Parque de la Reserva es un típico ejemplo de esta nueva situación. 


—Entonces, ¿cuáles serían las alternativas de solución?
—A juzgar por la experiencia internacional, no hay muchas. O apostamos por un centro histórico “boutiquizado”, “musealizado”, para un turista de altos ingresos y residencia de la bohemia elitizada que traerá la expulsión o acorralamiento de los bolsones de miseria (Monserrate, Barrios Altos y parte del Rímac), o apostamos por un centro histórico vivo, integrador, inclusivo de todos los habitantes y arquitecturas. Todos sabemos que esta segunda alternativa es la base de experiencias tan exitosas como la de Quito. El gran capital tiene que entender que la única manera de hacer sostenible su búsqueda de rentabilidad en el centro pasa, aunque no lo parezca, por la apuesta por un centro inclusivo, diverso y popular, en el que se preserve la identidad histórica de todo el paisaje y la sustancia urbana heredada. Todo el boom de los centros comerciales y otros desatinos arquitectónicos y viales van en la dirección contraria. 


EL QUE YA FUE


—No se puede negar que algunas obras, como las escaleras del ex alcalde Castañeda, han tenido la aprobación de los pobladores.
—Las famosas “escaleras” son importantes por su capacidad de articular y unir espacios inaccesibles; son ejes de circulación, pero no auténticos espacios públicos de encuentro comunal. En muchos casos se trata de intervenciones con un efecto social importante, pero que han sido resueltas con insolvencia proyectual y falta de sentido común.




—Están las plazas y parques renovados. ¿Qué opina del Parque de la Muralla?
—Estas intervenciones se han resuelto como espacios insulsamente autocelebratorios, con un diseño impregnado de clichés figurativos, acumulación esquemática de objetos, retórica visual efectista y de fácil ecologismo. El espacio público aparece como un recurso de marketing y de posicionamiento político.


—Aun así, ha habido un esfuerzo importante en materia de recuperación y ampliación de los espacios públicos de la ciudad.
—Sí, el problema es que para Castañeda el espacio público es la plaza, el parque, el jardín, cuando el principal espacio público es la propia ciudad. Las calles y las aceras deberían ser el espacio público más importante para construir una dimensión humana de la ciudad; son sus órganos más vitales. Cuando las calles ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste. Lo que ocurre en Lima es que con el crecimiento explosivo del parque automotor las calles se ensanchan y las veredas se angostan o desaparecen, y algunos parques o plazas se convierten en playas de estacionamiento.


—¿Y en cuanto a los planes específicos de Castañeda para transformar el centro histórico de Lima?
—Lima está perdiendo una oportunidad histórica de convertirse en un espacio de vanguardia en cuanto a transformaciones urbanísticas y arquitectónicas. En lugar de abrir la ciudad y sus megaproyectos a los concursos internacionales, la Administración de Castañeda prefirió los encargos a dedo, cerrados y crípticos. Se habría evitado así estropicios urbanísticos como la desperdiciada arquitectura de la Estación Central, que se parece a un supermercado subterráneo.




—Tampoco se ha tenido cuidado con preservar el estilo de la ciudad, o lo poco que quedaba de ella.
—Ése es un punto interesante, porque se han destruido los pocos signos que le quedaban a aquella Lima neobarroca hoy convertida en vías expresas y parques-espectáculo sin noción de conservación del patrimonio urbanístico preexistente.


CIUDAD DE S




¿Los planes presentados por las dos candidatas a la alcaldía de Lima representan diferentes nociones de ciudad?
El debate se centró en el registro de obras  y no en las nociones estructurales de ciudad. La ciudad es más que su dimensión físico-espacial: es una auténtica sociedad que registra todas las dimensiones de existencia del país.


“Hacer de Lima una ciudad atractiva para las inversiones” fue la consigna de Lourdes Flores que por omisión refleja lo que ella se propuso para la ciudad. Si la invocación fuera “hacer de Lima una ciudad atractiva para sus ciudadanos”, la lógica de las prioridades revelaría una dirección diametralmente opuesta. Teóricamente esta segunda intención es la que le da contenido al plan de gobierno de Susana Villarán. Por otro lado, como la experiencia mundial así lo registra, una ciudad que se hace atractiva para los ciudadanos termina siéndolo también para los inversionistas.




¿Cuáles son las tareas para Susana Villarán?
Creo que son básicamente dos: Por un lado, iniciar el desmontaje de todo el sistema creado por el reajuste neoliberal y neopopulista en materia de gestión y producción de la ciudad. Y por otro, crear las bases de aquella ciudad posliberal identificada con los fundamentos de la Soziale Stadt democrática, inclusiva y sostenible desde el punto de vista social, económico y ambiental. Una ciudad para los ciudadanos.


Wiley Ludeña Urquizo
Arquitecto, Profesor universitario, doctor en urbanismo (Universidad Técnica de Hamburgo) Considerado por muchos como el investigador urbano más importante del Perú. Pionero en la construcción de una historia del paisajismo peruano, ha publicado 8 libros y más de 200 artículos sobre arquitectura, ciudad y paisajismo en publicaciones profesionales y científicas. Es profesor visitante en diversas universidades del Perú, América Latina y Europa
Doraliza Olivera Mendoza
Arquitecta, Docente de la Universidad Ricardo Palma, Estudios de Maestría en Renovación Urbana UNI FAUA, Directora Colegiada de la Revista Digital Apuntes de Arquitectura, Editora del Boletín CAP Regional Lima. Editora de la Revista Urbes.




Esta entrevista fué publicada en la Revista de IDEELE, Nro. 202, Octubre 2010.



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